Letrilla Satírica, de Luis de Góngora

En Letrillas
Ed. Castalia, col. Clásicos Castalia
Madrid, 1980 [1593]
Ed. de Robert Jammes

Por esas cosas que tiene la vida y la Historia, la polémica Quevedo/Góngora ha pervivido hasta hoy. Que si yo prefiero a este, que si yo a aquel. Que si Quevedo era más popular, que si Góngora críptico. Miren, la opinión del que suscribe es que en ese bien llamado Siglo de Oro tuvimos la fortuna de tener una de las cosechas de poetas más prodigiosas de toda la historia de la literatura y de la otra, y que seguir con distingos de ese tipo es, cuando menos, pueblerino, si no cainita.
Puestos en lo popular, es decir, en la sátira de costumbres, ambos autores conforman la más impresionante antología jamás escrita.
Sigan ellos, si quieren, peleándose en la tumba, que a mí no me encontrarán en ese juego. Como muestra, esta letrilla, que bien tuvo que ser popular cuando tuvo imitadores e inspiró a otros poetas. Lo que sigue es la obra de Góngora, y lo señalado entre claudátores ([ ]), el producto de sus imitadores. Desmerecen algo al maestro. Pero no mucho. Disfruten.

Un buhonero ha empleado
en higas hoy su caudal,
y aunque no son de cristal,
todas las ha despachado;
para mí le he demandado,
cuando verdades no diga,
una higa.

Al necio, que le dan pena
todos los ajenos daños,
y aunque sea de cien años,
alcanza vista tan buena,
que ve la paja en la ajena
y no en la suya dos vigas,
dos higas.

Al otro que le dan jaque
con una dama atreguada,
y más bien peloteada
que la Coruña del Draque,
y fiada del zumaque
le desmiente tres barrigas,
tres higas.

Al marido que es tan llano,
sin dar un maravedí
que le hinche el alholí
su mujer cada verano,
si piensa que grano a grano
se lo llegan las hormigas,
cuatro higas.

Al que pretende más salvas
y ceremonias mayores
que se deben, por Señores,
a los Infantados y Albas,
siendo nacido en las malvas
y criado en las ortigas,
cinco higas.

Al pobre pelafustán
que de arrogancia se paga,
y presenta la biznaga
por testigo del faisán,
viendo que las barbas dan
testimonio de las migas,
seis higas.

Al que de sedas armado
tal para Cádiz camina,
que ninguno determina
si es bandera o si es soldado,
de su voluntad forzado,
llorado de sus amigas,
siete higas.

Al mozuelo que en cambray,
en púrpura y en olores,
quiere imitar sus mayores,
de quien hoy memorias hay
que los sayos de contray
aforraban en lorigas,
ocho higas.

Al bravo que echa de vicio,
y en los corrillos blasona
que mil vidas amontona
a la muerte en sacrificio,
no tiniendo del oficio
más que mostachos y ligas,
nueve higas.

Al pretendiente engañado,
que, puesto que nada alcanza,
da pistos a la esperanza
cuando más desesperado,
figurando ya granado
el fruto de sus espigas,
diez higas.

[Al que del uno al otro polo
es la hez de los poetas,
y quiere tener sujetas
las nueve hermanas de Apolo,
y que a no ser por él solo,
fueran las pobres mendigas,
once higas.

A la viuda de Siqueo,
si ya no es de regadío,
que calienta el lecho frío
con suspiros su deseo,
si no son (a lo que creo)
por Eneas sus fatigas,
doce higas.

Al que, con ansia mortal
y encumbrados pensamientos,
anda bebiendo los vientos
por dejar fama inmortal,
porque no le hagan mal
tantos vientos y fatigas,
trece higas.

Al que es Dotor o Maestro
de cualquiera Facultad,
y echa toldo y gravedad
teniéndose por más diestro,
pudiéndole echar cabestro,
y trabas en vez de ligas,
treinta higas. ]

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo con vos: ponerse a pelear por ellos o ponerlos a ellos a pelear es un absurdo.

Ahora bien, explicame esa versión de los paréntesis cuadrados: ¿de quién es?, ¿es un collage?

Saludos.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Asterión:
Pese a que te suene increíble, la semana pasada mismo escuché una diatriba sobre la superioridad de Quevedo sobre Góngora. Debe ser una manía futbolística, la de establecer campeonatos entre escritores...
Lo que va entre estos [] son estrofas escritas por imitadores de Góngora. El poema hizo fortuna en su época (y qué época, en la que la gente se pasaba sonetos y letrillas de boca a oreja y en copias manuscritas), de modo que los mismos que recibieron la versión original empezaron a ampliarla según sabían y podían. Como en la época los poemas satíricos no eran carne precisamente para la edición, savo en "florestas" (antologías), los editores de la época y posteriores recogieron en ocasiones estas versiones apócrifas y las publicaron, atribuyéndolas al propio Góngora. Labor (y dura) de los exégetas y estudiosos ha sido desentrañar cuáles eran originales del poeta cordobés y qué estrofas eran añadidas por manos ajenas. Las incluyo porque algunas no están nada mal (no todas) y por ese remate final, que me parece gracioso, apoteósico y colmo de la sátira como es casi hacérsela a uno mismo, de las treinta higas.
Un saludo!

sebatian triviño dijo...

¡¿ porque la fabula de polifemo y galantea es representativa del estilo barroco?

Lluís Salvador dijo...

Hola, sebastián:
Bienvenido a este blog.
Bueno, sería algo largo de explicar aquí, pero puedo darte una pista traduciendo lo que la wikipedia en inglés (mucho más informativa que la versión española) dice al respecto:
"El Polifemo refleja un cambio en las percepciones estéticas y filosóficas de la Europa del siglo XVII. Aunque el poema critica los anteriores aspectos metafísicos y artísticos, el poema es profundamente diferente en su forma. El foco estético, por ejemplo, se traslada hacia lo sublime y tal vez sea esta la distinción más palpable. El estilo poético también refleja el sentido prevalente de ansiedad que caracterizó tanto el período barroco como el contexto histórico de la Contrarreforma. El uso liberal de la hipérbaton, la antítesis, las alusiones arcanas clásicas, las metáforas abstrusas y los intrincados golpes de ingenio marcan una genuina distinción con la poesía del Renacimiento (véase Culteranismo). Durante este período parece existir un enfoque sin precedentes hacia la forma artística, una preocupación más bien moderna."
Espero que te haya sido de utilidad.
Un saludo!