Travesuras de la Niña Mala, de Mario Vargas Llosa

Ed. Alfaguara
Madrid, 2006 [2006]

Esta curiosa novela trata fundamentalmente del amor. Pero lo hace de manera peculiar, porque contrapone una visión romántica del mismo, lo que podríamos llamar "amor verdadero", a las mentiras que éste está dispuesto a soportar.
En Lima, el joven Ricardo se enamora (y para toda la vida) de una peculiar chilenita, Lily, que lleva encima un enigma y una indefinición respecto a las atenciones del protagonista. Pronto el enigma será puesto al descubierto, y resultará ser que de chilena nada de nada, que Lily es una peruana que representa una farsa frente a los chicos y familias de la clasista sociedad del barrio de Miraflores.
A partir de aquí, esta Lily, de aspecto e identidad cambiante, esta "niña mala", irá reapareciendo en la vida de Ricardo, siempre con una historia inverosímil a cuestas, siempre con una pátina de cinismo, y sin embargo siempre con una especie de atracción mutua que hace que esa niña mala gravite hacia lo que puede que sea el único auténtico amor de su vida. Un amor al que abandonará, y sin ningún escrúpulo, una y otra vez. Y Ricardo, una y otra vez, la readmitirá en su vida.
Es una novela sobre la bendita o maldita irracionalidad del amor. Ricardo, durante toda la narración, es definido por la niña mala como el "niño bueno", y así se porta, aguantando lo insoportable, sufriendo, prometiéndose que nunca más y volviendo a caer pese a todo lo que se diga y haga, vea lo que vea y descubra lo que descubra. Da igual, porque Ricardo está condenado, por amor, a caer siempre en la pasión.
Es una historia bien construida, con otros temas, como el de la amistad, introducidos en la misma, aaunque el predominante sigue siendo el del amor. Enclavada temporalmente desde 1950 hasta finales de los ochenta, pasa por Lima, París, Londres, Tokio y Madrid con elegancia y realismo. Y la prosa, como no puede ser de otra manera, tiene el tono preciso y adecuado a cada situación. Se lee con interés, y si no puede hablarse de obra maestra, sí puede decirse que es una novela memorable por estilo y por trama.
Si hay alguna conclusión que sacar de esta novela, es que el amor es idiota. Pero que esta idiotez que los demás vemos representa el cielo (y el infierno) para, cuando menos, uno de los interesados. Y que tal vez bien vale pasar por el infierno para tener acceso a ese trocito de cielo. Si la alternativa es el tedio y la monotonía de la conveniencia y el ir pasando, no puedo por menos simpatizar con Ricardo, por muy tonto que pueda parecer. Y es que uno, en el fondo, es un romántico.

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6 comentarios:

mario skan dijo...

Buen libro, aunque mi preferido de Vargas Llosa es La tía JUlia y el escribidor.
La niña mala se lee con rapidez no hay óbice ni locuras con el tiempo. El pasado de Pauls también trata sobre la irracionalidad del amor, esos amores tipo zorrinito de los dibujos animados, amores insistentes.
De las últimas novelas de Don Mario escritas en esa aparente prosa ligera prefiero ésta, que tu tan bien reseñas a la archiconocida Fiesta del Chivo.

saludos

Anónimo dijo...

Con Vargas Llosa empecé y terminé por una novela que nunca se menciona: ”Elogio de la madrastra”, que no me convenció del todo, y me lanzó a una vida de ignorancia respecto de sus demás trabajos.

Hará unos tres años, sin embargo, leí su ensayo sobre ”Los miserables”, y claro, así como el texto en el que se inspira, me pareció un muy buen trabajo.

Saludos y gracias por esta reseña.

RebecaTz dijo...

A mí no me gustó este libro, lo terminé a duras penas, y sólo de recordar el uso y abuso de diminutivos se me pone la carne de gallina. Ji ji. :)
Exagero, quizá, pero me parece que algunas situaciones están muy forzadas, aunque en realidad no es mucho lo que recuerdo.

¡Saludos!

Lluís Salvador dijo...

Hola, Mariano:
Voy a confesar una cosa: he leído poco de Vargas Llosa, comparado sobre todo con el volumen de su obra. Y fundamentalmente de su primera etapa como escritor, y de la última, con lo que hay un vacío considerable en mi seguimiento de su trayectoria. No sé, se me hizo antipático el personaje...
Ahora, ya con más edad, puedo encarar la obra con cierto desapego de la persona, y emitir juicios que ya no vendrán contaminados por mis prejuicios.
Pero sí estoy de acuerdo contigo: La Fiesta del Chivo me resulta poco agradable de leer, y en algunos puntos incluso me irrita.
Un saludo!

Hola, Asterión:
Como he comentado a Mariano, el vacío del que hablaba en mis lecturas incluye también esta novela que citas. Con lo que aumentas mi prevención respecto a ella. Sin embargo, no es descartable que un día le eche un ojo. Recuperaremos entonces el diálogo (en reseña si me gusta; en comentario o por mail si no).
En cualquier caso, gracias, como siempre por la recomendación del ensayo.
Un saludo!

Hola, Andrómeda:
Bueno, reconozco que existe cierta desmesura. Pero es que la tesis, esa de que el amor es idiota, ya es una tesis desmesurada. No creo siquiera que haya querido hacer una novela de situación creíble. Lo que son creíbles son los lugares y los personajes, pero aisladamente. La relación entre Ricardo y Lily adquiere, por su propia naturtaleza, un carácter de desmesura que la sitúa fuera de la realidad cotidiana. Y sin embargo... salvando las distancias, todas las grandes historias de amor literarias han sido desmesuradas. ¿Por qué esta no?
Y tienes razón en el abuso de los diminutivos. Y es algo que odio en especial en los escritos literarios (si tú dices ji, ji, yo en cambio reacciono como grr, grr). Pero, y puestos a pensar en ello, ese amor que incluso en la vejez o la madurez tardía tiene algo de adolescente lo justificaría. Al fin y al cabo, como digo, el amor es idiota. Y en ese estado, las idioteces que uno suelta harían enrojecer a cualquiera, repetidas después. De modo que no me gustan, pero las comprendo. Aunque Mario Vargas Llosa se las podría haber ahorrado.
Un saludo!

Arturo López dijo...

Muy interesante la conversa. Como admirador y lector fiel de Don Mario, leí "Travesuras..." apenas salió a la venta. Es buena, a secas, sin alcanzar el nivel de otras de sus novelas. A ratos me desesperaba el personaje, por agachón y dejado, aunque fuera por amor. Soy totalmente contrario a las ideas derechistas de Vargas, pero me olvido de eso cuando me adentro en alguna sus novelas. La mejor, para mí, es "Conversación en la catedral", aunque me dejaron muy grata impresión "Elogio de la madrastra", "Lituma en los Andes", "Pantaleón y las visitadoras" y "La tía Julia y el escribidor". A decir de sus críticos, "La guerra del fin del mundo" es una obra maestra, aunque no he tenido el tiempo para leerla. Cuando lo haga, les platico. Saludos. Arturo López. Gdl, Mx.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Arturo:
Te agradezco la valoración, que es muy coincidente con la mía, con respecto a que Vargas Llosa tiene obras mejores. De las que citas, el Pantaleón, la Tía Julia y Conversación en la Catedral me parecieron diganas de que a Vargas Llosa le dieran lo que le han dado en premios y en prestigio y mucho más.
Y el personaje de Travesuras me desesperaba a mí también, de modo que estoy convencido de que era lo que quería Vargas Llosa cuando lo describía.
Y cómo no, aquí tienes tu casa y eres bienvenido a comentar lo que quieras y cuando quieras, no faltaba más. Y me interesan siempre las opiniones de gente leída e informada, de modo que no dejes de opinar sobre La Guerra del Fin del Mundo. Siempre busco estímulos para leer...
Un saludo muy cordial!