La Bella Mentirosa, de Jacques Rivette
SESIÓN MATINAL
(La Belle Noiseuse); 1991
Director: Jacques Rivette; Guión: Pascal Bonitzar, Christine Laurent, Jacques Rivette, basado en la novela Le Chef d'Oeuvre Inconnu [La Obra Maestra Desconocida], de Honoré de Balzac; Intérpretes: Michel Piccoli (Édouard Frenhofer), Jane Birkin (Liz), Emmanuelle Béart (Marianne), Marianne Denicourt (Julienne), David Bursztein (Nicolas), Gilles Arbona (Porbus); Bernard Dufour (del cual sólo se ve la mano que pinta y los resultados, puesto que todas las pinturas son suyas); Dir. de fotografía: William Lubtchansky; Música: Igor Stravinsky; Dir. artística: Emmanuel de Chauvigny; Montaje: Nicole Lubtchansky.
Hablamos de una película monumental, empezando por su duración: 240 minutos, con un intermedio a la antigua usanza en la proyección. Y, no obstante, estas cuatro horas pasan en un soplo, puesto que, cuando entra en materia (y tarda algo en entrar, todo hay que decirlo) el espectador queda absorto por lo que sucede, tanto lo que se nos muestra en la pantalla como por lo que no se nos muestra, como son los pensamientos de los protagonistas.
El argumento, basado en una de las obras de Balzac más reivindicadas a finales del siglo XX, es uno que tiene resonancias de lo ya visto, pero que no deja de ser apasionante. Un joven artista y su novia van a ver a un famoso pintor que, sin embargo, ha dejado de pintar hace diez años, víctima de una incertidumbre creativa que no le llevó a llevar a cabo su máximo proyecto, "La Bella Mentirosa". Sin saberlo ella, el artista, el joven y el coleccionista de arte Porbus acuerdan que Frenhofer podría intentar retomar este proyecto con Marianne como modelo. Marianne, en principio, se enfada por lo que considera casi como una venta, pero luego ejerce lo que se puede entender como una sutil venganza, que es, en efecto, posar para Frenhofer.
Esto podría devenir en una historia del triángulo clásico, pero hay más, mucho más. Donde la película descuella es precisamente en el proceso de creación. Sus límites, la angustia de la búsqueda de la inspiración y de aquello que constituye la maestría; y también sobre la pasión en el arte, pasión poco carnal, y que tiene que ver más con el espíritu, que puede (de hecho casi parece obligatoria que deba) resultar dañado en el proceso.
Una película que trata estos temas con una intensidad poco común. Con un lenguaje visual y cinematográfico casi puro, en el que entendemos la magnitud de los conflictos de los personajes sin hablar y sin mímica, tan sólo con el lenguaje cinematográfico, que es ciertamente inusual en los tiempos que corren.
Tráiler:
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