Patton, de Franklin Schaffner

SESIÓN MATINAL

(Patton); 1970

Director: Franklin Schaffner; Guión: Francis Ford Coppola, Edmund H. North; Intérpretes: George C. Scott (general George S. Patton), Karl Malden (general Omar N. Bradley), Michael Bates (Mariscal Montgomery), Stephen Young (capitán Chester B. Hansen), Michael Strong (general de brigada Hobart Carver), Frank Latimore (teniente coronel Henry Davenport); Dir. de fotografía: Fred Koenekamp; Música: Jerry Goldsmith; Dir. artística: Urie McCleary, Gil Parrondo; Montaje: Hugh S. Fowler.

O la desmesura. Puesto que todo es desmesurado en el personaje central de esta película. Biografía de una leyenda militar, de un héroe de las fuerzas armadas americanas en la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¿qué clase de leyenda, qué tipo de héroe? Sobre todo, ¿cuál es el auténtico carácter de Patton? Un luchador duro, pero a la vez despiadado; un hombre que lucha codo con codo con sus soldados, pero que al mismo tiempo es capaz de no mostrar la menor piedad para con ellos si no se pliegan a lo que Patton espera de ellos. Un general ansioso de gloria, pero ¿es de gloria de lo que está ansioso? ¿o lo está de poder?
Una ambigüedad tremenda, reflejada en un buen guión de Coppola y North, pero que no acaba de decidirse por una u otra faceta. Creo que esto beneficia a la película, que no es una hagiografía, pero tampoco un panfleto antimilitarista. Podríamos decir que Patton fue el hombre que se necesitaba en una situación concreta; y que las situaciones de guerra requieren de estos elementos, pero que debe prescindirse de ellos con la mayor rapidez posible en tiempos de paz.
La genial interpretación de George C. Scott (uno de sus mejores papeles; no el mejor, como se ha dicho, porque opino que Scott ha estado muchas veces a la misma altura que en este filme) es de una violencia siempre contenida, a punto de estallar; y no precisamente en contra de los enemigos alemanes. Se puede decir que la interpretación de Scott eclipsa las demás, y es cierto, pero rindo homenaje a un Karl Malden que, aunque eclipsado, cumple muy bien su papel de contrapeso en los estereotipos militares, el del general que sabe lo que es y que progresivamente se va hartando del autoritarismo y la crueldad de Patton.
Enorme música de Jerry Goldsmith, que acompaña a toda la película y que es una obra maestra, en el filme y fuera de él. Y una buenísima fotografía que se suma a la fiesta de una película con más mensaje y enigmas de lo que parece, sobre una personalidad fascinante pero a la vez repulsiva, un fino trabajo de una época del cine en la que la épica podía ya empezar a conjurar sus propios fantasmas. Aunque sólo fuera por la arenga de Patton, solo en un escenario con una enorme (¡desmesurada!) bandera estadounidense al fondo, ya valdría la pena. Pero Schaffner, Scott y el resto del equipo componen una película cuyo mejor adjetivo es el de imprescindible.

Tráiler:

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