El Tercer Policía, de Flann O'Brien
(The Third Policeman)
Montesinos Ed., col. Visio Tundali/Contemporáneos
Barcelona, 1987 [1940]
Tal vez convenga empezar con lo que plumas más distinguidas que la mía han escrito sobre esta obra: "En la vanguardia de la escritura contemporánea" (Dylan Thomas); "Un verdadero escritor dotado de auténtico sentido cómico" (James Joyce); "Un libro entre mil: en la línea del Tristam Shandy y Ulises" (Graham Greene); "Incluso con Ulises y Finnegans Wake a sus espaldas James Joyce podría haber sentido envidia" (The Observer).
Esta es una reseña difícil de escribir, ya que no se puede comentar en su debida extensión El Tercer Policía sin desvelar por lo menos un hecho fundamental del argumento. Para aquellos que deseen descubrir por sí mismos este hecho, bástenles los elogios antes expresados y mi palabra de que son verdad. Los demás, lean lo que sigue a su propio riesgo. El que avisa no es traidor.
El protagonista, un hombre simplón pero filosófico, está en manos de Divney, un ser ruin que se aprovecha de él y que finalmente lo llevará a la complicidad en un asesinato por dinero. Pasados tres años, y no sin desconfianzas mutuas, llega la hora del reparto del botín. En cuanto el protagonista mete la mano en el escondite del mismo, se produce un cambio en su percepción. Olvida su nombre, se le aparece el fantasma del asesinado, y emprende una extraña odisea en una estrafalaria comisaría, irreal y onírica, que parece controlar la puerta de la eternidad.
El lector, mediante la inmersión en este mundo fantástico y a veces de pesadilla, empieza a adquirir la convicción de que este protagonista narrador puede (o puede que no) estar muerto y ser él mismo un fantasma o, cuando menos, haber entrado en un período atemporal de desconexión de la realidad.
Por definición, este mundo alternativo no tiene reglas lógicas, y O'Brien utiliza esta falta de leyes para la diversión y el humorismo. Así lo dice el autor, pero es curioso consultar la Britannica y descubrir que el articulista dice que "El Tercer Policía es una obra mucho más sombría [que las anteriores]". No hay contradicción en estos términos, por cuanto el humor, cuando se refiere a los aspectos de la vida humana, suele virar al negro absoluto.
No hay humor superficial en esta obra, y bien podría definirse (pese a su recurso al absurdo, o precisamente por ello) como una de las primeras obras de humor filosófico (que recuerda en muchos aspectos a El Hombre que Fue Jueves de Chesterton). Todo es más o menos relevante en esta novela, y todo va destinado a cuadrar el balance final, en una pirueta narrativa que conlleva una estructura circular que sirve, a la vez, como chiste de cierre y como reinicio de una pesadilla, de un infierno, esta vez sí con plena consciencia.
El Tercer Policía va más allá de la anécdota o la humorada. Esta falta de reglas que tienen las pesadillas o el infierno permiten, por contraposición, por suspensión o por contraste, reexaminar las que existen en el mundo real. No salen éstas bien paradas, y si bien es apropiado reírse de ellas con esta novela, no dejamos de tener la impresión de que, en el fondo, vivimos en una especie de infierno, y que nuestra vida real es tan errática e ilógica como nuestras peores pesadillas.
2 comentarios:
Hola Lluís,
Me ha dado mucha curiosidad esta mezcla de género policíaco, SF, surrealista, humorístico y como mi bolsillo está como está, ya he consultado en que bibliotecas lo tienen.
Lo de El tercer policia suena a El tercer hombre, supongo que es casualidad.
Hola, Magda:
Es un libro tremendamente recomendable. E indefinible. Porque todos esos aspectos están en la novela, y hay que leerla para observar cómo funciona esa mezcla.
Y sí, es totalmente casual; sin embargo, ese tercer policía es una figura que tiene una importancia descomunal en la novela, primero por mención y ausencia, y después por presencia...
Un saludo!
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