El Gran Dictador, de Charles Chaplin

SESIÓN MATINAL

(The Great Dictator); 1940

Director: Charles Chaplin; Guión: Charles Chaplin; Intérpretes: Charles Chaplin (Hynkel/barbero judío), Paulette Godard (Hannah), Jack Oakie (Napaloni), Reginald Gardiner (Schultz), Henry Daniell (Garbitsch), Billy Gilbert (Herring), Maurice Moscovich (Mr. Jaeckel); Dir. de fotografía: Karl Struss y Rollie Totheroh; Música: Meredith Wilson; Dir. artística: J. Russell Spencer; Montaje: Willard Nico.

Revisada de continuo, El Gran Dictador ha sido objeto de polémica desde su estreno. Algunos consideran el discurso final de Chaplin al mundo un error, otros la parte fundamental de la película. Unos la consideran desigual, otros el alegato más mordaz contra la figura de Hitler y el nazismo.
Mi opinión va en esta segunda dirección (junto a To Be or Not to Be, con la que se la compara, sin que haya motivo, y de la que tendré que decir unas cuantas cosas en el futuro). Y tiendo a excusar sus errores, que los tiene. Hay que tener en cuenta unos detalles, algunos históricos, otros no. El Gran Dictador enfureció en su época, pero se obvia que esa furia provino de los que abogaban por la no intervención estadounidense en la guerra. Se trataba de una película que tomaba partido por la humanidad en lugar del pragmatismo político, y eso no gustó. Respecto al discurso final, es posible que constituya otra película, pero Chaplin, como creador situado en su época, creo que tenía todo el derecho a hacerlo. E incluso a marcar distancias entre ficción humorística y una realidad trágica.
Y en cuanto a la película anterior, una que tiene momentos tan grandes como esta no puede quedar sin reseñar en la historia del cine; y que los críticos exijan a Chaplin que siempre esté a la altura de sus momentos cumbre no es problema sino de los críticos. El encuentro entre Hynkel y Napaloni es uno de esos momentos cumbre, el ballet de Chaplin/Hynkel con el globo terráqueo es otro. Para encontrar el auténtico valor de El Gran Dictador sólo hay que imaginarse un mundo en el que estas escenas no hubieran sido creadas. Un mundo más pobre, sin duda.

Tráiler:

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2 comentarios:

Carm9n dijo...

Tengo el DVD y cada cierto tiempo la vuelvo a ver, y no me canso ...
Un beso,

Lluís Salvador dijo...

Hola, Carmen:
Soy partidario total de Chaplin y de sus películas (salvo quizás El Rey en Nueva York, aunque le encuentro disculpas incluso a La Condesa de Hong Kong), y considero que deberían ser pasadas en los colegios; el mundo mejoraría mucho, aparete de que las siguientes generaciones sabrían algo de cómo se hace el (buen) cine. La prueba de que El Gran Dictador cumple lo que promete es que en España hasta que Franco la espichó, ni posibilidad de verla. Cuando una sátira escuece al satirizado, buena señal.
Un cordial saludo!