La Presa, de Walter Hill

SESIÓN MATINAL 

(Southern Comfort); 1981

Director: Walter Hill; Guión: Michael Kane, Walter Hill, David Giler; Intérpretes: Keith Carradine (Spencer), Powers Boothe (Hardin), Fred Ward (Reece), Franklyn Seales (Simms), T. K. Carter (Cribbs), Lewis Smith (Stuckey); Dir. de fotografía: Andrew Laszlo; Música: Ry Cooder.

Esta película no figura en las grandes filmografías, ni tampoco es demasiado recordada, y sin embargo se trata de un filme muy notable.
El argumento es el siguiente: en unas maniobras de la Guardia Nacional en Louisiana, los miembros de un pelotón se meten en los pantanos de la zona, habitados por la minoría cajun. Los chavales van a estas maniobras como si se tratara de una fiesta, o de un juego. Y en un momento dado, uno de ellos dispara su arma, cargada con proyectiles de fogueo, contra los cajuns. Las balas no son reales, pero el sentimiento de amenaza que producen y la actitud de prepotencia de los soldados "invasores" son inequívocos. Los chicos han cometido un error fundamental: han entrado en un lugar que no es su casa, su país, y se han mostrado como conquistadores arrogantes y con un total desprecio de la población local.
¿Les suena? Claro que sí. Esta película no es sino una alegoría de la guerra del Vietnam, pero realizada (y la jugada es maestra, puesto que implica que no es tanto la nacionalidad o la raza como el desprecio a la población en general lo que fue el gran pecado del ejército) en pleno corazón de los Estados Unidos.
Todos y cada uno de los paralelos entre las situaciones de la película y los episodis de una guerra en el sudeste asiático pueden ser perfectamente trazados.
Porque la prepotencia está en el inicio, pero después viene el terror. Los cajuns no son hombres que se dejan amilanar en su propia casa, y emprenden la caza del pelotón. Y nadie conoce mejor el terreno pantanoso que ellos, ni conoce mejor las artimañas de la caza y las trampas, ni se mueve mejor y más silenciosamente. Ese pelotón se ve atrapado en una pesadilla opresiva, en un entorno hostil (insisto, en su propio país) y sin ningún apoyo local, sólo contando con la esperanza de que cuando no aparezcan en el punto de reunión salgan a buscarlos. Una esperanza muy lejana en el tiempo.
Hill logra un ambiente asfixiante, una tensión insuperable, un juego de paralelismos brillante y una ejecución fílmica impecable, en una película que merece la pena recuperar y poner en su adecuado lugar.

Tráiler:


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