Sonetos, de William Shakespeare
En The Complete Works of William Shakespeare
Magpie Books/Robinson Publishing
Londres, 1993 [1609]
Shakespeare ya demostró en sus obras teatrales que podía ser poeta. Incluso muy buen poeta. Por fortuna, nos legó para la posteridad (y por mejor fortuna, se conservaron) sus sonetos, un esfuerzo continuo y continuado en 154 composiciones, que muestran algunas de las cimas de la composición poética inglesa de todos los tiempos y, por descontado, marcan la cúspide de su época.
Escojo los sonetos precisamente por su variedad. El resto de la producción poética de Shakespeare que nos ha llegado (Venus y Adonis, La Violación de Lucrecia, Lamento de un Enamorado, El Peregrino Apasionado, Sonetos a Diversas Notas de Música o El Fénix y la Tortuga) son poemas narrativos, o demasiado cortos, o... da igual. Son los sonetos los que son mejor considerados, y así opino yo.
Los Sonetos son además un enigma. Los 125 primeros tratan de un joven rubio, los últimos 28 de una dama morena (el 126 puede ser entendido como una especie de interludio). Amor homosexual, heterosexual, bisexual, simples poemas evocativos dedicados a nadie en concreto, todas las hipótesis han sido discutidas hasta la saciedad. Tal vez nunca sepamos la verdad. Tal vez no merezca la pena saberla. Porque lo que nos queda son unas composiciones preciosas y sorprendentes.
XXXII
If thou survive my well-contented day
when that churl death my bones with dust shall cover,
and shalt by fortune once more resurvey
these poor rude lines of thy deceased lover,
compare them with the bett'ring of the time,
and though they be outstripped by every pen,
reserve them for my love, not for their rhyme
exceeded by the height of happier men.
O the vouchsafe me but this loving thought:
"Had my friend's muse grown with this growing age,
a dearer birth than this his love had brought
to march in ranks of better equipage;
but since he died, and poets better prove,
theirs for their style I'll read, his for his love."
[Si sobrevives al día, grato,
en el que la muerte mis huesos de polvo cubrirá,
y por fortuna vuelves a leer
estos pobres versos de tu difunto amante,
compáralos con los mejores del tiempo,
y aunque sean tachados por toda pluma,
presérvalos por mi amor, no por su rima
superada por la altura de hombres más afortunados.
Entonces dedícame este cálido pensamiento:
"Si con la edad la musa de mi amigo hubiera envejecido,
una criatura mejor su amor hubiera criado
que en la compañía de los mejores iría;
pero muerto él, y con poetas mejor probados,
a éstos por su estilo leeré, a él por su amor."]
Sorprende su poco amaneramiento, lo alejados que están sus versos de los vicios de su época. [Me apresuro a añadir que, a diferencia de lo que acostumbro, esta vez no opto por la traducción literal. Shakespeare es moderno, pero aún así el lenguaje poético isabelino puede ser tan retorcido que una traslación literal se haría casi incomprensible. E insoportable. En cambio, Shakespeare es un escritor conceptual tan magnífico que traducir su concepto poético es, a la vez, hacerle justicia y homenaje.
Y son composiciones amorosas, cierto, pero que llevan mayor carga que la de los versos de amor. Véase si no este soneto, crítico con su sociedad:
LXVI
Tired with all these, for restful death I cry:
As, to behold desert a beggar born,
And needy nothing trimmed in jollity,
And purest faith unhappily forsworn,
And gilded honour shamefully misplaced,
And maiden virtue rudely strumpeted,
And right perfection wrongfully disgraced,
And strenght by limping sway disabled,
And art made tongue-tied by authority,
And folly, doctor like, controlling skill,
And simple truth miscalled simplicity,
And captive good attending captain ill.
Tired with all these, from these would I begone,
Save that to die I leave my love alone.
[Cansado de todo, la muerte invoco:
De ver que el merecimiento mendigo engendra,
Y la vanidad mísera alegremente ornada,
Y la fe más pura mesquinamente traicionada,
Y el dorado honor vergonzosamente desplazado,
Y la virginidad bastamente prostituida,
Y la correcta perfección caída en desgracia,
Y la fuerza por trampas reducida,
Y el arte amordazado por la autoridad,
Y la locura, doctorada, controlando el talento,
Y la sencilla verdad mal llamada simpleza,
Y el esclavo Bien sirviendo a su amo el Mal.
Cansado de todo, morir querría,
salvo que muriendo a mi amor solo dejaría.]
Y ya he dicho que era un poeta rabiosamente adelantado a su tiempo. Comprueben cómo mandaba al diablo las exageraciones poéticas de su época y componía un soneto extraordinariamente vivo hoy día:
CXXX
My mistress' eyes are nothing like the sun;
coral is far more red than her lips' red.
If snow be white, why then her breasts are dun;
if hairs be wires, black wires grow on her head.
I have seen roses damasked, red and white.
But no such roses see I in her cheeks;
and in some perfumes is there more delight
than in the breath that from my mistress reeks.
I love to hear her speak, yet well I know
that music hath a far more pleasing sound.
I grant I never saw a goddess go:
My mistress whe she walks trends on the ground.
And yet, by heaven, I think my love as rare
as any she belied with false compare.
[Los ojos de mi amada no son como soles;
el coral es mucho más rojo que sus labios.
Si la nieve es blanca, ¿por qué sus pechos son atezados?
Si los cabellos son metal, hilos de metal negro crecen en su cabeza.
He visto rosas de damasco, rojas y blancas,
pero ninguna rosa semejante veo en sus mejillas;
y en algunos perfumes hay más delicia
que en el aliento que mi amada exhala.
Adoro oírla hablar, pero bien sé
que la música tiene sonido más placentero.
Juro que no me he cruzado con ninguna diosa:
Mi amada cuando anda, pisa firme el suelo.
Y no obstante, por el Cielo, creo que mi amada vale tanto
como cualquiera a la que, mintiendo, se vaya comparando.
Texto original inglés de los Sonetos en Proyecto Gutenberg
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