Despachos de Guerra, de Michael Herr

(Dispatches)
Ed. Anagrama, col. Crónicas
Barcelona, 2001 [1968-1977]

Este es un texto seminal sobre la guerra del Vietnam. Tan fundamental, de hecho, que es posible reconocer fragmentos de él en Apocalypse Now; tanto que su autor, Michael Herr, fue guionista de La Chaqueta Metálica; tanto, que es posible afirmar que ninguna película sobre Vietnam no haya pasado, o por lo menos leído, estos despachos de guerra (Boinas Verdes y sus pastiches/copias pseudoheroicas dispensando, pero como dice Herr, tratan más sobre Santa Monica que sobre el Vietnam; y salvando también Rambo, por supuesto, pero sólo en la película: la novela de Morrell, Primera Sangre, tiene varios toques de los despachos de Herr, que fueron cuidadosamente extirpados en el filme). Esto no quiere decir que las crónicas de Herr se sobrepongan a la realidad; por el contrario, siendo un corresponsal de guerra de primera línea y siéndolo sin necesidad de enviar despachos diarios y no perteneciendo a un medio "político" (era corresponsal de la revista Esquire) gozó de una objetividad y una pausa para observar lo que se le puso por delante y para ampliar el ángulo de visión hasta que éste proporcionara un cuadro general más que hechos puntuales.
Pero hechos puntuales hay. Por descontado, lo que cuenta Herr de Je Sanj será diferente a lo que cuente otro sobre Dak To, o Da Nang, pero el panorama general será el mismo. Muchos escritores estuvieron en Vietnam, y cuando condescienden a escribir relatos, novelas o poemas sobre el tema (que no es siempre: algunos escritores no pueden escapar al tema, y es recurrente, pero otros lo evitan... hasta que no pueden más y realizan una (o una más) catarsis personal mediante la escritura), la armonía es la misma, aunque la canción sea distinta.
Herr supo describir una guerra insólita que se libraba no por la conquista de terreno sino por el control de población, una población que muchas veces no estaba dispuesta a dejarse controlar. Captar la esencia de una guerra aeromóvil en la que los soldados se sentían prisioneros y rodeados en unos islotes circundados de lo desconocido, es decir, de lo perpetuamente amenazador. De esa vida de soldados que cuentan los meses y días de su período de servicio para ser enviados a casa, sin que les importe un bledo qué hacen ahí, y que no se creen qué hacen ahí cuando se lo explican. De las ficciones que son una parodia de vida "normal" en tiempo de guerra. De la desestructuración del soldado,que al cabo de un tiempo tiene más pavor de la vida civil que de la falsa seguridad obtenida en su Landing Zone atrincherada. Historias a cientos, anécdotas a miler, algunas que provocan la risa, pero una risa nerviosa.
Y también una profunda reflexión sobre los corresponsales de guerra, esa gente a la que, entre incrédulos y admirados, los soldados preguntaban si estaban allí porque querían y no porque debían; los malos y los buenos corresponsales, como Tim Page o Sean Flynn (el hijo de Erroll Flynn que desapareció en Vietnam).
Pero sobre todo la guerra. la guerra como forma de vida, que no es más que una forma de muerte:
«Entre lo que el contacto bélico te hacía y lo cansado que te dejaba, entre las cosas tremendas que veías u oías y lo que personalmente perdías en todo lo que se hacía pedazos, la guerra hacía un sitio para ti que era todo tuyo. [...] Vida-como-película, guerra-como-película (de guerra), guerra-como-vida; un proceso completo si llegabas a completarlo, un camino claro a recorrer, pero lúgubre y duro, y no facilitaba las cosas el saber que habías puesto los pies en él tú mismo, deliberada y (hablando con más precisión) conscientemente. Algunos daban unos cuantos pasos por ese camino y volvían atrás, alertados, con y sin pesar. Muchos seguían por él hasta que sencillamente les sacaba de aquello una explosión. Muchos iban más allá de lo que probablemente deberían y se desmoronaban luego, cayendo en un mal sueño de dolor y de rabia, esperando un alivio, paz, cualquier clase de paz que no fuese sólo la ausencia de guerra. Y algunos seguían hasta llegar al lugar en que se producía una inversión del orden previsto, una fabulosa urdimbre donde primero emprendías viaje y luego partías.»

Portada y sinopsis

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