Il Fu Mattia Pascal, de Luigi Pirandello

Giulio Einaudi Editore, col. Tascabili Classici
Turín, 199310 [1904]
Edición de Giancarlo Mazzacurati

El Difunto Matías Pascal es una novela, como suele ocurrir con las obras de Pirandello, repleta de ideas y de conceptos enmarcados en una trama impecable.
Matías Pascal es hijo de una familia adinerada, cuyo patrimonio se va desvaneciendo hasta llevarle a la ruina y a un trabajo de bibliotecario para el que apenas está preparado; de hecho, no está preparado para ningún trabajo. Un matrimonio desgraciado, una suegra venenosa, un hastío existencial insufrible le llevan a vagar sin rumbo hasta toparse con la ruleta de Montecarlo. Y no, Matías Pascal no pierde hasta la camisa allí [por fortuna; como lector, me sentí aliviado. Pirandello decidió no convertirse en Dostoyevski y seguir siendo Pirandello. Por fortuna, repito]. Con un dinero que le permite vivir hasta el fin de sus días sin holguras pero sin estrecheces, en el camino de regreso a casa lee la noticia de su suicidio y del reconocimiento de su cadáver por parte de su esposa y suegra.
Ahí Matías ve el cielo abierto y percibe que esta "muerte" le abre el camino hacia una nueva vida. Y se convierte en otro.
Pero de inmediato surge el conflicto. Primero, el de la necesidad de reinventarse a sí mismo, de pergeñar una ficción que tiene que servirle como vida, algo casi imposible; el percibirse a sí mismo nada más que como un actor que representa una tragicomedia ineludible; el vivir una vida ajena que no tiene nada en qué sustentarse, y ala vez, la imposibilidad de desprenderse de Matías Pascal, pegado a él como su sombra.
Pirandello sorprende siempre por su facilidad de lectura, aun cuando sus textos estén preñados de ideas que van más allá de la anécdotapara reflexionar sobre la vida. Quien tema una lectura ampulosa y pesada, un ensayo filosófico revestido de las convenciones novelísticas, que se lo quite de la cabeza. Pirandello emplea el humor, el monólogo interior, los personajes, pero sobre todo emplea la estructura: sus personajes dicen frases en apariencia triviales, pero que enmarcadas en el tema de la novela adquieren una trascendencia que sólo el lector y Matías Pascal pueden percibir, como conocedores al completo de la historia. Un ejemplo: el casero de Adriano Meis/Matías Pascal es espiritista ferviente; este hecho, anecdótico en cualquier otro contexto, se convierte en significativo para nosotros, pues conlleva el concepto de la especulación de la vida después de la muerte e, incluso, el de la representación teatral que se produce en las sesiones espiritistas, donde alguien asume fraudulentamente una identidad que tiene que vivir y que llama la atención por su imperfección, sus contradicciones, su imposibilidad.
Cuando Matías Pascal reasuma su verdadera identidad y vuelva a su lugar de origen, resucitado, será cuando su vida, por fin, se convierta en exultante, una satisfacción no disminuida por el hecho de que su misma existencia provocará en los demás el tener que vivir una ficción muy a pesar suyo: la vida de su esposa, el nuevo marido de ésta, de la suegra, tendrá a partir de entonces que seguir como si él estuviera muerto, pero con la certeza de que está con vida. Su misma presencia convertirá sus vidas en una representación, y ésta muy dura socialmente. Como venganza, aunque sea involuntaria, es insuperable, ya que llevar otra vida que no es la propia es el infierno. El infierno en vida.

Portada y sinopsis (en italiano)
Portada y sinopsis (en castellano)

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2 comentarios:

Magda dijo...

Siempre que oigo Pirandello pienso en teatro y en la pena de nuestro panorama actual en Barcelona pues tantas obras buenas no se representan... y entonces releo la reseña y veo que es una novela.

Bueno, la reflexión sigue siendo la misma, tantas obras que no se dan a conocer en nuestro panaorama actual cargado de snobismo y nuevas producciones...

Lluís Salvador dijo...

Hola, Magda:
Hmmm... Lo de Pirandello por el teatro fue una vocación tardía. Y, sin embargo, todos sus temas son recurrentes. Es posible trazar una genealogía entre este Matías Pascal y el Seis Personajes en Busca de Autor, Esta Noche se Improvisa y Uno, Ninguno y Cien Mil: La vida como representación. La representación como vida.
Y, por descontado, echo de menos a PIrandello en los escenarios. Y a Shakespeare, si a eso vamos. Al parecer, con éste último, Animalario ha decidido acabar un poco con la sequía.
Un saludo!