¡Pues Vaya! Lo Mejor de Wodehouse, de P. G. Wodehouse

(What Ho! The Best of P. G. Wodehouse)
Ed. Anagrama, col, Panorama de Narrativas
Barcelona, 2004 [1915-1975]
Introducción de Stephen Fry

Durante meses me he estado rompiendo la cabeza pensando qué libro de Wodehouse podía presentarles aquí con la esperanza de darles a conocer un gran genio del humor inglés. Al final, y frente a la imposiblidad de decidirme entre mis muchos favoritos del maestro, llegué a la conclusión (como supongo que hizo Jorge Herralde) de reseñar esta antología que puede servir como gran menú de degustación y que les permitirá pasar por la amplia variedad de personajes de este autor. Con la admonición, eso sí, de que si ven un libro de Wodehouse se lancen sobre él. Adquiéranlo, pídanlo prestado, alquílenlo, descárguenselo de internet si saben inglés (en Proyecto Gutenberg hay unas cuantas obras suyas), pero léanlo. Porque vale la pena.
El principal motivo de escoger esta antología es, aparte la variedad, porque lleva una concisa pero definitiva introducción de Stephen Fry (que tuvo el privilegio de interpretar al genial mayordomo Jeeves en una serie británica; el actor que encarnaba a su entrañable y catastrófico señor Bertie Wooster era Hugh Laurie, hoy más conocido como el Dr. Gregory House). En esta introducción se trazan todas las claves esenciales del maestro.
Hace un tiempo, una persona a la que recomendé una novela de Wodehouse volvió quejosa: «Sí, muy divertida, ¡pero es que no tiene nada que ver con la realidad!» «Felicidades ─repuse─. Acabas de sacar de la literatura a Alicia en el País de las Maravillas y a toda la obra de Kafka. Entre otras.» «Quiero decir, que sólo sirve para reír.» «Felicidades. Acabas de expulsar de la literatura todas las comedias de Shakespeare. Entre otras.» Y así se marchó, convencido de que la vida es trascendente en todo momento, y a mí convencido de que era (ustedes disculpen) un perfecto soplador de vidrio. Me pregunté si alguna vez condescendería a bajar al mundo de los mortales y explicar un chiste, o a jugar con su hijo de tres años por el mero hecho de reír juntos. Probablemente no. Se dedicaría a enseñarle trigonometría.
El mundo de Wodehouse no existe ya, si es que alguna vez existió, cosa que dudo. Es un mundo de enredos, de comedia musical sin música, de las grandes comedias de Hollywood. La película que más se parece a lo que Wodehouse nos explica es Bringing Up Baby (aquí titulada "La Fiera de Mi Niña"), y quienes mejor podrían encarnar, por ejemplo, a ese lechuguino entrañable que es Bertram Wooster hubiera sido Cary Grant; y a su sutil, inteligente, levemente cínico y siempre discreto mayordomo Jeeves, siempre he imaginado al gran George Sanders. Las chicas de Wodehouse serían todas esas enormes actrices de la edad de oro de Hollywood, las Carole Lombard, Katharine Hepburn o Rosalind Russell.
Es un humor totalmente blanco y sin más pretensiones que el propio humor. Pero a una edad en la que no había entrado en la adolescencia, Wodehouse me permitió iniciarme en el humor inteligente.
Todo está al servicio de la diversión del lector: sus personajes estrambóticos; las situaciones embrolladas; la serie de catástrofes que se amontonan para formar un conjunto descomunal de comicidad; su lenguaje; el gag sabiamente introducido. Al respecto del título de la antología, que proviene de Adelante, Jeeves:
«─¡Pues vaya! ─dije.
─¡Pues vaya! ─dijo Motty.
─¡Pues vaya! ¡Pues vaya!
─¡Pues vaya! ¡Pues vaya! ¡Pues vaya!
Después de lo cual pareció bastante difícil proseguir la conversación.»

Hay algo en lo que Fry y Laurie se muestran de acuerdo: lo difícil que es llevar a la pantalla un humor que depende en gran medida del juego escrito. Es posible, pero algo (mucho) se pierde en el traslado:
«─¿Sir Jasper Finch-Farrowmere? ─preguntó Wilfred.
─ffinch-ffarrowmere ─corrigió el visitante, al detectar las mayúsculas con su sensible oído.»

Es una situación que depende únicamente del lenguaje escrito, y es imposible llevarlo a la expresión oral sin alterar su precisa concisión.
Pero no sólo hay juegos verbales.
«A diferencia del bacalao macho, que una vez convertido en padre de tres millones quinientos mil bacaladitos, decide animosamente quererlos a todos, el aristócrata de nuestros tiempos se da cuenta de que su hijo menor es un perfecto incordio.»

«El pueblo de Market Blandings es uno de esos poblados adormecidos que el progreso moderno no ha podido tocar... La iglesia es normanda, y la inteligencia de la mayoría de los nativos paleozoica.»

«Como detective eres un desastre. No podrías detectar un bombo en una cabina telefónica.»

«La fascinación de la caza como deporte depende casi por entero de si estás en el lado apropiado o no del arma.»

«A la edad de once años o así, las mujeres adquieren una maestría y capacidad para manejar las situaciones difíciles que un hombre, si es afortunado, consigue tener a los setenta y tantos.»

«¿Ha visto alguien un crítico dramático a la luz del día? Por supuesto que no. Salen de noche, para hacer el mal.»

«Cualquiera puede embaucarme. Si estuviera en un monasterio trapense, lo primero que sucedería sería que algún transeúnte me induciría a hacer alguna espantosa idiotez contra mi mejor juicio por medio del lenguaje de los sordomudos.»

«Un joven con oscuros círculos bajo sus ojos se apoyaba contra una máquina tragaperras. Un enterrador que pasara en ese momento hubiera mirado a este joven con atención, oliendo el negocio. Y lo mismo hubiera hecho un buitre.»

«No importa lo devotamente que una chica pueda adorar al hombre de su elección, siempre llega la ocasión en la que siente un irresistible impulso de cogerlo y darle un pescozón.»

«Atila el Huno podría haber roto su compromiso con ella, pero sólo Atila el Huno, y sólo si hubiera estado en uno de sus mejores días.»

«─Supón que tu tía Dahlia leyera una mañana en el periódico que ibas a ser fusilado al amanecer.
─Imposible, jamás me levanto tan temprano.»

«Demostró de nuevo que la mitad del mundo no sabe cómo viven las otras tres cuartas partes.»

Como dice Fry, "Si ustedes son inmunes a este tipo de humor, entonces, es probable que sólo estén hechos para las traiciones, las estratagemas y las rapiñas. No analicen su luminosa perfección. Limítense a gozar de su cordialidad y esplendor. Como Jeeves, Wodehouse es un caso aparte y analizarlo, en su último término, no sirve de nada".
Cada aficionado a Wodehouse tiene su personaje favorito, y en esta antología tendrán ocasión de hallarlos a todos. Los míos son (tal vez porque fueron los primeros que descubrí) Jeeves y Wooster. Jamás olvidaré ese glorioso final de una de sus novelas, en la que, tras la acostumbrada catástrofe, Bertie Wooster se ve amenazado por la cólera de su tía Agatha, y Jeeves, siempre solícito, le propone aceptar la invitación de un crucero por el Mediterráneo, que era la opción vacacional preferida desde el principio del discreto mayordomo.
«─¿De modo que un crucero, eh, Jeeves? ─dijo Bertie, sombrío.
─Sí, señor.
El pensamiento de tía Agatha con millas de agua de por medio empezó a animar su mente.
─El viento en las velas, la espuma del mar en la proa y todo eso, ¿no, Jeeves?
─Sí, señor.
─¡Ohé, ohé, ohé, Jeeves!
─Sí, señor.
─Y aún diría más: ¡Ohé, ohé, ohé, y una botella de ron!
─Sí, señor. Ahora mismo se la traigo.»

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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen blog y críticas.

Más opiniones literarias por acá...
http://www.precioslibros.com

Invitado!

Saludos.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Amaelharte:
Gracias por los elogios, y un saludo.

Anónimo dijo...

Pues muy buena esta recomendación, y realmente disfruté las citas, en la línea de Groucho.

Asumo entonces dos posibilidades: todos los mayordomos Jeeves de este mundo provienen de este autor, o este autor es tan sagaz que se dio cuenta de que todos los mayordomos del mundo se llamaban Jeeves (excepto en Islandia, donde se llaman Olaf).

Saludos.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Asterión:
Me he dejado muchas más. Y lo mejor es que una obra de Wodehouse es un continuo de ellas.
Y todos los mayordomos del mundo se llaman Jeeves gracias a este Jeeves. Incluso en tiempos hubo un buscador de internet que se llamó AskJeeves...
En españa, en cambio, todos los mayordomos se llaman Fermín. :)
Un saludo!

RebecaTz dijo...

Me lanzo por Wodehouse, Lluís.
Por cierto, ¿Lees a una velocidad vertiginosa o es mi imaginación? ;)

Saludos!

Lluís Salvador dijo...

Hola, Andrómeda:
No te arrepentirás. No te creo una de esas personas, como dice Fry, "hechas para las traiciones, las estratagemas y las rapiñas". :)
Er... y sí, creo que leo a una velocidad de vértigo. Demasiada, a veces. Pero, en el fondo, no me disgusta :)))
Un saludo!

Magda RB dijo...

Hola Lluis,

Creo que se puede definir como un insulto a la inteligencia no leer a este autor. Me lo pongo en lista.

Además de las notas de humor -geniales todas las seleccinadas- supongo que las novelas tendrán una trama, de que suelen tratar éstas? y muchas gracias de nuevo Lluis.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Magda:
Pura comedia de enredo y equívocos, con alguna travesura. El símil con La Fiera de Mi Niña no es en absoluto descabellado, porque si observas lo estrambótico del argumento y personajes de esta comedia de Howard Hawks, entonces puedes entender de qué van la mayoría de las novelas de Wodehouse. De hecho, uno supone que La Fiera... bien pudiera ser la intención de hacer algo "al estilo" de Wodehouse.
Un saludo!