El Teatro de la Memoria, de Leonardo Sciascia

(Il Teatro della Memoria)
Tusquets Eds., col. Andanzas
Barcelona, 2009 [1981]
Trad. de Juan Manuel Salmerón

La asombrosa capacidad de Sciascia de convertir un ensayo en gran literatura queda de nuevo patente en este El Teatro de la Memoria, que el mismo autor confiesa «ha sido para mí una rara diversión, un verdadero recreo, que me ha compensado de un trabajo nada divertido en el que llevo más de dos años enfrascado».
Lo cual no quiere decir que este texto sea una humorada, o que no trate de un tema profundo. Me apresuro a decir que entre las virtudes de Sciascia está la muy notable de tratar los temas más filosóficos y metafísicos con una finísima ironía que convierte su literatura en doblemente valiosa.
El Teatro de la Memoria se basa en un caso real, que fue sonado en la Italia de los años veinte. Un guardián de cementerio detuvo a un hombre de aspecto miserable, que llevaba dentro del gabán un jarrón de bronce. En comisaría mostró "síntomas de alienación mental" y se le internó provisionalmente en el manicomio de Collegno. Allí, como en comisaría, dio por decir que no recordaba quién era ni nada de su vida anterior. La decisión final correspondía al juez, quien lo declaró irresponsable y lo recluyó en Collegno hasta que recobrara la razón y la memoria.
Publicada su fotografía en un periódico, varios creyeron reconocerlo, en un fenómeno que tenía mucho que ver con los desaparecidos en la I Guerra Mundial, pero el punto de inicio de una historia estrambótica surge cuando Renzo Canella, pese a evidencias físicas en contra, reconoce en el desmemoriado a su hermano Giulio Canella, desaparecido tras la batalla de Monastir.
La maquinaria del teatro de la memoria empieza a ponerse en marcha, y llega a su culmen cuando la esposa de Giulio Canella lo reconoce como su marido.
Pero, ¿y el desmemoriado? ¿Es realmente amnésico? ¿reconoce a su esposa? ¿o es un comediante? ¿por salir del manicomio se está reinventando un pasado? La policía tiene una respuesta a este último interrogante, y es que sí, apoyada en huellas digitales que demuestran que el tal desmemoriado es Mario Bruneri, con tres años de prisión pendientes más los que le pueden caer por el robo del cementerio. Y se desencadena una batalla judicial, en la que se aporta la presencia de la esposa y el hijo de Bruneri, que lo reconocen como marido y padre.
El lector asiste a esta historia con asombro, no desprovisto de diversión, lleno de una ironía finísima, insisto, en la cual se vaga por los engaños de la memoria, por las ansias de hacer de ficciones realidades y por la manipulación de la realidad para formar una historia (y viceversa).
Es evidente que la sombra de Pirandello planea sobre toda esta obra, y de hecho fue este proceso el que inspiró al gran autor de la personalidad y la identidad humana su Como Tú Me Quieres, una representación de la cual, dirigida por Susan Sontag, provocó la investigación de Sciascia que culminó en este El Teatro de la Memoria, cerrando el círculo de forma impecable.
Y escribiendo algo que hubiera podido ser una novela pero que, con sólo los hechos más las reflexiones de alguien tan agudo y excelente como Sciascia, basta para hacer un relato apasionante.

Portada y sinopsis

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