En Busca del Unicornio, de Juan Eslava Galán

En Premios Planeta 1985-1987
Ed. Planeta
Barcelona, 1994 [1987]

Juan de Olid, joven caballero al servicio del Condestable de Castilla, recibe el encargo del rey Enrique IV de llegarse al África para buscar el cuerno del unicornio, que tiene que curar los problemas de impotencia del rey de Castilla.
Iniciará así un periplo de veintiún años en el que Olid y sus ballesteros atravesarán el continente africano, desde el puerto marroquí de Safí hasta el mozambiqueño de Sofala, en una aventura llena de penalidades y peripecias, algunas trágicas y otras grotescas. Será esta una aventura con un continuo juego de espejos entre la superstición, las ilusiones y la realidad. Así Olid será representante del poder de un rey impotente; el choque de la realidad y fealdad del rinoceronte frente al mito del caballo astado; la ingenuidad del mito del dominio de la bestia por parte de una virgen contra la feroz evidencia en la sabana africana.
Pero, sobre todo, es un cruel juego de ajedrez, en el que Olid, peón que se cree caballo o alfil, no hace sino marchar adelante en la esperanza de coronar la última casilla, para descubrir que su rey abandonó la partida tiempo atrás. Fundamentalmente, revelarse que en realidad, la partida se jugaba en otra parte y que su esfuerzo era no sólo irrisorio, sino inútil. Una novela de perdedores, con aquella épica misérrima que se revela inútil dentro de los sueños absurdos de los monarcas.
Una novela muy apreciable, escrita en primera persona y empleando el castellano antiguo (hasta cierto punto; siempre hay que transigir ante la legibilidad). Bien documentada históricamente, y y que por encima de todo transmite la idea de que, si bien la historia no sucedió, o no sucedió así, esa aventura pudiera haber sucedido; que es uno de los fundamentos de la literatura.

Portada y sinopsis

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2 comentarios:

Magda RB dijo...

Hola Lluis,

Se debe entender entonces que la narración tiene de fondo el juego del ajedrez o sólo es un ejemplo sin más importancia en la trama? Más que nada por el comentario de avanzar como si fuera un caballo de un tablero de ajedrez.

Interesante reseña como siempre!

Lluís Salvador dijo...

Hola, Magda:
No, es sólo una metáfora. Que me parece indicada porque Olid se cree un gran caballero del rey, con una misión fundamental, por la que aspira a grandes honores, y al final todo acaba en nada y ni es el gran caballero ni tan siquiera torre, sino un pobre y despreciable peón... Pero de cómo se llega a eso, hay que leerlo en la novela.
Un saludo!