La Hora de la Estrella, de Clarice Lispector
(A Hora da Estrela)
Ed. Siruela, col. Libros del Tiempo
Madrid, 2000 [1977]
¿Es posible describir literariamente una vida por completo anodina? ¿Es posible describirla de tal manera que esta vulgaridad resulte poética? Sobre todo, ¿es posible prolongar esta descripción de la apenas nada y a la vez mantener la atención del lector?
La respuesta es que sí, pero que para ello esta vida debe apoyarse en las capacidades literarias de la autora. Y que estas capacidades deben ser tan formidables como para que el texto se sobreponga a la vida, la poesía al anonimato, la transformación literaria al hecho anodino. ¿O tal vez no sea tan anodino?
Lispector emprende un diálogo continuo entre ella y el lector, entre el supuesto autor de estas páginas (una creación paralela que reflexiona y profundiza todavía más en lo ficticio y lo real de la literatura y la vida) consigo mismo y con el lector; entre el autor y su personaje.
Es una carrera continua entre la vida y la literatura, entre la realidad y la ficción, entre la nada y la poética que transforma el anonimato y la insignificancia en algo sublime, trágicamente sublime.
Esta novela corta se sustenta por entero en el estilo de Lispector, capaz de asirnos e interesarnos por cosas, por una vida que no podría interesar a nadie. capaz de mostrarnos las miserias cotidianas, de movernos a la compasión, al asombro; al horror también, frente a una vida vacua que, sin embargo, percibimos que debe ser vivida porque ninguna vida, por insignificante que sea, es despreciable.
Así, lo anodino se hace trascendente, y el estilo literario triunfa sobre el desinterés hasta convertirse en sublime y la vida vulgar hacerse significativa. Es un triunfo sólo al alcance de unos pocos y escogidos autores, un tour de force descomunal, una gesta de una autora capaz de hacer de las palabras realidades.
En esta novela, de la nada surgen emociones reales. Y eso es literatura. Gran literatura.
Portada y sinopsis
4 comentarios:
Fue lo primero que leí de Lispector, y uno de los libros que más me han sorprendido. Suena tópico, pero realmente es un texto del que poco que se puede decir, es necesario leerlo. Una belleza abrumadora, dolorosa. Breve, pero que necesita reposo, para digerir todo lo que es la Literatura, con verdaderas mayúsculas.
Hola, Rayuela:
Concuerdo contigo en tu apreciación de lo inaprensible que es el texto de Lispector, salvo que, como decía Borges, hagamos un comentario a escala 1:1 y citemos la novela en su integridad y por su orden, ya que es un texto que sólo se sustenta por sí mismo. Realmente, no hay nada que pueda motivar a nadie en cuestión de trama, de espectacularidad de personaje, nada, salvo algo muy grande, como es la pura fuerza de la narratividad en sí misma, el juego de espejos entre creador y creación y el hecho de que cualquier cosa puede ser expresada con estilo propio, es decir, puede hacerse arte.
Un saludo!
Sobre la obra me ha dado curiosidad, creo que intentaré leerla.
Lo que sí agradezco es que se citen autoras que muchas veces no se hace en divulgación literaria. Hace un año hice un curso y cada mes leíamos un libro de una autora y lo comentábamos y quedé asombrada de cuantas escritoras que me parecieron geniales quedan en el anonimato.
Un saludo!
Hola, Magda:
Va a modas... Lispector gozó hace unos años de popularidad (relativa, como siempre en esto de los libros, que parece que un autor popular es alguien a quien, una vez al mes, alguien le reconoce por la calle). Ahora ha caído en un limbo, producto de la mucha edición y de lo efímero de... Pero sería demasiado largo. Lo reservaré para alguna filípica de esas que me acometen.
Un saludo!
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