Ollos de Auga, de Domingo Villar

Ed. Galaxia, col. Literaria
Vigo, 20065 [2006]

Existe edición castellana en:
Editorial Siruela

La novela negra ha creado sus propios modelos, y uno de los perpetuados, a mi juicio erróneamente, es que era urbana. Tan urbana que sólo las grandes ciudades podían ser escenario de una buena novela negra, al parecer siendo la teórica que sólo las grandes urbes (Nueva York, Los Ángeles, Londres, Madrid, Barcelona, etc) poseían ambientes variados y lo bastante sórdidos y organizados como para proporcionar un buen escenario. En contraposición, existía una novela negra de tipo rural, enclavada en ciudades pequeñas, por lo general representadas como pacíficas, tranquilas, casi "dormidas"; en estos casos, el delito era invariablemente descrito como un elemento distorsionador presente aunque desagradable, un hecho que era preferible no ver o descubrir, no fuera caso que viniera a turbar la ficción de tranquilidad. Cuestión de clichés.
Sin embargo, en los últimos tiempos, la actitud ha cambiado: las pequeñas ciudades tienen su ración de crímenes violentos, y toda población mantiene su equilibrio ecológico-criminal propio, su propia idiosincrasia. Camilleri y Mankell son los paradigmas de este cambio, que permite una relación peculiar con los personajes de sus novelas, más personales, más encajados en un ambiente propio y cercano a sus conciudadanos.
Domingo Villar, con su inspector Leo Caldas, no explota por completo estas posibilidades, pero sí que nos traslada a un Vigo que merece su propia historia policial y a unas gentes que tienen un carácter tan notable como la sociedad siciliana, la del sur de Suecia, la escocesa o los melting-pots estadounidenses, madrileños o barceloneses.
Se trata de una primera novela, en la cual Leo Caldas, acompañado del acémila sanchopancesco Rafael Estévez, tiene que enfrentarse a la resolución del asesinato de un saxofonista de ojos muy claros, unos Ojos de Agua, en lo que parece un crimen pasional realizado con una crueldad excesiva y con un método estrambótico, pero que lleva consigo más enigmas de lo que parece.
Villar domina los modelos del género, y el resultado es más que satisfactorio, si bien algo tímido. Un poco más de presencia de la población viguesa y su carácter será de agradecer en futuras entregas, pero la existencia de estos modelos, un adecuado y fino sentido del humor y una trama interesante son ya motivos como para que Villar sea un autor al que merece la pena seguir. Consideraciones argumentales aparte, su personaje Leo caldas tiene todos los números para convertirse en uno de esos detectives que entran con peso y personalidad propia en el imaginario de la novela criminal contemporánea. E, insisto, para una primera novela, no es cosa para nada despreciable.

Portada y sinopsis de la edición en gallego
Portada y sinopsis de la edición castellana
Un paseo fotográfico por el Vigo de Ollos de Auga/Ojos de Agua en el blog A Lei de Lem

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5 comentarios:

Daniel Gonzalez dijo...

A mi aquesta novel•la em va agradar moltíssim, i no només per tenir una empatia total amb l’escenari on succeeix (Vigo, ciutat que visito diverses vegades al llarg de l’any). L’estructura, tal com està escrita, és molt senzilla. Però això no vol dir pas que la trama sigui insípida. Celebro haver llegit que la novel•la ja ha estat traduïda a 3 o 4 llengües.

Sigui quin sigui el seu pes dins del gènere, en el que jo la veritat sóc només un profà, penso que aquest primer cas d’en Leo Caldas paga molt la pena. “Oxalá guste á xente tanto como me gustou a min”.

Saúdos.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Dani:
Gracias por el comentario. De hecho, confieso que te debo a ti el descubrimiento de Villar y su Leo Caldas.
Y quiero hacer notar a mis lectores que en tu blog A Lei de Lem estás publicando un recorrido fotográfico por estos vericuetos del Vigo de "Ollos de Auga/Ojos de Agua" que es muy recomendable, sobre todo para foráneos como yo.
Un saludo!

Anónimo dijo...

Yo leí "Ojos de agua" hace ya dos o tres años. Me gustó. Era fresca, entretenida (algún fragmento muy divertido) y se veía que Villar no escribía mal.

Hace quince días terminé su segunda novela, "La playa de los ahogados", y aún estoy impresionada. Es un salto adelante enorme. No es tan graciosa como la primera, pero es más honda, más compleja, más pausada y más sensible. Y el escritor que se intuía en "Ojos de agua" se ha revelado como un narrador de los importantes, de los de verdad, de los que dejan poso.

Leire.

Daniel Gonzalez dijo...

Celebro oir esto del "segundo caso" del inspector Caldas. No es que tuviera dudas sobre esta segunda parte, pero si decidí posponer su lectura mientras saboreaba "Ollos de auga". Tu opinión me empuja, en el buen sentido de la palabra, a leer la segunda novela.

Saludos Leire
:-)

Lluís Salvador dijo...

Hola, Leire:
En primer lugar, bienvenida a este blog. Siéntete con toda libertad para opinar, comentar, sugerir o criticar.
Me complace que me digas que La Playa de los Ahogados confirma lo que ya se intuía en esta primera novela. Me alegra doblemente, como lector y porque, en el fondo, y un poco irracionalmente, Villar me cae simpático.
Si no la he leído es por dejar pasar un tiempo entre posts de un mismo autor (una norma que, a veces, incumplo, pero me busco algún motivo), pero puedes tener la seguridad de que comentaré La Playa de los Ahogados.
Gracias por el comentario y la visita.
Un saludo muy cordial!

Hola, Dani:
Nada más decirte que, bueno, mi gallego escrito no es tan bueno, pero graciñas por la visita.
Um saúdo!