Jazz Porque Sí: Thelonious Monk 1955
Continuando con el repaso a la discografía del genial Thelonious Monk, recuperamos lo que quedaba por escuchar de esa extraña sesión en la que Monk colaboraba con Miles Davis y que se emitió en el programa anterior de la serie. Recuerden: Monk al piano, Miles Davis a la trompeta, Milt Jackson al vibráfono, Percy Heath al contrabajo y Kenny Clarke a la baería. Nos quedan por escuchar un tema en dos tomas, Tle Man I Love. La primera toma, con discusión incluida, que el Cifu, como siempre, les explicará en detalle. Pero, discusiones o no discusiones, una ejecución ejemplar; la segunda, ya sin interrupciones verbales, es igualmente maestra, pero tiene una pequeña anécdota que podrán escuchar ustedes mismos.
Entonces pasaremos a un tema grabado en una jam session, 'Round About Midnight; tema de Monk, por supuesto, pero con una interpretación antológica a la trompeta de Miles Davis. Y cuando digo antológica no es por calificar: realmente ha pasado a ser uno de esos solos que se estudian y se editan una y otra vez. Complementan a Monk y a Davis Percy Heath al contrabajo y Connie Kay a la batería.
Después volveremos al estudio para escuchar una de las grabaciones más famosas de Thelonious Monk, aquella en la que el genio moderno del jazz interpretaba temas de Duke Ellington. A trío, con Monk al piano, el gran, grandísimo contrabajista Oscar Pettiford y de nuevo Kenny Clarke a la batería, destaca por una parte el paso de la música ellingtoniana al universo de Monk, un cambio que es atrayente y estimulante, y por otra el respeto que Monk siente por esa música, y que se deja traslucir en su interpretación; no renuncia para nada a su estilo, pero el universo musical de Ellington está presente. Son versiones, "lunares" (o lunáticas, como gusten), pero no perversiones. Así, escucharán un sugerente, por conocido y desconocido en su reinterpretación, It Don't Mean a Thing, Sophisticated Lady y un I Got It Bad, una pieza a ritmo lento que Monk es capaz de trasladar a tiempo medio sin que pierda ni un ápice de sentimiento.
Siempre extraña pero sugerente, siempre difícil en un principio pero apasionante en cuanto se conoce, la música de Monk merece escucharse con atención y disfrute.
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