Enoch Soames, de Max Beerbohm
Si no fuera por Enoch Soames nadie se acordaría apenas de Max Beerbohm. Es una pequeña injusticia, como demuestran, por ejemplo, Seven Men [Siete Hombres] (colección a la que pertenece Enoch Soames) o su novela Zuleika Dobson. Sin embargo, frente a una obra apreciable pero decididamente menor comparada con la de otros autores contemporáneos (y amigos suyos, como Oscar Wilde, Aubrey Beardsley, Ezra Pound, Somerset Maugham o Truman Capote, entre otros), Enoch Soames destaca y pervive como la obra maestra que es porque es el relato perfecto. Denso como una novela pero reducido a lo esencial en su extensión de cuento, un ritmo preciso y oportuno, unos retratos de personajes hechos con tal mano que surgen de la página, el truco de incluirse a sí mismo como narrador (y pieza clave de la historia) a la vez que se caricaturiza, unas incursiones en la ciencia ficción y el fantástico tan económicas y necesarias que se hacen totalmente plausibles, una atmósfera fijada y que transmite todo su poder a la lectura, todo.
El relato es fácil de encontrar (y de hecho pueden ustedes leerlo, en castellano o en inglés, en los enlaces que incluyo al pie de esta reseña), de modo que el resumen argumental debe ser conciso, para no privarles de la alegría y la emoción que pueda representar leer esta obra maestra por primera vez. De modo que disculpen lo esquemático de esta entrada en materia:
Max Beerbohm es un pintor y escritor de mediano éxito, y un día conoce a Enoch Soames, un poeta a la contra de toda la sociedad literaria, desharrapado, orgulloso, cínico, bebedor de absenta (por puro gusto estético de lo que él llama "la sorcière glauque"), satanista católico; y Beerbohm (al que percibimos, autoparodiado en todo el cuento, como un ingenuo) cae en su embrujo, que va de la admiración por lo devoto del personaje a su arte a la conmiseración por su falta de éxito, su escasa habilidad social y lo patético, en suma, de ese artista que ha adoptado todas las formas del malditismo sin tener un completo éxito.
El caso es que, en apariencia, el éxito no le importa demasiado a Soames... Hasta que un día el diablo se cruza en su vida y le propone el trato habitual a cambio de poder comprobar cómo ha tratado la posteridad el nombre de Enoch Soames.
El resto del relato (y su integridad) se lo dejo para su disfrute. Créanme si les digo que nadie, nunca, ha escrito un cuento como Enoch Soames.
Destacan muchas cosas en él: la parodia a la que se somete el propio Beerbohm, el retrato de la sociedad artística de la época, la crítica del malditismo, del satanismo literario à la Huysmans, el devastador retrato que hace del diablo, un ser vulgar y grosero, inelegante; los diálogos, que son deliciosos. Los poemas de Soames incluidos en el texto, que son todo lo que aparentan pero que tienen un trasfondo genial que apoya con toda fuerza el relato. La vuelta de tuerca argumental... Repito, todo.
Y hay otro detalle. He dicho antes que los personajes parecen surgir de las páginas y cobrar vida. Existen unos tipos geniales que, en la red (¿dónde si no se pueden hacer estas cosas?) tienen una página web en la que "defienden" que Enoch Soames fue un personaje "real". Y así, allí figura un encendido editorial sobre la "calumnia" de Beerbohm, las obras de Soames, los retratos que de él se hicieron y múltiples otras cosas que componen un delicioso juego literario/metaliterario (y que pueden visitar en este enlace a la página dedicada a Enoch Soames) sobre uno de los mejores relatos jamás escritos en la historia literaria de la humanidad.
(Enoch Soames)
En Antología de la Literatura Fantástica
Edhasa
Barcelona, 1981 [1919]
Ed. de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo
Texto en castellano de Enoch Soames
Texto en inglés de Enoch Soames
2 comentarios:
Hola, Lluís:
Efectivamente, "Enoch Soames" es un cuento soberbio. Quizá muchos, igual que yo, lo descubrimos además incluido en esa joya que es la "Antología del relato fantástico", compilada por Borges, Bioy y Ocampo.
Saludos
Hola, Asterión:
En efecto, ahí lo descubrí yo. Y la impresión que me dejó fue tal que, muchos años después, cuando vi en una librería inglesa un ejemplar de "Seven Men" me lanzé a por él. Si bien los relatos que acompañan al "Enoch Soames" son menores, no me quedé insatisfecho con la compra; aunque mi visión puede ser algo parcial: le cogí tanto cariño al Beerbohm autor del relato (e incidentalmente, de los poemas que contiene: el de la carrera con el diablo es, sencillamente, genial) que siempre he mirado el resto de su obra con igual cariño.
Un saludo cordial!
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