El Desdén, con el Desdén, de Agustín Moreto

Ed. Castalia, col. Clásicos Castalia
Madrid, 1971 [1654]
Edición de Francisco Rico

Esta obra de teatro clásico, en resumen de Ignacio de Luzán, trata de "Carlos, Conde de Urgel, enamorado de Diana, princesa en extremo esquiva y enemiga de amores y de casamiento, juzgando imposible empresa el vencer su esquivez por los medios regulares de amor y rendimiento, elige el de fingir indiferencia y desamor, y con esta traza logra su intento, pues Diana, rendida al fingido desdén de Carlos, se da a partido y le da la mano de esposa".
Pocas cosas se pueden añadir a la magnífica edición, como acostumbra, de Francisco Rico, uno de los más amenos, a la vez que rigurosos, anotadores y estudiosos de las letras clásicas hispanas.
Goza esta comedia de una exacta simetría en su título (que, lo confieso, es lo primero que me atrajo de ella), una especie de palíndromo semántico que conlleva una aparente contradicción.
Pero además, Moreto da relevancia al bufón ("la figura de donaire", como se definía en la época al gracioso de la obra) y así el papel de Polilla se convierte en uno de los más agradecidos. Los temas de la mujer esquiva o "varonil" (en el sentido de dedicarse al estudio y la filosofía y aborrecer el papel social que tiene asignado en la época de esposa y madre), por descontado ridiculizado y frustrado por la obra, ya que las costumbres y paradigmas de su tiempo no hubieran permitido otra cosa. Aunque su misma aparición como tema en las letras del Siglo de Oro algo barrunta que alguna realidad, poca o mucha, podría tener.
Se trata de una comedia de ingenio, y sus diálogos en verso cumplen por ingeniosos. Es evidente que no es una de las grandes de la época; ese puesto se reserva a las obras de Lope y Calderón. Pero por formas y ejecución es una de las comedias que merecen perdurar.
Como siempre en el caso de los clásicos, la paciencia es uno de los requisitos para su lectura. En este caso se ve acompañada por una edición de aquellas que gustan: las que informan e ilustran en vez de agobiar y distraer la atención.

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4 comentarios:

Magda RB dijo...

Hola Lluis,

Que lástima -hablo de Barcelona- que no se haga más teatro clásico, que casi nunca se pueda ver una obra en su formato original, teatro inglés, tragedia griega, teatro español... Cuantas veces el público va a ver una "versión de..." o "un montaje sobre..." sin haber visto el original.

Muy bien que nos recuerdes estas joyas.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Magda:
La cuestión del teatro es que aquí se está produciendo como en el cine. La edad media del espectador ha descendido, y lo próceres del teatro, dispuestos a seguir a los magnates de Hollywwod hacia el desastre, intentan adecuar contenidos, escenografías y todo lo demás a este público, que creen que es joven, y por tanto (según ellos) frivolón y, sobre todo, idiota.
Alguna vez podrían mirarse el ejemplo de las series de TV norteamericanas, que descubrieron que, con buenos guiones, buenos presupuestos y un respeto al espectador se podían hacer grandes cosas y ganarse la vida como nunca lo habían hecho. Y ahora se habla de una "edad de oro de la televisión" (la de las series, claro; la de las series norteamericanas, no las de aquí).
Y hablas bien de Barcelona, porque por cuestiones de miopía cultural, los convenios con el Teatro Clásico Nacional son escasos o a veces inconsistentes. Y del TNC y su programación... Bueno, mejor no hablar.
De todas maneras, no se trata tanto de versiones como de si las versiones son inteligentes o no. Calixto Bieito aparte (que Alá confunda), que no es más que un epatador de burgueses-y-quien-se-le-ponga-por-delante, a veces surgen buenas versiones. En Girona este invierno han hecho un Hamlet alemán que me pareció (por lo poco visto en noticiarios) muy interesante. Y Akira Kurosawa hizo Ran, una versión del Rey Lear que Shakespeare le hubiera aplaudido.
Un saludo!

Magda RB dijo...

Me parece perfecto lo que dices de Bleito y el resto en general. Una vez vi en el Liceo una ópera de Mozart con su "puesta en escena" es decir, gente que hace pipí en el escenario y otras lindezas y al final se enfadó porque cuando salió él a saludar el público le abucheó estrepitosamente.

Fue divertido francamente!

Un saludo.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Magda: Es que Bieito, aparte de creído, es un poco tonto (o no, vaya usted a saber), porque durante la representación ya se mascaba que si salía al escenario, el público lo iba a recibir como a un enterrador en un bautizo... Pero a lo mejor lo hizo a propósito. Esta gente vive de titulares de prensa.
Un saludo!