La Paja en el Ojo de Dios, de Larry Niven y Jerry Pournelle

(The Mote in God’s Eye)
Eds. Minotauro, col. Kronos
Barcelona, 20033 [1974]

Esta novela de título curioso es un clásico de la ciencia ficción, a pesar de que que hay que hacer unas cuantas precisiones antes de su lectura.
En primer lugar, el título. Pese a lo que pueda parecer, no se trata de una blasfemia. Sencillamente, en el sector Trans-Saco de Carbón existe un fragmento de cielo desprovisto de estrellas, cuyo aspecto aparente es el de un rostro humano, el rostro de Dios, con una estrella solitaria que, estratégicamente situada, asemeja ser un ojo, el Ojo de Dios. De allí (estamos hablando del año 3000 y pico, la humanidad se ha expandido por el espacio, está inmersa en una serie de guerras separatistas y posee un impulsor de salto hiperespacial y de sistemas de defensa del tipo globo negro, es decir, de absorción de energía) surgió hace décadas una luz coherente de color verde que brilló durante años (la Paja) para apagarse años después. El capitán Rod Blaine, aristócrata y comandante del crucero estelar MacArthur, proveniente de un combate y que transporta a bordo a la antropóloga hija de un senador y a un príncipe mercader de los sistemas de Levante que puede ser un traidor, se encuentra en el sistema de Nueva Escocia cuando aparece una nave enorme en el sistema, procedente de la estrella de la Paja y que está en curso de colisión directa con el sol. La nave no es tan enorme, sin embargo, sino que está compuesta de una gigantesca vela solar y un pequeño habitáculo prendido de ella. La luz verde de la Paja la ha impulsado en un viaje sublumínico hasta este sistema. Blaine corta los enganches de la vela y recoge la nave en sí, pero sus ocupantes están muertos. Y no son humanos. Es el primer contacto con una civilización no humana en la historia.
Y hacia el sistema de la Paja se dirigirá la MacArthur, como nave embajadora y de investigación, acompañada del acorazado Lenin, que tiene una misión concreta: impedir que el impulsor y/o el campo energético puedan caer en manos extraterrestres.
Es una novela de primer contacto, como tantas otras que se han escrito, pero muy pocas han logrado sus objetivos con tanto acierto. Los pajeños resultan fascinantes: asimétricos bilateralmente, con dos brazos manipulativos a un lado y un fuerte tercer brazo en el otro, apto para trabajos pesados y ¿para la defensa o el ataque? Especie que tiene numerosas subespecies, especializadas todas ellas: mediadores, “relojeros”, ingenieros, porteadores, amos, obreros. Y en la novela se hallan todas las sutilezas que pueblan los primeros contactos: ¿hasta qué punto ser desconfiados? ¿Los alienígenas nos explican todo, u obran como nosotros y ocultan algo? ¿es cierto que han tenido guerras, pero las han dejado atrás? Combinado con un hecho inquietante: los pajeños reciclan todo, pero no por gusto; simplemente han agotado todos los recursos de su sistema. Necesitan espacio vital y nuevos recursos.
Y aquí hay que hacer la segunda precisión, que tiene que ver con la idiosincrasia de los autores. Niven escribe ciencia ficción por gusto (y muy bien, por cierto; es autor de otra novela clásica, Mundo Anillo), que ha descrito a veces sexo interespecies alienígenas y que posee una cierta dosis de anarquismo en sus escritos. Un liberal, en suma. Jerry Pournelle es un republicano estadounidense que está a la derecha de Ronald Reagan o George Bush hijo. Sus obras en solitario, si no fascistoides, sí son en extremo conservadoras y militaristas. Curiosamente, esta mezcla de ideologías resulta beneficiosa para la novela; descarta la visión unilateral, y permite el verismo que podría plantearse dado el caso: la tensión entre el ataque, preventivo o no, y el compromiso, el acercamiento y la comprensión mutua.
La Paja en el Ojo de Dios satisface a todos los lectores. Tiene escenas de acción trepidantes (mejores que las de La Guerra de las Galaxias); caracterización impecable, con una descripción de una sociedad alienígena que pocos autores han logrado. Dilemas morales perfectamente planteados pero no panfletarios. Y un argumento que engancha y que posee intriga y suspense, tan bien trabajado que es imposible relatarlo sin destrozar el suspense a un futuro lector. De ahí que tenga que limitarme a lo dicho. El resto, la conclusión de la historia, tendrán que descubrirla ustedes. Pero les aseguro que eso constituirá una experiencia muy satisfactoria.

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4 comentarios:

Mannelig dijo...

¡Hombreeee, qué buenos recuerdos! Una novela a lo Eddie el Loco...

Lluís Salvador dijo...

Hola, Mannelig:
En efecto. Pero les salió especialmente bien. Después escribieron la segunda parte, que aquí se llamó el minipimer, ay, no... El Tercer Brazo (De porqué se cambió el título original The Gripping Hand, algo así como La Mano que Aprieta, a éste, es un misterio que se me escapa), y esa segunda parte no les acabó de quedar redonda. Aunque es probable que se viera perjudicada por una traducción nefasta.
Y para los que nos lean y no acaben de captar el asunto: Eddie el Loco es un personaje de la mitología pajeña, un iluminado que tiene ideas descabelladas para resolver las situaciones, y sus ideas acaban simpre en desastres. Para más detalles, tendrán que leer el libro...
Un saludo!

Magda dijo...

Recuerdo haberla leído hace años y una de las cosas curiosas es, como se explica en el relato, el punto de vista desde el cual se ve la famosa paja en el ojo, pues no desde todas partes esa figura se ve así, como cualquier objeto de tres dimensiones, el punto de vista varía según desde donde se contemple el objeto. Así explican que lo que ellos (nosotros) llamamos Paja en el Ojo de Dios desde otras partes del Universo lo llaman de otro modo.

Un saludo!

Lluís Salvador dijo...

Hola, Magda:
Tiene que ver y mucho, con el propósito de la novela. Puesto que todo primer contacto es asunto de puntos de vista. Y, por descontado, la elección del nombre no es accidental. El ojo de dios, el rostro figurado de una humanidad que no ha encontrado ningún otro ser inteligente, de repente se ve "moteado" por una paja que obliga a cambiar todos los postulados...
Un saludo!