Homer i Langley, de E. L. Doctorow
(Homer & Langley)
Eds. de 1984, col. Mirmanda
Barcelona, 2010 [2009]
Doctorow es una institución estadounidense y, más en particular, neoyorquina, mientras que en otros lugares se le conoce más por la película Ragtime, una debilísima adaptación de Milos Forman de una novela merecedora de mejor suerte.
Homer y Langley se basa en un hecho real y fascinante: el descubrimiento de los dos hermanos Collyer, que llegaron a acumular en su casa hasta 150 toneladas de objetos. Se trata de un síndrome de Diógenes, pero en este caso con peculiaridades que lo vuelven singular. En primer lugar, no se trataba de homeless que acumulaban en su penuria objetos que podrían tener alguna utilidad o rentabilidad en un futuro, o que provinieran de sus búsquedas en la calle y que, por pura economía vital, no se devolvieran a la misma. No. Los hermanos Collyer vivían en una mansión frente a Central Park; sin vivir en la abundancia, tampoco pasaron penurias extremas, y los objetos acumulados no eran por completo una colección de trastos al azar, sino objeto de compulsiones que Langley (según Doctorow) iba acumulando con espíritu completista.
Y ya estamos en terreno del fabulista aquí, se lo advierto. La realidad, en el enlace que he puesto antes y en esta galería de fotografías que se puede encontrar con una búsqueda en Google.
Ese espíritu completista se mostraba, por ejemplo, cuando compraba una máquina de escribir. Entonces Langley exploraba todas las variaciones y las adquiría para encontrar la mejor y, puesto que Homer era ciego desde hace años, se agenciaba también una o dos con las teclas en braille. O una colección de tostadoras, para el caso. O figurillas de marfil. O un Ford T en el salón.
Bueno, todo esto puede ser realidad que se refleja en la novela o no, y ya es un punto de partida extremo, pero Doctorow no se queda en la anécdota. Tampoco le interesa el trstorno obsesivo compulsivo que comporta. La novela de Doctorow puede ser psicológica, pero no psicoanalítica. Fascinado por la historia de dos hermanos que pasaron como espectadores pasivos, pero espectadores al fin, por todos los acontecimientos de los Estados Unidos desde antes de la I Guerra Mundial, huérfanos a temprana edad por la epidemia de gripe española, Doctorow los trata de manera piadosa, compasiva, y no los caricaturiza sino que los hace parte de la Historia con mayúscula, un microcosmos peculiar que simboliza el paso del tiempo en la ciudad neoyorquina y en la nación.
En este aspecto, estas supuestas memorias del hermano ciego, Homer, son tremendamente clarividentes y enormemente incisivas, como si todos los americanos fueran ciegos que asistieran a los cambios en su vida nacional mientras trataran en cierta manera de conservar sus valores y estilo de vivir.
Basada en hechos reales, sí, pero con una narrativa que trasciende la anécdota y se convierte en simbólica de toda una cultura y de una Historia, la novela de Doctorow, humana y sensible, no se refiere a un hecho concreto, antes bien alcanza la universalidad que tiene lo humano.
Portada i sinopsi de l'edició catalana
Portada y sinopsis de la edición castellana
2 comentarios:
Hace no mucho me lo compré, pero en castellano, y espero mucho de él. Todo el mundo dice maravillas de este autor.
Hola, Vero:
Te gustaré, estoy seguro. Es un libro que tiene una especial ternura, que no hay que confundir con lo sentimentaloide. Y aunque es una tragedia, en cierto modo tiene unos momentos en extremo luminosos... Cuando lo acabes, pasa por aquí y cuentas qué tal, ¿vale?
Un saludo!
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