K2, de Javier García Sánchez

Ed. Planeta, col. Autores Españoles e Iberoamericanos
Barcelona, 2006 [2006]

En primer lugar tengo que decir que Javier García Sánchez es amigo mío. Buen amigo. ¿Puede habérseles pasado por la cabeza que este hecho motive una especial benevolencia o el simple peloteo por mi parte? La respuesta es que a un amigo no se le hace eso, no se le engaña. Aquí sólo se comentan obras que me gustan, de modo que Javier o no Javier, si figura aquí su K2 es por el puro mérito literario. Como máximo, conozco bien el modo de trabajar y escribir del autor, pero eso no tiene porqué influir en el resultado final.
Javier García Sánchez, por si alguien lo duda, es un hombre literario integral e íntegro, y para comprobarlo sólo tienen que repasar su bibliografía. Pero también constituye un caso único en las letras españolas por el hecho de ser el autor de las dos únicas novelas deportivas que pueden calificarse como gran literatura, El Alpe d'Huez (que algún día les comentaré) y K2. No ha sido sin problemas. Desprecio, ostracismo y mala intención, porqué no decirlo, por parte de la crítica y el mundillo literario. Al parecer, el hombre literario, con o sin atributos, para cierto sector que se considera en las alturas espirituales, el único deporte que debe hacer es levantamiento de libros. No quiero imaginar lo que le hubiesen hecho a Píndaro.
El K2, para aquellos no informados del hecho, es la segunda montaña más alta del mundo, 8.616 metros, la más difícil de escalar, la más difícil de sobrevivir, la Montaña de las Montañas [y gracias a Susana por la información previa, y la pasión, que me dio pistas al respecto de lo que siente cualquier escalador ante la montaña más bella del mundo].
No es una novela de épica, no es una novela unidimensional. Javier García Sánchez es hombre literario integral. Hay una gesta, como es la ascensión y la renuncia, hay sufrimiento, hay descripciones bellas, tremendas, terribles. Esa integridad literaria implica que puede haber poesía y literatura en la montaña, que el K2 puede ser el espejo del que se dedica a su ascensión, que la persona puede ser también el reflejo del propio K2. Es gloria y derrota. Gloria amarga y derrota redentora. Hay una historia de amor. Con la montaña, un extraño amor-odio; con una mujer, no como sustitución de la montaña, sino como enseñanza y salvación ante la ambición y la locura. Hay un martirologio alpinista que deviene homenaje al poder omnímodo de la montaña de montañas, siempre celosa de su propia integridad. Hay dudas y una continua interrogación sobre el alpinismo, lo que fue y en lo que se ha convertido. Pero sobre todo hay experiencia, una de transformación, porque si es verdad que la montaña te transforma, del K2 nadie sale indemne en esa metamorfosis.
¿Una historia de amor? Sí, y puede extrañar esa intrusión inusitada en una historia que es de un deporte y una montaña. Paciencia. Esa historia está realmente imbricada en la experiencia del protagonista y su K2, y (mérito de García Sánchez) pronto ambas cordadas se unen en un todo inextricable y necesario para la narración.
¿Es posible que alguien espere una epopeya gloriosa? En pleno siglo XXI, ya es imposible y hasta ridículo describir la guerra como algo puramente heroico. Hubiera sido igualmente anacrónico y falaz describir el alpinismo como una gloriosa ascensión a la cumbre. La misma tecnología nos ha alienado de la épica. Ya no es posible matar con honor y ya casi es imposible admirar a quienes ascienden con más panoplia y equipo que el astronauta medio, cuando no a hombros de sherpas. Javier García Sánchez emplea todos y cada uno de los recursos para mirar el K2 y a su protagonista desde todos los ángulos posibles. Hay épica, pero es la de la propia montaña, el hombre solo y su transformación psicológica, mental, espiritual inclusive. Es la épica del sufrimiento, de la expiación, de la culpa, de la renuncia y de la temeridad. La del respeto a la montaña. Un temor reverencial que no es sino el amor y la adoración a una diosa terrible y despiadada, pero por la que es imposible no sentir fascinación.

Portada y sinopsis

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2 comentarios:

Susana dijo...

Gracias Lluís, me ha encantado esta reseña, y desde luego K2 será de lectura obligada. Te regalo un poema de Young:

“Yo poseo las cimas, poseo las cimas que he ganado. ¿Y si no vivo más esos regios días? Sus noches viven en mí, sueñan mis pies con los celestes senderos, mi corazón descansa en las colinas. No lamentaré lo que dejé por hacer. Poseo las cimas y sueño con los sueños que he ganado”.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Susana:
Gracias por tus palabras, pero más, y en nombre también de los lectores, por el poema. Estas cosas siempre emocionan, y creo que nada mejor podía rematar una reseña, que a veces es demasiado fría, que un texto bien escogido.
Gracias de nuevo. Un saludo!