El Informe de Brodie, de Jorge Luis Borges

En El Informe de Brodie
Alianza Ed. / Emecé, col. El Libro de Bolsillo
Madrid, 19744 [1970]

A veces Borges ha utilizado una técnica que consistía en dar un paso adelante partiendo de un punto narrativo y entonces dar dos pasos atrás, pero no para pasar por el punto de partida sino para situarse en otro sitio que marcara una perspectiva diferente, colateral.
Es así con El Informe de Brodie, que parte del último viaje de Gulliver, pero donde Swift ponía, por contraste, a su sociedad en el punto de mira, Borges contempla una sociedad humana improbable per se. Y lejos de emplear la fórmula de la utopía dieciochesca, utilizó el informe misionero del siglo diecinueve, lo cual es un sutil paso del cartesianismo al mundo ordenado y ordenable (y uniformizante) victoriano; y un informe que no es sino la historia del fracaso de la comprensión de esa sociedad y, por tanto, de esa uniformidad y de los valores universales que pregona.
En efecto, los Yahoos (Yahoo, como no me cansare de insistir, es un país swiftiano que aparece en Los Viajes de Gulliver, y al que el buscador de internet, sin duda, rinde homenaje) son imposibles de convertir por muchos motivos: su rey, designado por ciertos estigmas, es cegado para que nada lo distraiga de la sabiduría. Veneran a un dios, cuyo nombre es Estiércol, y es un ser mutilado, ciego, raquítico y de ilimitado poder. Suele asumir la forma de una hormiga o de una culebra.
Swift mostraba otras sociedades para señalar los defectos de la nuestra. Borges, al traernos a los improbables Yahoos, pero señalando al final de su relato que «representan, en suma, la cultura, como la representamos nosotros, pese a nuestros muchos pecados», pone en evidencia lo móvil de nuestras definiciones, lo convencional de nuestras costumbres, lo absurdo de ellas, y la volatilidad de lo que denominamos civilización.
El estilo de Borges es conocido. Su brevedad, que a veces parece lacónica (apenas 12 páginas en formato de bolsillo y en letra bien legible) es engañosa; los conceptos se suceden a gran celeridad, pero de una forma tan suave que se convierte en persuasiva. Su sugerencia deja más poso de reflexión en el lector que la pura aseveración o la sorpresa. Él mismo, en el prólogo, advierte preferir «la preparación de una expectativa a la de un asombro». Los relatos de Borges, y El Informe de Brodie no es una excepción, se convierten, por obra de esta interacción entre el texto sugerente y la imaginación del lector, en infinitos, variables y polimorfos. Puertas abiertas a múltiples relatos que se forman en su lectura y no en la escritura.

Portada y sinopsis

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