Los Siete Magníficos, de John Sturges

SESIÓN MATINAL 

(The Magnificent Seven); 1960

Director: John Sturges; Guión: William Roberts; Intérpretes: Yul Brynner (Chris Larabee Adams), Steve McQueen (Vin Tanner), Robert Vaughn (Lee), James Coburn (Britt), Charles Bronson (Bernardo O'Reilly), Horst Buchholz (Chico), Eli Walach (Calvera), Brad Dexter (Harry Luck), Vladimir Sokoloff (Viejo), Rosenda Monteros (Petra); Dir. de fotografía: Charles Lang, Jr.; Música: Elmer Bernstein.

Que hay cosas que rozan tanto la perfección que se convierten en arquetipos, en leyendas que se transmiten de generación en generación es algo que se descubrió hace tiempo, sobre todo mirando los clásicos. Sin embargo, que las nuevas formas de arte den estas obras, y sobre todo que las den en géneros poco "respetables", es más inusual. Estoy hablando de Los Siete Samurais, de la cual es hija esta Los Siete Magníficos.
Precisamente su carácter arquetípico, de épica inmortal, se descubre cuando trasladada a otro ambiente y a otra cultura, la idea básica resiste no sólo el cambio, sino que puede adquirir una nueva dimensión, particular para cada variación temática. Así, el joven e inexperto samurai que alcanzaba la gloria en la versión de Kurosawa, en la de Sturges lo que alcanza es la madurez. Por ejemplo. Pero el fondo, la idea, es la misma: siete guerreros que son contratados por un pueblo asolado una y otra vez por los bandidos para que les defiendan, pagando con las míseras ganancias de lo que obtienen cultivando la tierra.
Es evidente que aunque el original japonés fuera una obra maestra, esto no garantizaba nada en su traslado al western. Hay muchas formas de hacer mal las cosas. Pero Sturges se muestra capaz en esta película, y si no alcanza la excelencia es porque tiene el buen juicio de, en caso de duda, reproducir las tomas de Kurosawa en sus propias escenas. Lo que representa un acierto completo es el elenco: Brynner, McQueen, Coburn y Bronson están inmensos, gigantes en sus personajes; Vaughn aporta algo de pathos a la figura del pistolero a sueldo, y el impagable y nunca bien ponderado Eli Walach compone un malvado realmente odioso. Y, por si fuera poco, Elmer Bernstein compuso una banda sonora que ha pasado a la historia.
Se puede ver sola o con la versión de Kurosawa, se puede estudiar o verla por disfrute, pero Los Siete Magníficos no cansa jamás.

Tráiler:

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