Enterrar a los Muertos, de Ignacio Martínez de Pisón

Ed. Seix Barral, col. Biblioteca Breve
Barcelona, 2005 [2005]

José Robles Pazos fue uno de esos intelectuales que tanto menudearon en la España de los años treinta. Se encontró, un poco por casualidad, con John Dos Passos en Toledo. Trabó amistad con él. Lo tradujo al español. Fue profesor de la Johns Hopkins University de Baltimore. Conoció a todo el mundo intelectual español de la época y era respetado por éste y apreciado en el extranjero.
Y ustedes se están preguntando: ¿quién ha dicho? José Robles Pazos. Un desconocido, ignorado personaje. De él ni siquiera perviven sus traducciones de Dos Passos, puesto que, por inexactitud o malevolencia, a partir de los años setenta empezaron a figurar como traducidas por José Robles, y a partir de los ochenta, en una broma macabra, como por José Robles Piquer. ¿La causa de este olvido?
Se sabe que José Robles sirvió como traductor para el gobierno de la República, y que fue de Madrid a Valencia con este gobierno. Se sabe que, una noche, fue sacado de casa. Se supone que estuvo en prisión. Se supone que no fue juzgado. Se supone que fue asesinado. Se sabe que estaba muerto. Oficialmente, en cambio, no se sabe nada.
Este libro no es una novela, pese a que la calidad literaria de Martínez de Pisón le transmita una agilidad inusual en las investigaciones históricas. Es la historia de José Robles y su asesinato por el servicio parapolicial de la NKVD soviética, que intentó purgar a los elementos republicanos no estalinistas más significados (y en el caso de Robles, lo consiguió); por su historia, trágicamente corta, enlazamos con la de Dos Passos en España, quien se interesó por la suerte de su amigo, un final que, en el fondo, le desencantó del comunismo y provocó su ruptura con Ernest hemingway. Todo ello en conjunto conforma una historia que se ha visto en genérico muchas veces y pocas en detalle sobre la retaguardia republicana. Y también la historia de su familia, una historia de una gran altura moral, una familia que fue mantenida en la ignorancia de la suerte de su marido y padre, y que, sin embargo, no renunció a su republicanismo.
Es un texto muy contenido, muy controlado, muy centrado en el tema y en los hechos y testimonios (salvo en el apéndice, donde, ahí sí, Martínez de Pisón se deja llevar por la libre asociación y un nombre evoca otro, haciendo prácticamente un repaso de todos los personajes que rodearon, de una u otra manera, a José Robles, es decir, casi una historia de la Guerra Civil en la retaguardia). Martínez de Pisón realiza una investigación exhaustiva, serena y minuciosa, y pone luz sobre un caso, el de José Robles, que no fue para nada infrecuente.
Hay que enterrar a los muertos, sí. Pero no hay que hacerlo en tumbas sin nombre. Hay que ponerles lápida y saber cómo y porqué tuvieron ese trágico final. Esa es la lección que nos brinda este libro, ejemplificada en un personaje que fascina por su potencial. Un potencial que fue truncado de forma brutal.

Portada y sinopsis

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5 comentarios:

Mannelig dijo...

Hola, coincido con tu valoración. Me pareció un buen libro, con calidad literaria, como dices, documentado y ameno.

Veí de les Corts dijo...

Hola Lluís!

Siempre se dice que aún falta por escribir un libro al que se pueda llamar la gran novela de la Guerra Civil. ¿Qué te parece? ¿no hay suficientes literatura sobre la Guerra Civil?

Y no lo digo por el libro que comentas, sólo que aprovechando la coyuntura y que los rumores esparcen que este autor, Martínez de Pisón, está llamado a escribirla... Aunque tiempo al tiempo, ¿no?

Y perdona la divagación.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Mannelig:
Gracias. Puede parecer que no, pero la coincidencia de pareceres siempre da un poco la sensación de que uno no se oxida en el pensamiento y la percepción.
Un saludo!

Hola, Veí:
Bueno, bueno... La verdad es que estoy harto de la literatura sobre la Guerra Civil. Pero de lo que estoy más harto es de esa búsqueda de LA Gran Novela Sobre La Guerra Civil. Y de todos los que lo intentan.
No creo que yo la lea. Probablemente será un tataranieto de los que participaron quien la escriba. Porque implica o bien distancia (que no tenemos, y si no mira la que se monta con lo de la memoria histórica) o bien distanciamento y eso sucederá cuando alguien se decida a leer todo lo que quiera pero no a escuchar ya a los que lo vivieron.
Triste, pero es así. Somos así. Estoy harto de que cada vez que sale una Historia de la Guerra Civil, lo primero que se mire es hacia qué bando se decanta. Mientras tanto, vamos viviendo (en lo bueno) de pequeñas historias que llaman la atención por lo pequeñas, pero nada más. El caso de Soldados de Salamina (una buena o mala novela según los pareceres), es un buen ejemplo: anécdota real que se ha convertido en novela. Etc.
Martínez de Pisón podría escribirla, calidad le sobra. Pero no creo que lo haga. Es obra de muy largo alcance y grandes honduras.
¿Y sabes quién la acabará escribiendo? Pues un inglés. Seguro. Y lo hará mejor de lo que nosotros lo hacemos por el momento, al menos en el día a día de la sociedad española.
Y para eso estamos, para divagar. :)
Un saludo!

Veí de les Corts dijo...

Es posible, Lluís, ya el mejor libro de historia de la guerra civil parece que también lo escribió un inglés. Quizás sea el destino.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Veí:
Me temo que sí. O somos demasiado machadianos o somos... ¿cómo somos? Hace siglos que nos lo llevamos preguntando. Y nadie, nadie, da una respuesta satisfactoria. De hecho, es que no nos la damos ni a nivel individual. Recuerdo ese fragmento de La Sombra del Águila de Pérez-Reverte: "Un país donde no hay dos personas que tomen el café de la misma manera: solo, con leche, cortado, corto de café, para mí un poleo..."
Un saludo!