Un Comandante en Casa, de István Örkény

(Tóték)
En El Programa Estelar / Un Comandante en Casa
Ed. Argos Vergara, col. En Cuarto Mayor
Barcelona, 1984 [1967]

Dentro del proceder errabundo que guía mis lecturas, cayó en mis manos este libro totalmente descatalogado, de un autor absolutamente desconocido, por si fuera poco húngaro (convendrán conmigo en que sólo un premio Nobel o algo parecido a una conjura internacional de agentes literarios puede hacer que un escritor magiar sea traducido al español) y que además se componía de dos novelas cortas, ya se sabe, veneno para la taquilla (en aquel entonces; hoy, sin recato alguno, se hubieran hecho no uno, sino dos libros, época la nuestra en la que un relato corto es editado con honores de novela de forma independiente).
Sin embargo, uno no tiene un olfato infalible (ustedes no saben la cantidad de obras que, puesto que no son de mi gusto, no son reseñadas en este blog aún después de haber sido leídas), pero sí afinado. Llámenlo séptimo sentido, ya que el sexto es ver muertos. Me llamó la atención por ser novelas humorísticas, cosa que no es tan común como parece; por ser de humor centroeuropeo, que suele producir unos resultados enormemente mordaces y satíricos; porque su autor (del que lo desconocía todo) había sido discípulo de Tibor Déry, un referente reconocido y respetado por los que saben de esto de las letras universales, es decir, los anglosajones. Y porque la temática de El Programa Estelar era inusitada. Esta obra se la comentaré en un futuro, porque es artillería pesada literaria, pero por el momento centrémonos en esta Un Comandante en Casa [cuyo título original se traduciría más bien como "La Familia Tot"], que trata algo recurrente en la ficción satírica oriental y centroeuropea, pero que es una piedra de toque del humorismo del autor, como es el militarismo y la guerra. Les aseguro que no quedé defraudado.
Un Comandante en Casa parte, como acostumbra la sátira centroeuropea, de un firme asiento en la realidad. En este caso, de un comandante del ejército húngaro durante la Segunda Guerra Mundial (y probablemente del Segundo Ejército Húngaro, donde sirvió el propio Örkény) que ha sido convencido para pasar un permiso en casa de los padres de uno de los soldados a su mando. No es cosa de broma, porque si el comandante queda satisfecho, el hijo es muy probable que sea retirado de la primera línea del frente ruso; por descontado, la alternativa es que, si queda decepcionado, el hijo pudiera pasar a ser "voluntario" para quién sabe qué misión suicida. De modo que la familia tiene y es consciente de su gran responsabilidad. Desconocido para todos los implicados, y por obra de un demencial cartero de la localidad, al que le cae tan bien la familia del muchacho que sólo les entrega los mensajes que traen buenas noticias, el joven soldado ha muerto en una emboscada en el frente, pero esta noticia jamás llegará a su destino.
En cuanto llega el comandante, la situación se vuelve, según la contraportada, surrealista, pero que yo definiría como marxiana, tendencia Groucho. El comandante, o bien afectado por la fatiga de combate, o bien por neurosis propias (y que uno sospecha que pueden haber ayudado a su ascenso), desde el primer momento se muestra maniático en extremo: no tolera que nadie esté a sus espaldas, el más mínimo ruido le hace buscar cobertura, se dedica a dormir de día y a mostrarse activo de noche y, sobre todo, no soporta que la gente esté ociosa a su alrededor. Como dice el comandante: «cuando mis soldados no tienen nada que hacer les ordeno que arranquen todos los botones de sus pantalones. Después, tienen que volverlos a coser. Así están siempre tranquilos y concentrados». Es así que la familia empieza a volverse sonámbula durante el día, mientras que las noches las dedica a la fabricación y plegado de cajas de cartón para la cruz roja húngara, en compañía de un satisfecho comandante.
Que, sin embargo, es muy capaz de mostrarse susceptible ante un bostezo. Y que, por demás, tiene otras monomanías (o más bien polimanías) de tanto calibre que acaban desquiciando a toda la familia, que hace encaje de bolillos, ellos mismos al borde de la locura, para satisfacer al incordio del comandante. Lo cual, y sin saber que sus esfuerzos son inútiles, consiguen... Hasta que un hecho imprevisto viene a restablecer un orden que, no obstante, ya ha sido desquiciado hasta la demencia.
Creo que me he referido por tres veces al humor centroeuropeo, y sé que es una definición en extremo personal. Lo cierto es que checos, alemanes, húngaros, polacos o rusos, sus grandes obras humorísticas parten de una situación perfectamente realista en la que una necesidad (guerra, autoridad, patriotismo) de admitir como normal lo absurdo acaba convirtiéndose en irreal, subvirtiendo el orden natural de las cosas, y divirtiéndonos de paso. Es así con Örkény, y su humor virado al negro no es sino confirmación de que la vida es tan amarga que es mejor contemplarla con una sonrisa.

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8 comentarios:

Mannelig dijo...

¡Qué suerte! Tengo este libro en lo alto de mi lista de deseos desde hace mucho, pero está tan descatalogado que aún no he sido capaz de hacerme con un ejemplar.

Afortunadamente ya están saliendo bastantes obras de autores húngaros, y no sólo reeditadas, sino traducciones nuevas. Me comentaban unas traductoras en la última feria del libro de Madrid, los proyectos en los que estaban trabajando, y aunque no había ninguno de Örkény, no hay que perder la esperanza.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Mannelig:
Mmmm... Si vienes un día por Barcelona, házmelo saber. Un par de cervezas, y el libro es tuyo.
:)
Un cordial saludo!

Black Arrow dijo...

Entre los húngaros con obras publicadas en español tienes a Lajos Zilahy,Sandor Marai,Laszlo Passuth, András, Herczeg,Heltai,Molnar,Dery, etc.

Ni hablar ya del Nóbel Imre Kertész

Saludos

Lluís Salvador dijo...

Hola, Black Arrow:
No si publicar se les ha publicado. La cuestión está en que se les vuelva a publicar. Porque encontrarlos en los estantes de las librerías, poco. Zilahy, por supuesto (es un mínimo revival, algo es algo, de un autor que era imprescindible cuando yo era un crío), Marai por descontado (y a él me refería en broma con lo de la conjura internacional de agentes literarios), de Passuth la eterna El Dios de la Lluvia Llora Sobre México, de Herczeg nada, de Heltai nada, de Ferenc Molnar nada, de Tibor Déry nada.
Y en este país se produce un fenómeno curioso, además, y es que están desapareciendo las librerías de viejo, con lo que hay que abastecerse en librerías de nuevo (que no tienen lo que quieres) o de anticuaria (donde lo tienen pero a precios exorbitantes) o, el último recurso, ir a rebuscar entre los puntos de reciclaje (no digo que no se encuentren cosas, pero no es el sitio indicado para ningún autor, creo yo, húngaro o no). Los datos de existencia en el mercado los he sacado de la librería de Barcelona con mejor catálogo, y mejor buscador electrónico, de modo que es lo que hay. (Salvo ediciones universitarias, que esas van por libre.)
El caso es que a mí me sirve de muy poco tener, por ejemplo, una de las mejores colecciones de Dino Buzzatti en español (que la tengo), si cuando la muestro, por un lado, enseño unos libros no ya antiguos, sino algunos realmente cochambrosos, conseguidos como y donde he podido a precios altos y bajos; y por otro, sirve de muy poco porque mi recomendación para aquel que quiera disponer de esas mismas obras es que aprenda italiano. Porque si tiene que esperar a las reediciones, igual pasan cuatro generaciones.
De ahí mi ironía con respecto a los escritores húngaros. Porque además, y tal como están las cosas, el lector español ya no tiene apenas esperanzas de que si ve un día un libro que le interesa, al día siguiente (es un decir) lo pueda adquirir. La velocidad de aparición y desaparición de los libros se está aproximando cada vez más a la de la luz.
Un saludo cordial!

Mannelig dijo...

Esto último que comentas es la pura verdad. Yo iba haciendo el seguimiento de las novedades húngaras en http://www.lho.es (literatura húngara online), para estar seguro de no perderme nada, y la redactora de la página me dijo que se les había acabado el dinero, y ya la irían actualizando cuando pudieran. A esa velocidad de desaparición de libros, seguro que de un mes a otro alguno se me despista.

Por cierto... ¿Voll Damm doble malta?

Black Arrow dijo...

Hola


Entendí tu ironía y los indiqué para otros, y ya hablamos de que las editoriales están dirigidas por hijos de Shylock.

¿Por qué uno los editan de nuevo?

Porque no les da la gana y porque están drogados con el bestseller.

Y la novedad es ninguna: en gran parte es lo mismo de siempre y a veces peor traducido y publicado

En lo de precios de nuevo siendo viejo el libro es de lo peor
Muchos libros deben/deberían valer menos ypucha...estamos en crisis
Caray,a muchos se los salda,remata o lo que sea pero no les voy a poner un maldito precio quenolescorresponde

Ah,los datos los saco de Iberlibro,Uniliber,Libros Perdidos,Mundo del Libro y el resto de la familia

¿Cómo que nada?

Según Iberlibro:

De Heltai se vende en librerías de Madrid, Toledo

De Molnar: En Sevilla, Zaragoza, Salamanca, Murcia,Madrid Asturias,Vizcaya,Logroño,Vigo

De Tibor Déry: Sevilla,Barcelona (Llibres del Miral, Inetllibres,Taifa Llibres, Salas Llibreteria),Sabadell(Libros Cypraea), Madrid (Juan Rulfo),Toledo, Logroño,en la bendita Agapea

De Herczeg en Madrid, Logroño,Valencia(Librerías París-Valencia),Pamplona,Toledo,Madrid,
Alicante,Cádiz, Granada

Saludos

Lluís Salvador dijo...

Hola, Mannelig:
Ya ves... Es que sólo con voluntad se pueden hacer cosas, pero en este país a los voluntariosos culturales encima se les pide que sean mártires (o que pongan dinero)...
Y, a mi edad, voy prefiriendo la cerveza suave, de modo que me conformo con Moritz, que representa una sorpresa dentro de las cervezas de "batalla" para los cerveceros... :)
Un saludo cordial!

Lluís Salvador dijo...

Hola, Black Arrow:
Hombre, tu comentario me sirve para hablar de iberlibro, que es una de las mejores iniciativas que ha tenido el mundo librero en España desde hace años. Es cierto que allí se pueden encontrar muchas cosas, y que por lo menos, desapareciendo como desaparecen las librerías de viejo, ahí las tienes reunidas en una sola web. Pero, siguen siendo librerías de viejo y además saldistas (Salas y París-Valencia, de las que citas, por ejemplo); si los libros son de saldo, suelen tener precios muy asequibles; pero hay que ir con cuidado, porque algunas de esas librerías actúan como librerías de anticuario. He visto pedir 40 euros por un libro de la colección joyas literarias juveniles, supongo que dando por entendido que el que lo quisiera sería por el valor sentimental del objeto.
De modo que lo que decía sigue en pie: se editan, pero desaparecen y entonces quedan reducidos al semilimbo de las librerías de ocasión.
Y respecto a los precios de los libros de viejo, tengo bastante comprensión por el librero (por lo menos por algunos; uno de los que citas merecería llevar parche en el ojo y garfio en la mano). Dependen sólo de la venta que hagan, y muchas veces la venta es mínima. Y mantener un negocio abierto cuesta lo suyo... De modo que tienen que vivir. Pero desde luego hay algunos que abusan. Hace años existía en barcelona un librero de viejo que no marcaba los libros. Sencillamente, te decía el precio que le parecía según el aspecto que tuvieras. Jamás le compré nada (uno quiere dejarse estafar a precio visto), pero me divertía volver por ahí a ciertos intervalos y preguntar por el mismo libro. Las variaciones de precio eran interesantes. Parecía como si en lugar de un libro estuviera dando una cotización bursaria...
Un saludo cordial!