El Perquè de Tot Plegat, de Quim Monzó

Ed. Quaderns Crema, col. Mínima Minor
Barcelona, 19996 (revisada por el autor) [1993, 1999]

Existe edición castellana:

El Porqué de las Cosas
Ed. Anagrama, col. Compactos
Trad. de Marcelo Cohen

El Porqué de las Cosas son treinta relatos que, sueltos, forman unidades sorprendentes, incisivas, tragicómicas muchas veces, pero que reunidas permiten contemplar el conjunto de las variadas formas que adopta la incertidumbre que acomete al ser humano.
La mayor parte se basan en el ancestral vicio de, en palabras de Ambrose Bierce, preocuparse por perder lo que ya se posee o conservar lo que ya no vale la pena tener; la indefensión humana ante las concatenaciones del azar; su eterna huida hacia adelante motivada por la incapacidad de analizar la propia situación; la perenne creencia de que el cambio, cualquier cambio, es positivo para la propia vida, algo que no necesariamente es así; en definitiva, lo irracional de nuestras acciones.
El crítico Hans Harald Müller, como nos recuerda la contraportada, declara que los relatos de Monzó no poseen psicología ni mensaje, entendidas esas cursivas como esas pretendidas trascendencias que muchos malos autores pretenden imbuir a sus escritos y que, precisamente por ser impuestas, son impostadas. Al contrario, Monzó en sus relatos tiene toda la visión psicológica y todo el mensaje que uno quiera, pero son tan naturales que toman vida ante nuestros ojos como integrantes comunes de la vida, por más que el estilo de ataque a esta naturalidad sea sorprendente, imaginativo y original.
Monzó es una autor de frases cortas, precisas y medidas, sin nada superfluo en sus relatos, un estilo en apariencia cínico y descarnado que no hace sino resaltar las situaciones y las vidas de sus personajes.
Hay influencias innumerables que pueden detectarse en el estilo de Monzó, pero precisamente por ser tan numerosas conforman una narrativa con voz propia que no responde ante nadie salvo ante el propio autor. Nadie escribe como Monzó, aunque muchos han empleado sus técnicas y se han inspirado en sus temas. Como siempre sucede en estos casos, los malos imitadores imitan muy mal, y aquellos que tienen talento han descubierto una forma narrativa moderna y eficaz con la que desarrollar sus capacidades.
Monzó es una figura indiscutible en las letras catalanas, pero no sólo en esta literatura. Su mérito va más allá para convertirlo en un narrador completo, original e incisivo se lea en la lengua que se lea. Sin embargo ha dado un paso adelante en la literatura catalana, acomplejada tradicionalmente por la gramática y unos temas que la mantenían anclada en formas narrativas y expresivas más propias del siglo XIX que en las evolucionadas de la literatura contemporánea. Cosa curiosa, es respetuoso con la lengua, de una manera tal que su dominio se acerca al absoluto, pero de una forma que la hace cercana a la expresión cotidiana sin renunciar a la voz literaria. Monzó escribe crónicas que parecen cuentos, y relatos que asemejan crónicas. Monzó es un narrador de la vida, pero la vida encuentra tonos en él que pocos han empleado para expresarla. Y muy pocos lo han hecho tan bien.

Portada y sinopsis de la edición castellana

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6 comentarios:

Carolina dijo...

El ingenio de Monzó es buenísimo. Ahora recuerdo el cuento en que su personaje principal, un niño que encuentra un vello púbico en la cama de sus padres, llega a la conclusión de que su madre es una "puta". Para llegar a dicha conclusión pasa por "sesudas" reflexiones y análisis de situaciones de lo más disparatadas.
Las historias de Monzó son muy excéntricas y divertidas. Cuando me encuentro algún cuento suyo sé que la voy a pasar bien con su lectura.
Saludos.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Carolina:
Tienes toda la razón, y encuentras un ejemplo típico del "procedimiento narrativo Monzó" (que se inspira, por ejemplo, en un autor que le gusta, Bulgákov).
Por otra parte, he hecho esta entrada para saldar deudas (Monzó es un tío reseñable y destacable) y para intentar popularizarlo (en la modestia de mis medios, claro) por allí. Y... tengo una sospecha. ¿habrá sido leído Monzó más en latinoamérica que en España [descontando Cataluña]?
Estoy inquieto...
Gracias como siempre por el aporte y la visita.
Un saludo!

Luis Moreno Villamediana dijo...

Lluís:

Leí a Monzó por primera vez cuando apareció la edición castellana de “Ochenta y seis cuentos”. Me dejé llevar por una reseña favorable y así descubrí a un narrador extraordinario. De él me maravilla su capacidad de convertir lo que en un principio parece pasajero en un momento de gran intensidad. Es lo que anota Carolina, y que tú describes como “el procedimiento narrativo Monzó”: de una observación casi anodina surge una tragedia, tenue pero indetenible. También me interesa el tono oral de muchos cuentos suyos, de párrafos largos, incisos y onomatopeyas.

Tal vez haya que responder afirmativamente tu pregunta sobre Quim Monzó y su fortuna latinoamericana; como Vila-Matas, Monzó parece moverse con naturalidad en este lado del mundo. Creo que sus cuentos también han sido bien recibidos en Estados Unidos, gracias, sobre todo, a Robert Coover.

La literatura catalana está llena de tesoros. Me pregunto si alguna vez escribirás sobre Llorenç Villalonga. Recuerdo el intenso encanto de su “Bearn”, novela de la que retengo además una frase perfecta: “el presente es un punto entre la ilusión y la añoranza”.

¡Saludos!

P.D. ¡Gracias otra vez por la manija!

Lluís Salvador dijo...

Hola, Luis:
GRacias por este comentario, un minianálisis en sí mismo. En efecto, esto que yo llamo el procedimiento narrativo Monzó es una marca de la casa que tiene todas las características de ser tan notable que de ello responden sus muchos y malos imitadores.
Y, me alegra pero me entristece la fortuna de Monzó en latinoamerica. Tanto como Vila-Matas, Monzó es aclamado por allí, por lo que veo, es un héroe literario en Alemania, y sin embargo, en la España castellana, Monzó no es nadie salvo para unos poquísimos letraheridos. Es algo preocupante.
Ay, Robert Coover. Tengo que escribir algo sobre él.

Y, señores, sombreros fuera. Mi admiración por ti, que ya es grande, se incrementa de respeto al saber que has pulsado la tecla de uno de los más grandiosos narradores en lengua catalana, como es Llorenç Villalonga. Hablaré sobre él, desde luego. No sé si sobre "Bearn". Probablemente sí. Pero, seguro, sobre su "Muerte de Dama". Que lo hayas leído y recordado me emociona.
Un saludo!

Luis Moreno Villamediana dijo...

Lluís:

Yo le paso el sombrero que te quitas a Cabrera Infante. Hace unos cuantos años, fue él quien dijo que le parecía muy bien que España reaccionara al boom latinoamericano con el rescate de Villalonga y Juan Gil-Albert. Yo, muy modosito, dejé que ese comentario me guiara, y así descubrí “Bearn”, “Las tentaciones”, y “Muerte de dama”, del primero, y varios libros del segundo, que aún atesoro.

Por lo visto, el asunto del tal rescate fue muy parcial y efímero. Eso sí, me da una gran alegría saber que concuerdo contigo en la apreciación de Villalonga, y una enorme tristeza pensar que las librerías donde encontré esas joyas son ahora poco más que papelerías.

¡Saludos!

Lluís Salvador dijo...

Hola, Luis:
Ay, Cabrera Infante. No he leído todavía nada de su ficción, pero le echo de menos por sus opiniones literarias y cinematográficas (y fumadoras). Sombrerazo a él, pues.
Y, bueno... el del librero es negocio en extinción. Ahora se llevan los supermercados del libro. El secreto estaría en meter libreros a despachar en estos supermercados, pero no sé si se está por la labor.
Y sí, el rescate fue muy efímero, como efímera es esta cultura que tenemos; pero hablaremos de Villalonga, cómo no.
Un saludo!