Mutantes, de Armand Marie Leroi

(Mutants)
Ed. Anagrama, col. Contraseñas
Barcelona, 2007 [2003]

Subtitulada "De la variedad genética y el cuerpo humano", esta es una obra singular. Leroi, nacido en Nueva Zelanda, de nacionalidad holandesa, licenciado en Canadá y doctorado en California, se dedica a explorar la forma humana en todos sus aspectos únicos, "desde los más grotescos a los más bellos", como dice la contraportada, para analizar cómo hemos llegado a ser lo que somos y qué sucede cuando aparece un defecto genético.
Es necesario preguntarse si es preciso explorar estas mutaciones humanas (que en épocas se definían como monstruosidades y tenían el dudoso honor de contar con una disciplina propia, la teratología), si sirve realmente de algo este catálogo de errores, deformidades y bromas macabras de la naturaleza. La respuesta es que, si sólo se limitase a ser un catálogo, una muestra, una exhibición, no sólo no sería necesario, sino de mal gusto. Pero Leroi no se limita a eso.
Hay que partir de una base: todos somos mutantes, en mayor o menor grado. Absolutamente todos. "¿Quién de nosotros posee el genoma de genomas, el genoma mediante el cual todos los demás serán juzgados? La concisa respuesta es que nadie. Desde luego, el genoma humano [...] no es estándar. [...] Todos nuestros treinta mil genes muestran al menos cierta variedad. En la generación más reciente de los habitantes del mundo, cada par base del genoma humano mutó, de media, 240 veces." Pero sólo algunas de esas mutaciones son tan extremas como para rebasar lo que, arbitrariamente, definimos como "normalidad". El meollo del asunto es que nos hallamos a las puertas de una revolución biológica (de hecho, estamos ya cruzando su umbral). Una revolución que nos va a permitir, tiempo e investigación mediante, realizar cosas prodigiosas, eliminar o corregir aspectos de la variedad genética que provocan un sufrimiento y una marginación intolerables.
Entonces, ¿es necesario estudiar estas mutaciones, estos polimorfismos? La respuesta es: rotundamente sí. Necesitamos conocerlos y estudiarlos para poder localizar y entender cómo se producen. Necesitamos a los mutantes para saber dónde, cómo y qué causan. Qué gen. Qué mecanismo. Una vez conocido, trabajaremos para evitar estas mutaciones. En este aspecto, Leroi no se limita a la mera enumeración y catálogo, sino que también nos pone al día sobre el estado de la cuestión. Informa sobre lo que sabemos y los progresos que hemos hecho, y en este aspecto el libro adquiere el carácter de una prudente esperanza que justifica plenamente el estudio.
Era muy difícil no caer en manos de la exhibición, del espíritu de carnaval de monstruosidades que caracterizó los tratados teratológicos de los siglos XVII y XVIII. Mucho más en esta época de lo políticamente correcto. Es una línea muy fina la que separa la exhibición morbosa y el análisis humanístico y científico. Por esto, también, este libro es valiente, porque muy pocos autores se hubieran atrevido a correr el riesgo de ser tachados de exhibicionistas, de morbosos. Es posible que alguien concurra a este texto en busca precisamente de eso, de la feria de carnaval. Allá ellos. Pueden estar seguros de que esa morbosidad sólo se hallará en el ojo del espectador, del lector así mentalizado.
El arte ya ha intentado varias veces esta aproximación humanística. Freaks, de Tod Browning (que aquí se tituló "La Parada de los Monstruos"; sólo que los únicos monstruos eran la gente "normal") fue pionera. Siguió El Hombre Elefante, de David Lynch (es tratado someramente en este libro: "Ahora se cree que James Merrick, conocido como «el Hombre Elefante», que falleció en 1890 a los veintiocho años, padecía el síndrome de Proteo. De ser así, entonces en cierto sentido tuvo suerte de haber llegado a esa edad"), y Eduardo Manostijeras, de Tim Burton (pero al ser un personaje producto de la imaginación, el mensaje perdía potencia). Faltaba que la ciencia diera un paso público y mostrara también su comprensión y trabajo.
Se ha definido este libro como una versión biológica de El Hombre que Confundió a su Mujer con un Sombrero, de Oliver Sacks. Es una adecuada comparación. Ambas obras comparten una visión humana fundamental de sus pacientes y las personas estudiadad. Y Leroi, además, tiende una mano a esos nuestros compañeros de humanidad. Una mano llena de esperanza.

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8 comentarios:

Rayuela dijo...

Hace un par de meses se comentó este libro en Papel en blanco y me llamó la atención. No sabía de su existencia y lo encontré realmente interesante. Desde entonces está entre mis lecturas pendientes, más tras leer tus comentarios.

Gracias y saludos, Lluís.

Carolina dijo...

Hola, Lluís, hago un inciso: Gustavo Asterión anda de cumpleaños, hoy 15 de enero. Hay fiesta virtual en su casa. Él no me invitó, pero yo invito a todos sus amigos :)

Sexo de perfil dijo...

Intriga

Daniel Gonzalez dijo...

Ostras.... No quiero pasarme de entrometido, pero intercambié algunos comentarios con Asterión en el "post" de "El duelo", de Joseph Conrad... I por esto quiero felicitarlo: felicidades Asterión!

Dani

Bárbara dijo...

Hola Lluís, del libro que reseñás no sabía nada pero nombraste dos de mis películas favoritas, El hombre elefante y Manos de tijeras así que más que razones para tenerlo en cuenta. A mi me gustaría que subieras las portadas de los libros porque cuando paseo por librerias me resulta más fácil dar con libros que leí en los blogs y que me interesaría comprar.
Bueno, un abrazo.
Bárbara.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Rayuela, ya sabes que se te echaba de menos...
Gracias por la información. Pasaré por allí, porque siempre es bueno contrastar puntos de vista. Mis reseñas, ya sabes, son un poco impresionistas, y otras visiones son necesarias.
Un saludo y muchos ánimos!

Hola, Carolina:
Muchísimas gracias por la información. Ya has visto que, nada más ver tu comentario, abandoné todo y pasé por ahí (¡hic!). Gran fiesta y mejores personas.
Un saludo!

Hola, Señorita frustración:
Me he sentido tentado de responder con igual brevedad, pero no puedo evitarlo, hablo demasiado casi siempre.
Y sugerente.
Bienvenida, y opina a tu gusto. Breve o largo, aquí no sobra nadie.
Un saludo!

Hola, Dani:
No sólo no te entrometes, sino que se te estuvo esperando. Aunque, visto que no llegabas, transmití tu mensaje a Gustavo, que, como no podía ser de otra manera, te lo agradeció (Para saber cómo, pasa por su casa, ya sabes, ahí en los "Porque me gustan"). Fiesta animada, bebidas virtuales (salvo un whisky marca "Víctor") grandiosas y excelente conversación. Y un anfitrión algo agobiado (pero contento, en el fondo).
Un saludo!

Hola, Bárbara:
Es un libro muy cientíofico, pero también muy humano, con adecuada visión histórica y una mirada esperanzada hacia el futuro. Sobre todo, nos ayuda a comprender a nuestros hermanos humanos que han sufrido esas mutaciones que en tiempos se consideraron castigos divinos. Yo lo he leído dos veces,y sigue gustándome el tono y el contenido. Pero que nadie se agobie con la carga científica del libro...
Respecto a lo de las portadas, hmmm... no sé. Todos los blogs de literatura publican portadas, y es que a menos que se tenga un artista de cabecera, es difícil ilustrar de otro modo. Pero tengo en cuenta tu sugerencia, y procuraré implementarla, aunque sea con un enlace o una miniatura ampliable.
Un saludo, y gracias por el comentario y la sugerencia!

RebecaTz dijo...

Qué interesante, no conocía esta obra. Ahora mismo leí en voz alta tu reseña para que otros la escucharan.

¡Un saludo!

P.D. Abogo por las portadas. :)

Lluís Salvador dijo...

Hola, Andrómeda:
¡Caramba! No me imaginaba esto de que mis reseñas se leyeran así... Muy honrado, Andrómeda, y pídeles perdón a tus oyentes de mi parte por mis errores e imperfecciones...
Ay, las portadas... Bueno, contesto en los comentarios a "Las Nieves de Antaño" (ya, hubiera debido hacerlo aquí, pero uno se equivoca tantas veces...) :)
Un saludo!