Conspiración de Silencio, de John Sturges

SESIÓN MATINAL

(Bad Day at Black Rock); 1955

Director: John Sturges; Guión: Millard Kaufman, basado en el relato Bad Time at Hondo de Howard Briskin; Intérpretes: Spencer Tracy (John J. Macreedy), Robert Ryan (Reno Smith), Dean Jagger (Tim Horn), Walter Brennan (Doc Velie), Ernest Borgnine (Coley Trimble), Lee Marvin (Hector David), Anne Francis (Liz Wirth), John Ericson (Pete Wirth), Russell Collins (Mr Hastings); Dir. de fotografía: William C. Mellor; Música: André Previn.

Una obra maestra del cine, Conspiración de Silencio (aunque yo prefiero el título original, "Mal Día en Black Rock") es una película que desde el primer momento sumerge al espectador en el enigma de su argumento y lo lleva de la mano por una tensión y una claustrofobia de los espacios abiertos como pocas veces se ha alcanzado en el cine.
Por primera vez en cuatro años, el tren se detiene en el pequeño pueblo de Black Rock. De él desciende un viajero manco, que es recibido con una especie de curiosidad contenida, que pronto se vuelve en hostilidad más o menos declarada y en un silencio hosco cuando Mcreedy (interpretado genialmente por Spencer Tracy, en un duelo interpretativo no menos genial con Robert Ryan) pregunta por un granjero llamado Komoko.
A partir de aquí, la tensión empieza a crecer.
Pero lo mejor de esta tensión es que el espectador la percibe, pero para él también es un enigma el porqué todo un pueblo tiene algo que ocultar, y porqué todos se pliegan a la voluntad de Reno Smith (Ryan) en el proceso de intimidar al forastero.
Es un híbrido sabio de western (pese a no serlo; pero a lo que recuerda es a un filme del oeste por su enfrentamiento personal y por la tensión que se percibe acabará en violencia) y película de suspense. El guión es milimétrico, los golpes de efecto son precisos, los personajes adecuados a la situación, y los momentos de violencia, largamente esperados en esa tensión creada, son, en palabras de un crítico, "electrizantes".
En poquísimas ocasiones, después de ver una película, se puede reconocer de inmediato que uno ha visto una obra maestra absoluta, que a ese filme no le sobra ni falta nada, que tiene un acabado redondo. Una de esas ocasiones es Mal Día en Black Rock.

Tráiler:

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