El Último Hurra, de John Ford
SESIÓN MATINAL
(The Last Hurrah); 1958
Director: John Ford; Guión: Frank Nugent basado en la novela de Edwin O'Connor; Intérpretes: Spencer Tracy (Alcalde Frank Skeffington), Jeffrey Hunter (Adam Caulfield), Dianne Foster (Maeve Caulfield), Pat O'Brien (John Gorman), Basil Rathbone (Norman Cass Sr.), Edward Brophy ("Ditto" Boland), Donald Crisp (Cardenal Martin Burke), James Gleason ("Cuke" Gillen), John Carradine (Amos Force), Ricardo Cortez (Sam Weinberg), Wallace Ford (Charles J. Hennessey), Frank McHugh (Festus Garvey), Frank Albertson (Jack Mangan), Anna Lee (Gert Minihan), Jane Darwell (Delia Boylan), Willis Bouchey (Roger Sugrue), Basil Ruysdael (Obispo Gardner); Dir. de fotografía: Charles Lawton Jr.
Frank Skeffington, interpretado por Spencer Tracy, se presenta para un quinto mandato a la alcaldía de una ciudad de Nueva Inglaterra. Skeffington es un político de casta, cínico, clientelista y adepto a las pequeñas corruptelas, y sin embargo un hombre muy apreciado en su comunidad, bien por el clientelismo del que ha hecho gala durante su carrera política, bien porque su humanidad es auténtica. Lo que podríamos denominar hoy en día un político populista, marrullero en las elecciones pero por otra parte fundamentalmente honesto.
John Ford eligió dirigir esta película sin demasiadas concesiones, y así el retrato que hace Tracy del político es tan imparcial como para producir rechazo por alguno de sus métodos como capaz de general afecto por el personaje, unos sentimientos compartidos incluso por sus rivales.
Lo que hace grande a esta película no es que muestre los entresijos de la política o que sea una denuncia de sus métodos, sino, como acostumbran muchas de las películas de John Ford, que muestra las flaquezas humanas acompañadas también de sus pequeñas grandezas, las pequeñas cosas de la vida, en suma, antes que la gran historia. El espectador no creo que se plantee si ese tipo de políticos resultaría deseable en su ciudad o no, sino reconocer en él a un ser humano falible y sin embargo genial.
A ello contribuye una serie de grandes interpretaciones por parte de un elenco de viejas y grandes glorias del cine, reunidas aquí como en una antología de la pantalla: los O'Brien, rathbone, Brophy, Crisp, Gleason, Carradine, Cortez o Wallace Ford, encabezados por Spencer Tracy, por supuesto (el papel se le había ofrecido a Orson Welles, pero su agente lo rechazó, para disgusto del actor).
Un gran guión, una dirección tan excelente como la que acostumbra el mejor director de todos los tiempos y estas interpretaciones hacen de esta película una experiencia más que memorable.
Tráiler:
2 comentarios:
Esta me la apunto. Gracias Lluís.
Hola, Siana:
No te defraudará. De hecho, es difícil que un John Ford defraude. Incluso en sus películas "flojas", yo le permito todo. Pero esta no es floja en absoluto.
Un saludo!
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