Calle de la Estación, 120, de Léo Malet (y Tardi)

(120, Rue de la Gare)
Libros del Asteroide
Barcelona, 2010 [1942]
Serie Detective Nestor Burma nº 1

Nestor Burma ha sido movilizado, ha perdido la guerra junto a sus camaradas del ejército francés y se halla internado en un campo de prisioneros alemán. Trabajando en el registro, se presenta ante él un hombre, apodado "el Glóbulo", que no recuerda quién es ni nada de su pasado. Meses más tarde, este amnésico parece tener un destello de lucidez antes de morir y le pide a Burma: «Dígale a Helène... calle de la Estación, número 120...». Cuando Nestor Burma es repatriado, en la estación de Lyon encuentra a uno de sus antiguos colaboradores, quien antes de caer acribillado tiene tiempo de decirle: «Jefe... calle de la Estación, número 120...». Burma, que antes de la guerra dirigía la agencia de investigaciones "Fiat Lux", necesita menos que esto para iniciar las pesquisas.
Finalizada en 1942, esta novela no es sólo buena en su argumento, o por inaugurar una serie con un detective moderno y francés, estableciendo un modelo europeo alejado de los detectives victorianos, sino también por su extraordinario retrato de la Francia de la ocupación, tanto en la "zona libre" lionesa como en el París tomado por los alemanes. Los blackouts, el racionamiento, las restricciones en el tránsito, el éxodo de personas y empresas... Todo ello es un telón de fondo, sustancial y necesario, para un enigma que proviene de épocas pasadas y más felices, pero que se desarrolla en la Francia de la derrota.
Y no menos importante es el dominio literario de Malet, que crea un Burma sardónico, duro e introvertido, que se rodea de toda una serie de tipos que salen de las páginas como personajes de carne y hueso.

Y hablando de personajes encarnados, hay que mencionar
Calle de la Estación, 120, de Tardi y Léo Malet
(120, Rue de la Gare)
Norma Comics
Barcelona [1988]

Y hay que hablar de ella porque la colaboración del dibujante Tardi y Léo Malet fue tan amigable e intensa que es posible hablar de unas versiones en extremo fieles la una a la otra. Lo que en la novela es descripción Tardi lo convierte en documento de época. Y proporciona encarnación a los personajes, dándoles la apariencia justa.
Por otra parte, Tardi es conocido por su documentación exhaustiva antes de dibujar, por ejemplo, una farola, y esto se nota en esta versión gráfica de Calle de la Estación, 120.
Suele ser habitual, en estos casos, recomendar la versión gráfica, la fílmica, la teatral, etc. por sus virtudes intrínsecas al medio, pero acabar recurriendo al texto de la que procede por su mayor detalle, extensión, personajes que han sido suprimidos, subtramas que han sido simplificadas, etc. No es este el caso, y en realidad leer la novela gráfica de Tardi y Malet es intercambiable con leer la novela de Malet. Es una situación inusual, pero que me alegra hallar en la vida real, como ejemplo de colaboración y dedicación a la obra. Aunque yo no me plantearía la disyuntiva. Si pueden, léanlas ambas, dejando un tiempo entre lecturas, si quieren. Porque las dos son en extremo satisfactorias.

Portada y sinopsis de la novela
Portada y sinopsis de la novela gráfica

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