La Asamblea de las Mujeres, de Aristófanes

Ed. Cátedra
col. Clásicos Universales
Madrid

El sólo sugerir que se lean los clásicos a toda costa (por lo menos, ciertos clásicos), es una pretensión de intelectualidad insoportable, o bien un ejercicio que se asemeja a esa enemiga de la lectura, como es el texto obligatorio en los programas escolares, y que tanto ha hecho para alejar, a veces definitivamente, al público de los libros.
De modo que no voy ni siquiera a sugerir que esta comedia tenga que ser leída. Adquieran ustedes su bagaje cultural como les plazca; un día, descubrirán (o ya lo han hecho) que Shakespeare no es tan plomo como el profesor de secundaria parecía insinuar; y después, tal vez, les entre la duda de si leer o no los clásicos griegos y latinos. Cuando lleguen a este punto, adelante, léanlos. Y si no lo hacen, no se preocupen. No se lo echaré en cara.
Si les digo que Golfus de Roma (una película y musical desternillante) es una trasposición de El Militar Fanfarrón, de Plauto, nos acercaremos a lo que quiero decirles sobre los clásicos en general y sobre la obra de Aristófanes en particular. Porque la Asamblea... es una comedia divertidísima. A poco que un director trabaje la escenografía, deje de lado los esnobismos de representarla en griego antiguo, en verso y con la solemnidad que a veces, erróneamente, se toma por lealtad al espíritu del autor, esta es una farsa que proporcionaría grandes momentos, seguro que mejores que algunas comedias que se representan y se filman en la actualidad.
¿El argumento? Simple: las mujeres de Atenas, hartas de que la política esté en manos de los zánganos de sus maridos y padres, toman el poder acudiendo disfrazados a la Asamblea. A partir de ahí, las situaciones y los ridículos se suceden. Si esta trama les parece moderna, no se engañen. En realidad somos nosotros los antiguos.
Y, para aquellos que creen que los clásicos no sirven para nada y son un peñazo, un mínimo ejemplo: ¿Recuerdan ustedes aquella famosa escena de La Vida de Brian en la que las mujeres acuden a la lapidación, ataviadas con barbas postizas y disimulando la voz? Pues esa escena, no igual pero sí muy similar, está presente en la Asamblea de las Mujeres. Puede ser casualidad, pero unos tipos como los Monty Python, que han analizado y pasado por todos los tipos de comedia, es más que posible que hayan sabido reconocer la punta de comicidad del viejo Aristófanes, y aprovecharse de ella. Como no podía ser de otra manera.

btemplates

8 comentarios:

RebecaTz dijo...

Esta no la he leído pero no te puedes perder Las Nubes. Una gozada, te lo garantizo. :)

Lluís Salvador dijo...

Gracias, Andrómeda, tomo nota.
Hasta pronto.

Anónimo dijo...

La representaron en teatro hace relativamente poco separando a los espectadores hombres de mujeres para crear más clima teatral. No creo que a ningún clásico le haga falta nada de éso.

Magda

(tengo dificultades con la contraseña, cosa que no me ocurría el otro día, por éso lo pongo anónimo con mi nombre)

Lluís Salvador dijo...

Hola, Magda:
A ningún clásico le suele hacer falta nada, salvo una buena dicción y una dosis de respeto por el original. El resto, como decían los clásicos, es artificio y purpurina.
Un saludo.

Wend0sfera dijo...

jaja, ironcamente llege a este blog a causa de una tarea escolar dejada por un profesor snob con alardes de grandeza y deseos frustrados de ser escritor,
efectivamente es uan buena obra [almenos la vercion univercitaria y de bajo presupuesto qeu llege a ver me dio bastante gracia]
respecto a la lectura obligada, me obligaron a leer "la busqueda" [odio lso libros de autoayda ] pero al mismo tiempo tambn el clasico escolar de "etica para amdor"
en fin , me agrado tu blog,
[y perdona por el comentario pretencioso , faltas de ortografia y demas notas claras que denotan mi adolecencia, ]

Lluís Salvador dijo...

Hola, Wend0sfera:
Para nada pretencioso, sino muy ajustado a la realidad. Mira, yo suspendí literatura. Y si los profesores no consiguieron su objetivo (que sospecho era hacerme odiar los libros) fue porque los libros eran amigos mío ya antes de que interviniesen con sus tonterías.
Bueno, Ética para Amador no está mal... (comparto tu odio por los libros de autoayuda).
Y fíjate en una cosa que dices: si una versión universitaria y de bajo presupuesto ya te hizo gracia, quiere decir que esa obra tiene alguna cosa que nadie puede ahogar así como así. Con los clásicos hay que tener mucha paciencia. Pero en su mayoría, por lo menos los que han perdurado con fama y prestigio, merecen la pena. Un Shakespeare bien representado es algo único. Y mal representado, no es único, pero se nota la mano del maestro.
Pero (y ahí vienen los pedantes o esnobs), cuando te obligan a destripar esas obras emocionantes para encontrar quién sabe qué vísceras o a veces tonterías (las clases sociales en el Rey Lear, por ejemplo. ¿A quién le importa eso en una obra que es pura emoción?), entonces se tuercen las cosas en las aulas. No me extraña que haya estudiantes que no vuelvan a tocar un libro en su vida.
Y respecto a las faltas, nadie nace enseñado. E inquietudes ya tienes, de modo que tú mismo irás escribiendo mejor. En cualquier caso, aquí no miro eso, precisamente porque nadie nace enseñado.
Un saludo!

genaro_tolosa@hotmail.com dijo...

¡Muy de acuerdo!... nosotros somos los antigüos comparados con el genio humorístico de este comediógrafo incomparable... sus comedias de seguro hacían reír a carcajadas desde al ateniense más inteligente hasta al menos ilustrado... jugaba como pocos con el lenguaje y con toda temática habida y por haber... lástima que al traducir sus obras se pierda todo su juego con las palabras y contexto histórico... link de interés para quien este interesado en estudiar más a fondo a Aristófanes:
http://interclassica.um.es/investigacion/monografias/la_lengua_coloquial_de_la_comedia_aristofanica/(ver)/1

Lluís Salvador dijo...

Hola, Genaro:
Bienvenido a este blog.
Y gracias por el comentario y por el enlace. Acabo de entrar en él y me parece genial su contenido, y el hecho de que alguien ponga esos instrumentos al alcance de todos.
Y respecto a Aristófanes, y a losclásicos en general, reiterar lo dicho. Hay que suspender la incredulidad momentáneamente (y muy poco) para entrar en los clásicos, pero en principio no tendría que ser eso más difícil que para ver, por ejemplo, El Señor de los Anillos o El Silencio de los Corderos. Y una vez hecho, esos clásicos se convierten en obras inmensas, un descubrimiento para los que no las conocen y un gozo para los que las revisitan. Acabo de releer el Miles Gloriosus, por ejemplo, y me he vuelto a reír a carcajadas...
Un cordial saludo, y gracias de nuevo!