El Último Demonio, de Isaac Bashevis Singer
El Premio Nobel de literatura Isaac Bashevis Singer, único escritor yiddish que ha alcanzado tal galardón, es poco conocido en España, por razones que se me escapan. Una lástima, porque sus relatos, aparte de reflejar las tradiciones, sí, pero también los usos y costumbres de la comunidad judía en centroeuropa, acostumbran a tener un fondo de ironía, cuando no de humor declarado, que los hacen particularmente gratos.
En el caso de El Último Demonio esto es palmario desde el mismo inicio:
«El infraescrito, demonio, da fe de que ya no quedan demonios. ¿Para qué más, si el hombre de por sí es un demonio? ¿De qué sirve persuadir a hacer el mal a alguien que ya está convencido? Yo soy el último de los persuasores. Vivo en un ático, en Tishevitz, y obtengo mi sustento de un libro de cuentos yiddish, un remanente de los días que precedieron a la gran catástrofe. Las historietas del libro son puras paparruchas, pero las letras hebreas tienen peso propio. Demás está decirles que soy judío. ¿Qué otra cosa podría ser? ¿Un gentil? He oído decir que hay demonios gentiles, pero no conozco ninguno ni quiero conocerlos. Jacob y Esaú nunca podrán ser parientes políticos.
»Yo vine aquí desde Lublin. Tishevitz es una aldea olvidada de Dios, en la que Adán no se detuvo ni a hacer pis. Es tan pequeña que cuando pasa un carruaje, el caballo está en la plaza del mercado y las ruedas traseras aún no han llegado a la barrera de peaje.»
¿Y para qué han enviado a un tentador a este pueblecito perdido de la mano de Dios? Bueno, entre los diablos hay rencillas, nos aclara el protagonista de la historia. Pero también, en este pueblo, hay un joven rabino que «aún no llega a los treinta, pero está atiborrado de conocimientos y se sabe de memoria los treinta y seis tratados del Talmud. Es el máximo cabalista de Polonia, ayuna lunes y viernes y realiza las abluciones rituales cuando el agua está helada. No permitiría que uno de nosotros le dirija la palabra. Y encima tiene una mujer guapa, ¿no es realmente el colmo? ¿Con qué podríamos tentarle?»
Y así, la historia se desarrolla en los intentos de tentar a este hombre santo por parte del diablillo. Y de su fracaso, por descontado.
Esta historia divertida es no sólo una adecuada combinación de trama humorística moderna con las tradiciones antiguas de las leyendas, sino un pequeño ejercicio de filosofía histórica, muy sutil, sobre el Holocausto. El diablo es el último, y pervive del pasado, pero lo es porque ya no se necesitan diablos en la tierra. Pero hay más. Es también el último porque ya no hay judíos en esa tierra. «Lo he visto todo: la destrucción de Tishevitz, la destrucción de Polonia. Ya no quedan judíos ni demonios. Las mujeres ya no vierten agua la noche del solsticio invernal. Ya no evitan dar cosas en números pares ni llaman por la mañana a la antecámara de la sinagoga. Tampoco nos previenen antes de vaciar los cubos de agua sucia. El rabino fue martirizado un viernes del mes de Nisán. La comunidad entera fue sacrificada, los libros sagrados reducidos a cenizas y el cementerio profanado. [...] Ya no hay necesidad de demonios. Nosotros también hemos sido aniquilados. Yo soy el último: un refugiado. Puedo ir adonde me plazca, aunque ¿adónde puede ir un demonio como yo? ¿Al lado de los asesinos?»
Los relatos de Singer son así, capaces de llevar muchas cosas encima y explicarlas como quien relata una historia cotidiana, con buenas dosis de humor incluso a costa de los propios judíos, ya no digamos al respecto del resto del mundo; pequeñas joyas narrativas que son un auténtico descubrimiento para el lector no avisado.
[Una nota al respecto del idioma. Por desgracia, la mayoría de traducciones al castellano, si no todas, proceden de la traducción del yiddish al inglés. En este caso, la traducción al inglés fue revisada por el propio Singer, lo cual da ciertas garantías, pero es una lástima que, tal vez por pura inexistencia de traductores cualificados, tengamos que penar con traducciones de una traducción. Pero es lo que hay.]
(The Last Demon)
En Una Boda en Brownsville (Short Friday)
Ed. Bruguera, col. Club
Barcelona, 1981 [1963]
2 comentarios:
Descubrí a este autor a principios de este año con "La familia Moskat" y reconozco que me encantó. Ya tengo varios textos suyos para leer más adelante.
Trataré de leer este también, que por lo que comentas creo que me gustará.
No eres el primero al que leo buenos comentarios de un cuento de Singer, por lo visto era excelente narrador de relatos.
Un saludo.
Hola, Lola:
Nunca me ha defraudado Singer. He publicado la reseña de este relato porque es uno de los más divertidos y antologizados, y porque consigue lo que pretende en un brevísimo espacio de páginas, pero cualquiera de los otros hubiera sido adecuado para comentar.
Por ejemplo, "Yentl". Sí, dejando aparte lo que Barbra Streisand hiciera con él en el cine, la historia original es suya, y hay que reconocer que la potencia es extrema. Esa combinación de tradición judía pero confrontada a una mentalidad moderna (a la necesidad de adaptarse a un mundo moderno) es una de las marcas de fábrica de Singer, y uno de sus mejores recursos.
Un saludo!
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