El Falcó Maltès, de Dashiell Hammett

(The Maltese Falcon)
Eds. 62, col. Butxaca
Barcelona, 1998 [1930]

El Halcón Maltés es, sin duda, el título más famoso de la novela negra, y de hecho marca casi el paso definitivo de la literatura policial al género negro, estableciendo unas bases que serán las que dominen esta literatura desde entonces. La primera es su protagonista, típicamente un detective privado, que es de forma fundamentral un defensor, pero no de la Ley ni de la policía (a las que a menudo se enfrenta), sino de una ética, las más de las veces propia, flexible pero en el fondo justa; si la Justicia es ciega, el detective en cambio observa y considera las circunstancias personales de los implicados, actuando en consecuencia a su código personal. Un tipo que, para poder obrar como lo hace, de forma individual y solitaria, tiene que ser duro, más duro que nadie, y sobre todo duro consigo mismo respecto a su ética (lo que dará origen a otro apelativo del género, el "hard-boiled"; una famosa y definitoria frase es "I've heard about hard-boiled, but you... you're twenty minutes!" ("He oído hablar del [huevo] duro, pero tú... ¡tú eres uno de veinte minutos [de hervor]")). Y la movilidad moral: el mal ya no es ejecutado necesariamente por rufianes o delincuentes profesionales, sino que adquiere movilidad social. Ya sea el exmarido que no puede soportar el desprestigio social que le supone que su esposa se divorcie de él (Playback, de Raymond Chandler), las rencillas familiares por puro pique personal o por una mínima parcela de dominación en este ámbito (como en muchas de las novelas de Ross Macdonald), o la ambición económica sin más, pero protagonizada por ricos y poderosos que desean todavía más poder o dinero. Esta movilidad hace que el nuevo género negro tuviera y tenga una imbricación social muy fuerte, puede que no por descripción pero sí como representación de un clima moral.
Hammett fue el creador de este género, que alcanzaría su destilación esencial con Raymond Chandler y llegaría a diversos pináculos con muchos autores (Ross Macdonald, James M. Cain, Jim Thompson...). Personalmente prefiero a Chandler, por ser más literario, pero no estoy dispuesto a renunciar al padre fundador.
El Halcón Maltés gira en torno al detective privado Sam Spade y a aquellos que orbitan alrededor de un fabuloso halcón de oro y piedras preciosas (debidamente camuflado con un recubrimiento de símil piedra), un objeto hecho "de la materia de la que se hacen los sueños" (una frase de la película homónima de John Huston, no de la novela), y que tratan de conseguirlo por todos los medios. Y cuando digo todos, es todos.
La ruptura del género negro con lo anterior es que la primacía ya no recae en el "quién lo hizo" ni en el "porqué" o el "cómo". Aunque es importante la trama, el enigma, un resumen argumental casi siempre es detenerse en lo accesorio y desechar lo fundamental. Es preciso leer estas novelas, y El Halcón Maltés entre ellas, y dejarse llevar, sumergirse en las relaciones entre los personajes, sus intenciones, sus inflexiones y sus posiciones morales. Entonces es cuando se disfrutan en su plenitud.
El Halcón Maltés, como piedra fundacional y quintaesencia del género, tiene todos los elementos que lo conforman, y además una gran tensión narrativa y una estructura equilibrada. Leerla no es sólo rendir un homenaje a un fundador, sino percibir los elementos que después se hallarán en los que han seguido su camino.

Portada y sinopsis

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