El Ayudante del Verdugo, de Mario Lacruz

En Trilogía de la Culpa
Ed.Funambulista, col. Literadura
Madrid, 2009 [1971]

Dice Mario Lacruz en una entrevista que figura en el apéndice de este libro que los censores se mostraron como unos completos memos cuando no captaron que la figura central de esta novela era Franco. "El personaje sobre el que gira la trama de la novela se llama Pardo porque Franco vivía en el Palacio del Pardo; físicamente se le describe parecido a Franco y habla como él, con sus mismas palabras... y todo ello inmerso en el ambiente de la España de Franco... Nadie se dio cuenta". Salvo los lectores, claro.
Lo que no dice Lacruz es que esta no es una novela sobre Franco, ni una visión paródica o satírica sobre Franco o su trayectoria. Existe una cierta burla sobre su figura, por descontado (alguien chapucero, inculto, tópico, triunfador por azar, despotismo y malas artes; un personaje vulgar, en suma), pero lo que sí constituye, consciente o inconscientemente, es una alegoría de la España de Franco; una novela en la que la trayectoria de las empresas de Pardo puede asimilarse a la evolución de la España franquista.
Para ponernos en situación, el protagonista no es Pardo, sino un abogado, Ventosa, que liga su destino, un poco por casualidad y un poco por renuncia de sí mismo, al de Pardo, al que sirve con escepticismo y espíritu crítico, pero sin dar jamás el paso que le liberaría de él. Como buen existencialista que es, Lacruz supedita la vida de Ventosa a su circunstancia vital, y ésta es Pardo, que así, sin ser protagonista, sí es personaje central.
Tomada como alegoría, los significados son evidentes: la posguerra, el estraperlo, el desarrollismo, la renuncia ideológica, la evolución hacia el progresismo y el cosmopolitismo pero sin desprenderse jamás, sin arriesgar nunca el capital económico y la estabilidad que representa Pardo y us empresas.
Pero hay que fijarse en que esta novela forma parte de una "Trilogía de la Culpa", y en este aspecto, quien se siente culpable es Ventosa, que siempre se plantea volver a su yo independiente, pero jamás lo hace; que se burla de la vulgaridad intrínseca de Pardo, pero acaba manteniéndose al margen y diciendo amén. Que incluso lo traicióna con su propia hija (en una traición alegórica tanto ideológica como física), pero que es el primero en disimularlo y en aplaudir a rabiar el discurso de Pardo cuando éste recibe una condecoración.
Si es una alegoría de lo que en su tiempo se llamó "mayoría silenciosa" e incluso de la "oposición interior al régimen", el símil se vuelve demoledor, y esta novela se convierte no tanto en dedo acusador como en reflejo de las miserias de un régimen, pero también de la población que, callando, otorgó, y de aquellos que, despotricando, a la hora de la verdad no hicieron nada para oponerse a él; antes bien, fueron doblemente culpables por otorgar y proclamar más o menos una cosa y no dar un paso para hacerla jamás.

Portada y sinopsis

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