Caballero sin Espada, de Frank Capra

SESIÓN MATINAL 

(Mr Smith Goes to Washington); 1939

Director: Frank Capra; Guión: Sidney Buchman, basado en el relato de Lewis R. Foster; Intérpretes: James Stewart (Jefferson Smith), Claude Rains (Senador Joseph Paine), Jean Arthur (Saunders), Thomas Mitchell (Diz Moore), Edward Arnold (Jim Taylor), Guy Kibbee (Gobernador Hopper), Eugene Pallette (Chick McGann), Beulah Bondi (Ma Smith), Harry Carey (Presidente del Senado), H. B. Warner (Líder de la Mayoría del Senado), Astrid Allwyn (Susan Paine), Ruth Donnelly (Sra. Hopper), Charles Lane (Nosey), Porter Hall (Senador Monroe); Dir. de fotografía: Joseph Walker; Montaje: Slavko Vorkapich; Música: Dimitri Tiomkin; Dir. artística: Lionel Banks.

Hasta la fecha, no se habían producido películas sobre política. Biografías de políticos, sí; películas sobre grandes hechos históricos con componente política, también. Pero no filmes que trataran sobre el funcionamiento de la política real, la que en apariencia se dedica a minucias sin importancia que, sin embargo, importan a los afectados.
Y cuando se realizó y se estrenó esta Caballero sin Espada (su título original, "El señor Smith (es decir, el señor normal y corriente) va a Washington" es mucho más acertado) su éxito sorprendió a la misma empresa, preocupada, y mucho, acerca del poco público que podía atraer un filme sobre la pequeña política, y sobre todo, alarmada por el mensaje de crítica que llevaba. Irónicamente, Hollywood entraba en el juego de lo que estaba a punto de denunciar. Sin embargo, tanto Capra (ese adalid del New Deal), como el guiionista Sidney Buchman superaron los escollos, suavizando en algunas partes el mensaje; probablemente sabían que quedaría igual de corrosivo.
La historia es simple: Jefferson Smith es elegido y se convierte en el senador más joven de Estados Unidos. Además de juventud, lleva al Senado todo el idealismo que su edad, su ingenuidad y su bonhomía es capaz. Y allí se da de bruces con la auténtica política nacional, con sus lobbys de presión, sus jugarretas subrepticias, en fin, con todo el juego sucio que los políticos pueden hacer para defender otros intereses que no son precisamente los del pueblo americano. Decidido a luchar contra ello, y desde dentro (y este es un mensaje importante), Smith recurrirá a todo resquicio que el reglamento del Senado le proporcione, incluyendo la primera muestra en pantalla de lo que se ha venido en llamar "filibusterismo parlamentario", tomando la palabra y no cediéndola durante cerca de veinticuatro horas, en unas escenas que se han hecho famosas.
El éxito no sólo fue de público y crítica (obtuvo once nominaciones a los Oscar). a película tuvo el honor de ser prohibida por la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, la España de Franco y la Unión Soviética de Stalin, y en otros países se dobló de manera que su mensaje fundamental quedara alterado. En los mismos Estados Unidos, varios políticos y senadores reaccionaron abruptamente ante ella, quedando retratados en el proceso. Joseph P. Kennedy, padre de JFK y entonces embajador estadounidense en Gran Bretaña, dijo: "Creo que exhibir la película en países extranjeros haría un daño irreparable al prestigio de América en el mundo".
Todo esto por una modesta película, una obra maestra, con interpretaciones geniales, un gran guión, una extraordinaria dirección y cuyo mensaje, en definitiva, no era otro que el que declara Jefferson Smith: "No daría ni dos centavos por sus fantasiosa normas si, tras ellas, no hubiera un poco de sencilla y común amabilidad con la gente... y algo de consideración por el prójimo, también".

Tráiler: Como podrán comprobar, en este tráiler de la época apenas se menciona la trama de la película; se limita a ensalzarla por quien interviene en ella, incluyendo el elogio de un crítico. Y es que la mención de que se trataba de una película sobre políticos bien podía alejar al público de los cines...



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