The Yellow Sign, de Robert W. Chambers
En la literatura fantástica contemporánea, pocas figuras hay tan potentes como la del libro maldito. Es central en la imaginería de los Mitos de Cthulhu, pero sus antepasados se remontan a las épocas en la que los grimorios eran reales y se creía que razonablemente efectivos (por lo menos, efectivos en desatar las iras de los inquisidores católicos o protestantes por igual). El mismo Oscar Wilde, en su Retrato de Dorian Gray empleaba un "libro venenoso" que corrompía a su lector; hay que señalar que Wilde basaba este libro en un modelo muy real: el À Rebours de Joris-Karl Huysmans.
El caso es que Chambers, un autor prolífico, tanto en el campo del fantástico como en el de la literatura infantil (!), no pasaba de la mediocridad; sin embargo, y gracias a esta imaginería sobre el libro maldito, compuso una obra que ha pervivido hasta la actualidad, el conjunto de relatos El Rey de Amarillo, del cual El Signo Amarillo forma parte y es el mejor.
La narrativa es sencilla, si nos atenemos al modelo del género, pero su aire desesperado y decadente proporciona al relato una atmósfera especial. Un pintor retrata a una modelo, de la que se enamora, pero esta felicidad se ve enturbiada por la visión en la plaza frente a su estudio de un ser deforme y de aire malévolo. Su sola visión basta para que el pintor arruine el retrato que está pintando, dándole un toque repulsivo y pútrido.
Poco más tarde, este ser parece dirigirse al pintor en la calle, formulándole una pregunta que empieza a obsesionar al artista: «¿Has encontrado el Signo Amarillo?».
Lo que sigue creo que se lo imaginan todos. En una tarde de lluvia, el pintor y la modelo permanecen en casa y ésta busca un libro que leer y encuentra "El Rey de Amarillo" con fatales consecuencias para ambos.
El relato lo pueden leer en los enlaces al pie de esta entrada. Pero insisto en que no es tanto el argumento, que casi es anecdótico, trivial y hasta un poco forzado, sino la atmósfera que desprende el relato, con esa mezcla de decadentismo y de amenaza, de el et in Arcadia ego y de lo inexplicable de la amenaza y lo fatalmente que se cierne sobre personajes inocentes; la fuerza además de un libro capaz de por su propia lectura corromper al lector, y también la fuerza de su crescendo de condenación.
Y la influencia posterior que tuvo. No sólo el relato se alimentaba de la tradición del libro maldito, sino que rendía un homenaje a la Carcosa de Bierce en los versos iniciales (y que Chambers hacía formar parte del mismo libro condenado); además, y siendo, insisto, el mejor relato que Chambers escribió jamás (y casi el único bueno), marcó mucho a los autores del círculo de Lovecraft, que percibieron muy bien la potencia del libro maldito y lo incorporaron a sus ficciones con todas las consecuencias (y, desde entonces, El Rey de Amarillo es considerado una de las obras del canon lovecraftiano, junto al Necronomicon o al De Vermis Mysteriis).
Y lo cierto es que conserva su potencia original, y leerlo es un hallazgo de una interpretación magistral de uno de los temas de la literatura de terror que más han marcado su desarrollo.
En Dark Banquet
St. Martin's Press
Nueva York, 1985 [1895]
Ed. de Lincoln Child
Múltiples ediciones en castellano, principalmente la incluida en Los Mitos de Cthulhu, Alianza Editorial
Texto en inglés de The Yellow Sign
Texto en castellano de El Signo Amarillo, en el blog El Espejo Gótico
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