FontanarRisa, de Fontanarrosa

Círculo de Lectores
Barcelona, 2005 [2005]
Prólogo de Maitena

A Fontanarrosa se le echa de menos. No fue muy popular en España, porque no llegó a encontrar un canal de publicación definido y regular, pero a los que nos gusta el humor gráfico (y sobre todo esas viñetas que, en su concisión y en la prensa diaria, tienen más densidad y contenido que un editorial periodístico) aprendimos a prestarle especial atención cuando lo hallábamos publicado.
Guionista para Les Luthiers, dibujante personal e inconfundible, irreverente, ácido, tierno a veces, recurriendo a las palabras en ocasiones, otras sólo a la imagen, las más a la combinación de ambos, en televisión o por escrito, su humor se distinguió por esa inteligencia universal que es la marca de los grandes.
Este libro es un compendio de sus chistes de Clarín, de todas sus épocas, pero como dice el propio Fontanarrosa, redibujados, porque "tampoco pondría en la contratapa una foto mía de cuando tenía cinco años". Están agrupados temáticamente: ancianos, médicos, fútbol, ciencia, cine y tv, etc. La vida entera, en suma, y toda puesta en solfa con ironía, con cariño, con visión preclara y reflexión, pero siempre con humor.
Como este blog trata de lo que trata, el texto de una de las viñetas sobre el tema "libros" dice:
«─Su posición como escritor es muy cómoda. Usted escribe sobre los marginales, pero vive en un palacete.
»─Bueno... Bradbury escribió sobre diferentes planetas y apuesto a que nunca salió de la Tierra.»

O este, genial, sobre el tema "ancianos":
«─A las siete van a pasar un programa sobre la longevidad... Parece que, en el 2000, el hombre puede llegar a vivir 150 años.
»─¿Y qué hacemos hasta las siete?»

A Fontanarrosa se le echa de menos. Pero nos queda su obra. Y no se debería permitir que desapareciera.

Portada y sinopsis

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2 comentarios:

Juan Pablo Cozzi dijo...

En su libro Cuaderno de Navegación, el mismo Marechal desmiente rotundamente la comparación de su Adán con el Ulises de Joyce. Vale señalar que, si el autor se ha tomado el trabajo de argumentarlo, es porque la comparación es inevitable. Resulta algo así como una preterición, de su parte: digo lo que no quiero decir.
Muy buena reseña, saludos desde Buenos Aires.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Juan Pablo:
Te copio el comentario, lo traslado a la entrada sobre Adán Buenosayres y te respondo allí.
Un saludo!