La Noche Americana, de François Truffaut

SESIÓN MATINAL 

(La Nuit Américaine); 1973

Director: François Truffaut; Guión: François Truffaut, Jean-Louis Richard, Suzanne Schiffman; Intérpretes: Jacqueline Bisset (Julie), Valentina Cortese (Severine), Jean-Pierre Aumont (Alexandre), Jean-Pierre Léaud (Alphonse), Dani (Liliane), Alexandra Stewart (Stacey), Jean Champion (Bertrand), François Truffaut (director Ferrand), David Markham (Doctor Nelson); Dir. de fotografía: Pierre-William Glenn; Música: Georges Delerue.

De esta película prodigiosa, que muchas veces se pone como modelo de historia del cine dentro del cine, asombran muchas cosas. En efecto, cuando el espectador empieza a adentrarse en las fricciones, amoríos y choques de personalidad que amenazan el rodaje de una película en la ciudad de Niza (un argumento melodramático como hay tantos y que sin embargo, logra proporcionar el vehículo que Truffaut quería), lo que siente es una absorción no tanto por la historia como por la geografía física y humana donde se desarrolla. Con esto no estoy diciendo que sea una película de paisaje. Al contrario, de lo que se trata es de un filme que marca su territorio en las vidas (a veces dobles, actor / personaje) de los que vemos desfilar en la película, y en sus peripecias, sentimientos y relaciones.
Probablemente sea debido a que se trata de la película rodada con mayor convicción que he visto hasta la fecha. Truffaut muestra una convicción y un pulso firme que hace que todo lo que sucede en pantalla, por mínimo que sea, nos cautive, y sólo por eso ya sería notable. Pero, además, se trata de un film que se disfruta en todos sus aspectos. Jugando, de forma lúdica, con la verdad y la mentira dentro del cine y fuera de él, el espectador que se presta al juego (y es difícil no hacerlo) entra en una dinámica de disfrute como pocas veces se ha dado en la historia del cine.

Repleta de guiños cinéfilos: el enfocar la placa de una calle por donde pasan los vehículos del rodaje, la Rue Jean Vigo; ver en el papel de representante de seguros a un tal Henry Graham, en realidad Graham Greene (Graham Greene fue, además de novelista, un crítico de cine muy notable; de los exigentes, además); contemplar al propio Trufafut hacer un homenaje a Luis Buñuel en su papel del sordo director Ferrand, etc.
Todo ello, detalles y generalidades, componen una película inolvidable, un canto de amor al cine y a los problemas que representa fuera de las salas de exhibición, al mundo que hay detrás de las películas, a la gente que las realiza y, a la vez, a los espectadores que saben disfrutarlas. Como dice el propio Ferrand: "Lo sé, existe la vida privada, pero la vida privada es deficiente para todo el mundo. Las películas son más armoniosas que la vida, Alphonse. No hay atascos en las películas, no hay tiempos muertos. Las películas avanzan como trenes, ¿entiendes? Como trenes en la noche. Las gentes como tú, como yo, lo sabes, estamos hechas para ser felices dentro del oficio del cine."

Tráiler:


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