Cantando Bajo la Lluvia, de Gene Kelly y Stanley Donen
SESIÓN MATINAL
(Singin' in the Rain); 1952
Directores: Stanley Donen, Gene Kelly; Guión: Adolph Green, Betty Comden; Intérpretes: Gene Kelly (Don Lockwood), Donald O'Connor (Cosmo Brown), Debbie Reynolds (Kathy Selden), Millard Mitchell (R. F. Simpson), Jean Hagen (Lina Lamont), Rita Moreno (Zelda Zanders), Cyd Charisse (bailarina), Douglas Fowley (Roscoe Dexter); Coreografía: Gene Kelly; Dir. de fotografía: Harold Rosson; Dirección musical: Lennie Hayton; Música: Nacio Herb Brown; Letras: Arthur Freed.
O el musical por excelencia. Partiendo de un trocito de la historia del cine, lo cual ya era novedad, a partir de esta anécdota se desarrolla ante nuestros ojos un auténtico espectáculo de categoría. El advenimiento del sonoro pone en cuestión el prestigio de una estrella del mudo, que tiene una vocecilla ridícula. Para cubrir las apariencias, los estudios deciden doblarla por Debbie Reynolds, y Gene Kelly hace todo lo posible para que a Debbie se le conceda el reconocimiento que merece y tenga oportunidad de alcanzar el estrellato.
No era muy corriente rodar una película de cine dentro del cine, y en el caso de un musical era necesario, además, llegar a un compromiso entre el lujo exuberante del género por aquel entonces y los decorados realistas de aquello que está tras lo que muestra la cámara; algo que consiguieron con mano firme los directores.
Pero, por supuesto, es en los números musicales donde la película se vuelve inmortal. Unas meras clases de pronunciación se convierten en pretexto para un número desmadrado y sorprendente (Moses). O'Connor realiza un frenético y genial elogio de la comedia (Make 'em Laugh); Good Morning es una coreografía "clásica" pero realizada con una naturalizad sorprendente. Aunque, por descontado, el gran momento es Singin' in the Rain, cuando, por si quedaba algún escéptico entre el público, se produce el "clic" del paso del mero entretenimiento a lo grandioso: con una economía de decorado y de atrezzo insuperable por mínima, una música impecable, una coreografía natural y el genio en el baile de Gene Kelly logra un número rebosante de felicidad, que se ve subrayado con uno de los mejores movimientos de cámara que se hayan filmado jamás.
Canciones de las más pegadizas, los bailes más enérgicos, los chistes divertidos, interpretaciones magistrales y una dirección preciosa se combinan para hacer el que probablemente es el mejor musical de la historia del cine.
Tráiler:
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