Ocho Hombres, de John Sayles

SESIÓN MATINAL 

(Eight Men Out); 1988

Director: John Sayles; Guión: John Sayles, basado en el libro de Eliot Asinof; Intérpretes: John Cusack (George "Buck" Weaver), Clifton James (Charles "Commie" Comiskey), Michael Lerner (Arnold Rothstein), Christopher Lloyd ("Sleepy" Bill Burns), John Mahoney (William "Kid" Gleason), Charlie Sheen (Oscar "Hap" Felsch), David Strathairn (Eddie Cicotte), D. B. Sweeney (Joseph "Shoeless Joe" Jackson); Dir. de fotografía: Robert Richardson; Música: Mason Daring; Diseño de producción: Nora Chavooshian; Montaje: John Tintori.

En las series mundiales de béisbol de 1919 se produjo un escándalo de compra de partidos que todavía perdura en el imaginario cultural americano. El caso es que los jugadores del White Sox de Chicago, que tenían todo para ganar a los Cincinnatti Reds en la serie de nueve partidos finales, yb por supuesto eran favoritos en las apuestas, empezaron a perder, a veces con disimulo, a veces bastante a las claras, de tal
manera que la investigación posterior que se produjo determinó que unos cuantos jugadores del equipo se habían dejado comprar por unos apostadores desaprensivos.
Esta película trata de este hecho, y John Sayles consigue un filme que combina tanto la emoción del béisbol como las diversas escenas entre bastidores, tales como la compra previa, la psicología de cada uno de los implicados y el juicio posterior.
El origen de todo fue la legendaria racanería del propietario del equipo, Comiskey, que era conocido por ser el que peor pagaba y el que descontaba del salario de los jugadores absolutamente todo. Pero lo cierto es que la película va más allá, y sobre todo presenta un fresco de los intereses que rodean al deporte, tanto por parte de los propietarios de clubes como de los apostadores que hacen negocio con ellos.
En un filme necesariamente coral, Sayles obtiene una película contenida, bien y sólidamente interpretada, impecable en el sentido de época y, a pesar de saber el final, con cierta intriga, fruto de la empatía que general con algunos de los "ocho hombres descalificados" que fueron exonerados en el juicio por los tribunales de justicia, pero condenados a no volver a jugar jamás al beísbol profesional por la Major League of Baseball.
Los apostadores, los clubes y todos los demás implicados, jamás fueron molestados, ni amonestados, ni condenados. Y la vida siguió. Salvo para esos ocho hombres, claro.
Tráiler:


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