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Pluja Negra, de Flavio Soriga

Que la novela negra se ha establecido como herramienta narrativa da buena prueba que el autor de Pluja Negra [Lluvia Negra], Flavio Soriga, sea lo más alejado al autor policiaco "clásico" que existe. Director artístico del festival "Septiembre de los Poetas", ganador de diversos premios literarios (esta misma novela ha ganado el premio Grazia Deledda Giovani, que no es de género precisamente) y escritor que podría definirse como "experimental" si no fuera porque la experimentación ya tiene un lugar en la literatura.
De manera que esta novela va a resultar inusual. Situada en Cerdeña, en Nuraiò, un pueblo en el que nunca pasa nada, y tras una invocación (sin nombrarlo, pero reconocible) a Leonardo Sciascia, lo cual ya es una declaración programática de que la historia no va a ser un balance criminal / policiaco perfectamente cuadrado, sino que la realidad pragmática va a dejar cabos sueltos (y muy sucios), en ese pueblo donde nunca pasa nada, decíamos, alguien crucifica a un perro en la casa de un columnista local que se opone a la instalación de un vertedero en los terrenos de la localidad. Y, después, una mujer liberada es asesinada en ese mismo pueblo que sigue anclado en la mentalidad del siglo XIX.
Sin respetar las normas "clásicas" de narración y puntuación, Pluja Negra emplea la técnica, no tanto de escritura automática como de escritura fluyente, en la que los pensamientos y diálogos de los personajes se concatenan libremente. Estas elecciones nunca son inocentes o superfluas (o no deberían serlo), y en este caso transmite el desconcierto y la desestructuración de los personajes, mal encajados en la realidad que les rodea. Desde el inspector de carabinieri Crissanti, antropólogo que no finalizó el doctorado y ha acabado en una policía que le admite mal, y en un pueblo al que observa con ojos de científico pero con el que no se identifica; pasando por el periodista, intelectual, homosexual necesitado del disimulo y que se marchita en su aislamiento social; hasta Marta, la muerta, la mujer a la que todos desean y a la que todos los que no la consiguen vilipendian con epítetos propios de una moral periclitada hace décadas. El único personaje que se expresa con un discurso más "estructurado" es el juez, que sabe muy bien dónde está y con qué poderes debe contemporizar. Soluciones rápidas y convenientes, reclama, y sobre todo nada de complicaciones y mucho menos ramificaciones hacia senadores o políticos.
En suma, lo que Soriga nos describe no es un policiaco al uso, sino un cuadro social en el que los individuos no encuentran su encaje, una sociedad en la que todos tienen una vida inadaptada ahogada por la convención y la tradición. Un cuadro desesperante que puede ser tomado como una imagen global en la que los individuos ven vetadas sus aspiraciones por una mayoría que, a su vez, tampoco se siente adecuada al mundo circundante, una mayoría que se conforma a ese mundo, es decir, se ve deformada para seguir viviendo.
Difícil (o inusual) como es su lectura, Soriga no hace sino ejercer un papel de buen narrador uniendo fondo y forma para transmitir esta serie de realidades discordantes. Un esfuerzo de escritura que, compartido por el lector, proporciona algo más que un caso criminal; tal vez lo que transmite es la sensación de que la sociedad misma es criminal en tanto ahoga y es intolerante con la persona.

(Neropioggia)
Ed. Alrevés, col. Crims.cat
Barcelona, 2012 [2002]
Trad. de Pau Vidal

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El Diablo de la Botella, de Robert Louis Stevenson

El Diablo de la Botella compite, y con gran ventaja, en ser uno de los mejores cuentos escritos jamás. Si no lo han leído, les recomiendo que vayan a los enlaces al pie de esta entrada y lo hagan. Les envidiaré el placer y las emociones que sentirán al leer por primera vez este relato prodigioso.
La historia es sencillamente maravillosa, precisa, detallada. Desde su mismo inicio: el hombre que tiene una casa rica y todo para ser feliz pero no sonríe. Y es que el secreto de esa felicidad terrenal consiste en una botella creada por el diablo, que concede todo lo que se le pide, pero condena a su propietario. A no ser que la venda antes de morir, claro. Pero debe venderla por menos de lo que le costó. Y así, esa botella va acercándose más a la condenación del alma de un humano, cuando llegue a una moneda (porque debe ser moneda acuñada) tan ínfima que no pueda ser más fraccionada.
Hasta aquí tenemos un relato de engaño diabólico como tanto otros que se han escrito (y se escribirán; es un tema que da para mucho en cuestiones de ingenio, humor y moralidad). Pero Stevenson no era el artista de la narración reconocido que era para hacer un simple chascarrillo. El protagonista consigue la casa de sus sueños y vende la botella, y un día se enamora y consigue a la mujer que ama (sin, y es importante, el concurso de la botella). Su felicidad es completa, hasta que un día descubre sobre su piel una mancha que anticipa su trágico final: una mancha de lepra.
Su única esperanza es recuperar la botella. Y así empieza un nuevo relato, uno en el que las emociones y el amor se muestran a una altura como pocas veces ha conseguido la literatura con tanta economía de medios.
Robert Louis Stevenson, ese Tusitala que contaba historias a los niños en los Mares del Sur, consiguió hacer una y otra vez obras maestras de una sencillez impecable y que sin embargo conseguían emocionar y transmitir algo más que lo simplemente narrado. Se recuerda al autor inmortal de La Isla del Tesoro o El Extraño Caso del Dr Jekyll y Mr Hyde, pero tal vez debería también ser recordado por este relato, El Diablo de la Botella, tan fresco como el día en que fue escrito, tan enorme como las emociones que provoca.

(The Bottle Imp)
En El Diablo de la Botella y Otros Cuentos
Alianza Ed., col. El Libro de Bolsillo
Madrid, 19792 [1891]

Texto en castellano de El Diablo de la Botella
Texto en inglés de The Botle Imp en Project Gutenberg

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Ultimátum a la Tierra, de Robert Wise

SESIÓN MATINAL 

(The Day the Earth Stood Still); 1951

Director: Robert Wise; Guión: Edmund H. North; Intérpretes: Michael Rennie (Klaatu / Mayor Carpenter), Patricia Neal (Helen Benson), Hugh Marlowe (Tom Stevens), Sam Jaffe (Profesor Bernhardt), Billy Gray (Bobby Benson); Dir. de fotografía: Leo Tover; Música: Bernard Herrmann.

Esta inocente y modesta película de ciencia ficción,muy bien realizada, eso sí, es en realidad una tesis sociológica en sí misma. Estamos en el año 1951, hace muy poco de los horrores nucleares, la guerra fría está en su apogeo (la película se debió rodar durante las acciones más frenéticas de la Guerra de Corea) y amenaza en convertirse en caliente, y esta pequeña película, repito, se convirtió en alegoría pacifista.
Por descontado, era un mensaje querido por quienes la rodaron. Pero no olvidemos que la industria cinematográfica (y mucho más la de serie B) es una máquina que pretende hacer dinero (y, a veces, crear en el proceso algo asociado al arte) y para hacerlo procura satisfacer los deseos y convicciones del público.
De manera que Ultimátum a la Tierra, en realidad, estaba trasladando al público el mensaje que querían oír, es decir, que las cosas en la Tierra eran insostenibles y que mejor que nos pusiéramos a trabajar para mantenernos vivos. Y quien nos lo decía era, ni más ni menos que un extraterrestre. A quien, nada más bajar de su platillo volante, un soldado de gatillo fácil disparaba. Por si no estuviera clara la metáfora.
Cuatro años después, los alienígenas que veríamos en pantalla serían déspotas invasores que intentaban aniquilarnos. Pero era la época del maccarthismo, la de "mejor muerto que rojo", y una en la que la defensa del "american way of life" era ya una ideología en sí misma. 
Habrá quienes dirán que esto es demasiado equipaje para una película de serie B. Yo no opino así. Todo lo que creamos, hasta lo más ínfimo, tiene algo de nuestras propias convicciones y forma de ver la vida y el mundo, y las películas de bajo presupuesto no son una excepción. Otra cosa es que merezcan la pena verse. Y esta lo vale. Con muena dirección del artesano Robert Wise, tiene una gloriosa fotografía en blanco y negro y una excelente banda sonora de Bernard Herrmann. Y el misterioso Michael Rennie, en su papel de Klaatu, está inmejorable.
Pero esta merece

Tráiler:

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Jazz Porque Sí: Django Reinhardt Octubre 1940

Seguimos repasando la carrera de un guitarrista único, tan grande e inimitable que hay toda una muchedumbre de imitadores, Django Reinhardt.
Ya en pleno 1940, es decir, en plena ocupación alemana de Francia. Siempre parecerá un milagro que alguien de raza gitana, candidato a acabar en un campo de exterminio, para más inri autor y figura destacada de música "degenerada", como la llamaban los nazis, sobreviviera a la ocupación.
El caso es que lo hizo, y siguió trabajando. Porque incluso los generales alemanes debían saber que sus tropas no sobrevivían a base de una dieta de música de Wagner.
Lo encontramos como guitarrista rítmico en la orquesta de Alix Combelle, pero, como no me cansaré de repetir, Django era por sí solo una máquina de swing, de modo que tenerle como rítmico se nota, y cómo. Escucharemos Tel Quel y Deux Pieds Gauches (Two Left Feet), por cierto una de las mejores interpretaciones de Combelle, y después Joyeux Fumée (Holy Smoke). Entonces vendrá Tiger Rag, y allí sí, Django no se podrá contener y hará un solo, sorprendente como siempre. Y finalizará la sesión de grabación con Quatre Tickets.
Y, aprovechando el día, con varios de los que estaban allí harán otra sesión discográfica, esta vez con Noël Chibout como líder. Serenade d'Hiver; Le Sheïk (The Sheik of Araby); Noël Blues, solo y diabluras de Django incluidas; Margie, con un breve punteo a la guitarra; y de nuevo como rítmico en Bijoux.
Y otras dos piezas, esta vez en la orquesta de Hubert Rostaing y Aimé Borelli. Indécision (Undecided), con un solo increíble de Django Reinhardt; y Oui, C'est Ça.
Si los comentarios del Cifu son imprescindibles, en este caso lo son más, dado su conocimiento de los músicos franceses a los que Django acompaña. Que disfruten.

Nota para la audición: Si el reproductor de RNE fallara, cosa que sucede con demasiada frecuencia, y no se mostrara bien en su pantalla, debajo de la caja del reproductor hay una serie de enlaces. Clicando sobre el último de ellos aparecerá la pantalla de los podcasts de Jazz Porque Sí, con un reproductor que, esta vez sí, reproducirá a la perfección el programa.

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Love in Vain, de Lewis Shiner

Cuando un relato se abre con una dedicatoria a James Ellroy, es fácil suponer que no va a dar concesiones. Y así es. Shiner era definido por la antologista como alguien que a veces escribe en una atmósfera melancólica, que de repente cambia a la de una violencia y terror brutales.
En el caso de Amor en Vano, el relato se inicia con una escena en una comisaría, muy al estilo Ellroy; un abogado entrevista a un preso, al que en pocas líneas reconocemos como asesino en serie. Y psicópata, aunque sólo sea por la jovialidad que desprende un hombre cuya vida está marcada por el asesinato.
No obstante, hay un detalle singular: el abogado protagonista no está allí para hacerle confesar sus crímenes, sino para averiguar cuáles de los cometidos son ciertos y si él es el autor. A este efecto, le propone un nombre de una chica, un personaje ficticio. Y Charlie, el asesino, lo reconoce de inmediato. Y da detalles sobre ella. Detalles que coinciden exactamente con el perfil ficticio que Dave, el abogado, tiene anotados. Es un preso muy complaciente, Charlie. Siempre intenta hacer que los que le rodean se sientan bien, reafirmados en sus convicciones.
A todo esto, una historia se entrecruza con la de Dave. La reaparición de un antiguo amor de instituto, ahora bailarina de striptease. Una historia que se combina en su mente con la de las mujeres de Charlie, esas a las que ha matado.
El relato (que no es para débiles de estómago) pueden leerlo en inglés en el enlace que figura al pie de esta entrada, cortesía de su autor.
Sólo comentar que percibirán muchas cosas en él. Una imaginería potente; una falta de remilgos encomiable; unos subtextos que tienen múltiples interpretaciones, desde la inquietante hasta la desoladora. Love in Vain es, principalmente, un relato sobre la soledad fundamental del ser humano; también uno sobre la guerra de sexos, y sobre los papeles que se asignan a cada uno de ellos. Y, entre otros muchos temas que sugiere, sobre la maldad intrínseca en cada uno de nosotros y lo insondable de la mente humana.

En Demons and Dreams 2. The Best Fantasy and Horror
Legend / Random Century
Londres, 1990 [1988]

Texto en inglés de Love in Vain, en la web oficial de Lewis Shiner

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La Marca del Meridiano, de Lorenzo Silva

Antes de pasar al aspecto literario de esta obra, tengo que decir alguna cosa en el terreno personal, y por tanto, subjetivo; aquellos que deseen saltarse estas observaciones, vayan directamente al párrafo que empieza con el título de la novela. Ustedes disculpen.
Desde hace tiempo que me reconcomía no haber comentado ninguna novela de Lorenzo Silva. En primer lugar, porque me cae muy bien como persona. Le he escuchado en entrevistas e intervenciones, no siempre sobre literatura, y me parece un hombre inteligente, culto, interesante y con discurso, al que además añade la percepción que tengo de él como buena persona. En segundo, porque es un muy buen escritor. Por ejemplo, en La Flaqueza del Bolchevique (una novela, por demás, que no me convence demasiado) fue capaz de escribir unas pocas páginas antológicas sobre las clases laborales que sólo por ellas justificaban la adquisición de la novela. Y en cuanto a su serie policial, tiene tantas virtudes como para ser considerado el mejor autor del género actualmente en España. Pero, y no sé si por debilidad de la trama, por perspicacia personal o por casualidad, le descubría el "malo" a las pocas páginas de planteado el caso. Siempre me ha quedado la duda de si era algo que me sucedía a mí (insisto, no porque sea más listo que nadie; bien podían ser unas intuiciones afortunadas) o porque, bien trazado como estaba el resto, Silva no atinaba con la trama.
La Marca del Meridiano elude esta disyuntiva, puesto que no hay un único culpable. Un ex comisario y maestro en las artes policiales de Bevilacqua ha sido asesinado en Logroño. No sólo asesinado, sino torturado de forma brutal antes, de tal manera que más parece asunto de banda organizada o venganza que un crimen impremeditado.
Sin embargo, y después del análisis de las llamadas del móvil de la víctima, se recibe la notificación de que uno de los números de ese registro está ya intervenido, nada menos que por la unidad de asuntos internos. El caso puede tener unas ramificaciones de corrupción policial que torturan a Bevilacqua y su memoria del antiguo mentor.
Desde el inicio de la serie, Silva ha mostrado grandes bondades en estas novelas policiales. Su verismo, por ejemplo, que las emparenta con la novela de procedimiento policial. Su arraigo en la sociedad contemporánea; por ejemplo, en esta nos encontramos en la España de la crisis, con unos cuerpos policiales sometidos a recortes y congelaciones de sueldos y medios, y con el consiguiente ambiente de desencanto y crisis de valores subsiguiente a la época en la que se disfrutaba de una falsa opulencia y se vivía en la cultura del enriquecimiento fácil. Pero sobre todo acertó desde el principio en el trazo de personajes, de manera primordial en los dos principales, el ahora brigada Bevilacqua y la sargento Chamorro. No sólo tienen un lenguaje particular con el que se entienden en el trabajo, ni que forman una pareja en extremo eficiente en la persecución del crimen, sino también hay una tensión sexual no resuelta subyacente entre ellos como pocas veces se ha escrito (o, más bien, se ha escrito entre líneas), una que los hace (en ocasiones él, a veces ella) aproximarse el uno al otro hasta rozar la frontera de la intimidad, sin que esta línea se cruce jamás (hasta el momento, claro). No es un motivo menor, ni de poco mérito: puede parecer morboso, pero el lector tiene un motivo adicional para seguir sus aventuras, más allá del caso que investiguen. Que no den el paso no defrauda, sino que añade expectación a la siguiente novela de la serie. Y el mérito es que es muy difícil escribir eso en su justeza. Siempre corres el riesgo de quedar corto o de pasarte, y en cambio Silva lo resuelve con gran estilo.
Lorenzo Silva es autor de estas aventuras no sólo policiales y, por lo que le he apuntado antes, pueden entender que su obra no sólo destaca por el género: lenguaje, psicología de personajes, retrato social y reflexión sociológica son elementos que se conjugan para hacer una de las mejores series, si no la mejor, del género criminal en España.

Ed. Planeta, col. Autores Españoles e Iberoamericanos
Barcelona, 2012 [2012]
Serie Bevilacqua y Chamorro nº 7

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Ganador del Premio Planeta 2012.

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Un Mundo en Guerra. Historia Oral de la Segunda Guerra Mundial, de Richard Holmes

La génesis de este libro son las entrevistas realizadas para la serie documental El Mundo en Guerra, producida por Thames Television, y que ya marcó un hito en su época. Por supuesto, siempre se rueda más metraje del que aparece en el producto final y, pasados los años, las entrevistas mismas y el material de las mismas que no apareció en la serie eran un magnífico material complementario por boca de los protagonistas del conflicto.
Era posible, pues, transcribirlas, reordenarlas temática y cronológicamente y ponerlas en un libro, lo que proporcionaría un valioso punto de vista historiográfico. Además, la época en la que se realizó la serie era la idónea: había pasado suficiente tiempo desde el conflicto como para que las opiniones que se vertieran hubieran sido mediatizadas, y para que los protagonistas se expresaran sin ambages. Unos años más tarde, buena parte de estos protagonistas ya habría muerto, de manera que esta entrevista colectiva hubiera resultado, si no imposible, sí cuando menos escasa o incompleta.
¿Y quiénes son estos protagonistas? Desde militares y políticos como el general Antonov, el general Mark Clark, el almirante Karl Dönitz, general Jimmy Doolittle, Anhony Eden, ministro de Asuntos Exteriores británico, capitán Mitsuo Fushida, que dirigió el ataque sobre Pearl Harbor, Adolf Gallnd, as de la aviación alemana, Ewald-Heinrich von Kleist-Schmenzin, conjurado en el plan para asesinar a Hitler, general Hasso von Manteuffel, estratega de carros de combate que se enfrentó con las tropas de Patton en Lorena, Mountbatten, jefe supremo de las fuerzas aliadas en el Sudeste Asiático, Saburo Sakai, as de la aviación japonesa, coronel James Stewart, de la fuerza aérea estadounidense (y actor, claro), Paul Tibbets, piloto del "Enola Gay", etc. 
Intelectuales como J. B. Priestley, John Kenneth Galbraith y Lawrence Durrell; supervivientes de los campos de exterminio como Primo Levi y Rita Boas-Koupmann; y guardianes de esos campos, como Richard Bock o Wilhelm Höttl, que trabajó con Adolf Eichmann.
Y los "desconocidos", claro: Noel Gardiner, soldado neozelandés del VIII Ejército, Bertie Good, cocinero de un transbordador en Dunquerque, Lenly Cotton, marine en Okinawa, Anton Bosnik, defensor de Stalingrado...
Y muchos más. Más de 250 personas que estuvieron allí y narran lo que vieron.
Por supuesto, lo que setaca en este libro es su carácter oral. No se trata de que teoricen sobre los hechos, sino de que presten testimonio. ¿Subjetivo? Por descontado, pero para eso sirve la abundancia de entrevistados diferentes sobre un mismo tema, para poder explicar las versiones y alcanzar una visión global.
Que, por muy subjetiva que sea, en la mayoría de casis suena (y se ratifica) verídica. Hay excepciones, claro. Es seguro que Adolf Galland, as de la aviación nazi, pero también participante en el bombardeo de Guernica durante la Guerra Civil Española, se calla muchas cosas. Y que el mariscal del aire británico sir Arthur harris, jefe de la Unidad de Bombardeos, exacerbe su defensa de la utilidad de bombardear objetivos civiles alemanes. O que Albert Speer, uno de los que siempre estuvieron en el círculo próximo a Hitler, se autojustifique de continuo y, más que cínicamente, se considere una víctima del "espejismo Hitler". Aunque hay que agradecer, muy tristemente, eso sí, la sinceridad de Naoki Hoshino, ideólogo fascista japonés, que no sólo no muestra arrepentimiento, sino que justifica todas las acciones de guerra del Japón.
Pero en suma, el documento es valioso. Se trate de gentes que tenían una visión de conjunto o de personas que relatan la pequeña o gran parte que del conflicto les tocó vivir, esos testimonios valen en ocasiones más que tratados enteros de historia.
Porque, más allá de las letras y las cifras, la historia está compuesta de seres humanos. Algo que conviene no olvidar.

(The World at War. THe Landmark Oral History from the Previously Unpublished Archives)
Ed. Crítica, col. Memoria Crítica
Barcelona, 2008 [2007]
Basado en la serie The World at War (The World at War Series)

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Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y Sus Locos Seguidores, de Terry Gilliam y Terry Jones

SESIÓN MATINAL 

(Monty Python and the Holy Grail); 1795

Director: Terry Gilliam y Terry Jones; Guión: Graham Chapman, John Cleese, Terry Gilliam, Eric Idle, Michael Palin; Intérpretes: Graham Chapman (Rey Arturo / Voz de Dios / Cabeza central / Guardia con hipo), John Cleese (Segundo guardia de la golondrina / Caballero Negro / Tercer campesino / Sir Lancelot el Bravo / Guardia Francés / Tim el Encantador), Terry Gilliam (Patsy / Caballero Verde / Anciano guardián del puente / Sir Bors / Mano de gorila), Eric Idle (Recogedor de muertos / Primer campesino / Sir Robin el No-tan-valiente-como-Sir Lancelot / Primer guardián del castillo del pantano / Concorde / Roger del arbusto / Hermano Maynard), Terry Jones (Madre de Dennis / Sir Bedevere / Cabeza izquierda / Príncipe Herbert) , Michael Palin (Primer guardia de la golondrina / Dennis / Segundo campesino / Cabeza derecha / Sir Galahad el Puro / Narrador / Rey del Castillo del Pantano / Hermano del Hermano Maynard / Líder de los Caballeros que Dicen NI); Dir. de fotografía: Terry Bedford; Animación: Terry Gilliam; Música: Neil Innes; Diseño de producción: Roy Smith.

Toda crítica a esta película es fútil. Se ha objetado su gusto, su humor, su cohesión, se le han puesto peros a todo. Y a mí me sigue encantando esta película, me sigo riendo como el primer día y, pasadas ya décadas desde su estreno, me gusta que algunos de sus integrantes hayan pasado a ser frases comunes en la conversación.
La disparatada versión que hicieron los Monty Python de los mitos artúricos y la época medieval tiene muchos méritos, pero destaquemos uno que normalmente se pasa por alto. Todavía no había llegado a la gran pantalla la desmitificación de la Edad Media, de modo que los humoristas británicos se adelantaron, y mucho, en este aspecto. La Edad Media de los Python parece más cercana a la realidad que cualesquiera de las relucientes producciones de Hollywood, y que muchas películas que han venido después y se tildan de realistas.
Y, por supuesto, el humor. Visto hoy, no está de más repetir que los Monty Python transgredieron todas las normas, atravesaron barreras, llegaron mucho más allá de lo que cualquier humorista hubiera podido soñar y, en resumen, abrieron un camino que ha sido seguido por mucha gente, aunque no siempre con la misma inteligencia. Humor absurdo, surreal, pero sobre todo subversivo. En ocasiones decantado a la sátira, en otras al humor por el humor, pero nunca, jamás, contemporizando. Los muchos que, como yo, sabemos lo que el humor en cualquier lengua les debe, atesoramos su producción como un legado para las generaciones que nos siguen. Y el milagro se produce: siguen sorprendiendo y siguen gustando como el primer día.

Tráiler:

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Jazz Porque Sí: Jay Jay Johnson en el Shrine Auditorium

Es siempre un placer reencontrarse con el mejor trombonista de jazz de la historia, tanto del jazz moderno como del clásico, con permiso de los muchos y buenos que hubo. Pero es que J. J. Johnson, llamado Jay Jay, lo tenía todo: técnica, por supuesto, pero también inspiración.
En este concierto enmarcado en las giras del Jazz at the Philarmonic que organizaba Norman Granz, lo encontramos en extremo bien acompañado. Jay Jay Johnson al trombón, claro, pero junto a él Stan Getz al saxo tenor, y la rítmica de Oscar Peterson, con éste al piano, Herb Ellis a la guitarra y Ray Brown al contrabajo, más el batería Connie Kay.
Para empezar en alto, animando al público, nada mejor que Billie's Bounce, que tiene unos solos enormes de buenos por parte de Jay Jay y de Getz; sigue My Funny Valentine, con Johnson delicado y preciso; Crazy Rhythm, vuelta al tiempo rápido y vuelta a las diabluras a dúo de Johnson y Getz, porque se percibe que se entienden a la perfección; en Yesterdays, J. J. Johnson será el protagonista de la pieza, y si anteriormente hablábamos de delicadeza, qué podemos decir de esta balada: lo que hace J. J. es sencillamente impresionante; y el tema de Oscar Pettiford, Blues in the Closet, uno de mis favoritos, y una composición difícil. Aquí resuelta con maestría por todos.
Tras este magnífico concierto, nos encontraremos con el trombón de Johnson en estudio, en sexteto completado con el estupendo Benny Golson al tenor, Kenny Dorham a la trompeta, Wynton Kelly al piano, Paul Chambers al contrabajo y Max Roach a la batería. Escucharemos un espléndido Out of the Past, composición del propio Golson.
Sigan atentamente las explicaciones y valoraciones del Cifu, que valen siempre la pena, y que disfruten de la música.

Nota para la audición: Si el reproductor de RNE fallara, cosa que sucede con demasiada frecuencia, y no se mostrara bien en su pantalla, debajo de la caja del reproductor hay una serie de enlaces. Clicando sobre el último de ellos aparecerá la pantalla de los podcasts de Jazz Porque Sí, con un reproductor que, esta vez sí, reproducirá a la perfección el programa.

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Mi Querida Esposa, de Roald Dahl

La especialidad de Roald Dahl era el cuento de choque, el de final inesperado. Sin embargo, y antes de alcanzar su efecto, Dahl solía disponer los escenarios de sus relatos en ambientes anodinos, casi triviales, de los cuales surgía lo inesperado (y de ahí el título de la colección de relatos), pero un inesperado que muchas veces era grotesco.
El parentesco de sus relatos con los cuentos crueles del estilo de Villiers de L'Isle-Adam es patente, pero Roald Dahl siempre tuvo muy en cuenta la cercanía de estos ambientes con el lector, de modo que la credibilidad que crea garantizara que nunca abandonara la lectura en la escalada de hechos subsiguiete.
Pocos de sus relatos son más crueles que este Mi Querida Esposa. En él nos encontramos a una pareja que está esperando a otra para que pasen un fin de semana en su casa. Apenas se conocen, pero los visitantes tienen el aval de ser buenos jugadores de cartas.
Todo es absolutamente normal, salvo cierta tensión en la pareja visitante. Una tensión que lleva a la esposa anfitriona a desatar un juego horrible; si se portan así en público, qué no harán en privado. Y fuerza a su marido a que instale un micrófono en la habitación de los invitados.
Y ahí surge una sorpresa. No voy a explicársela, puesto que la eficaci del relato depende en gran medida de esa sorpresa, pero pueden leer el cuento en el enlace que figura al pie de esta reseña.
Una vez lo hayan leído, creo que estarán de acuerdo conmigo en que es uno de las mejores narraciones que existen sobre la ruindad humana y sobre ese lado oscuro que existe en casi todos nosotros, pero que más o menos bien controlamos. No sólo el hecho de espiar a los visitantes, por el puro placer de entrometerse en su vida, es cruel, sino que después se desarrolla esta maldad con todas sus consecuencias. Uno casi siente piedad por los visitantes, aunque tampoco ellos están libres de esa oscuridad de alma, tanto hacia los demás como entre sí.

(My Lady Love, My Dove)
En Relatos de lo Inesperado
Argos Vergara
Barcelona, 1980 [1979]

Existe reedición en Ed. Anagrama

Texto en castellano de Mi Querida Esposa

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Torn de Nit, de Agustí Vehí

Aclaremos que Torn de Nit [Turno de Noche] ya anuncia muy honradamente en su portada que es un "vodevil negro y policial a la ampurdanesa". Si otros, como Fred Vargas, hicieran lo mismo, nos evitaríamos malentendidos. De manera que se trata de eso, una obra ciertamente vodevilesca puesta en ambiente de procedimiento policial, en este caso el del turno de noche de la policía municipal del pueblo de Vilaclara (que se parece sospechosamente a Figueres, pero bueno).
Hay que decir también que su autor, Agustí Vehí, ha sido y es guardia urbano de Figueres, de manera que, aunque lo que nos relata en esta novela es puar ficción, este dato y conversaciones recogidas de policías locales o no aquí y allá le prestan un aire de verosimilitud que espero no le cause muchos problemas a Vehí con sus mandos.
El turno de noche de marras es el compuesto por un cabo resabiado que está en el límite de responder por sus hombres ante sus mandos y mandarlos a esos mismos hombres al cuerno por su indisciplina. Dos agentes tan antiguos como el cabo, que se meten en unos berenjenales de miedo; una agente primeriza que impone ciertamente respeto, y otro agente, latinista y leguleyo que hace el papel de intelectual del grupo.
Como vodevil es, más que preguntarnos si la trama policial responde o no a las expectativas, es preciso decir si cumple con el humor. La respuesta es que sí, aunque con algunos episodios más graciosos que otros. Por descontado, el vodevil no sigue las reglas de la verosimilitud, de modo que no esperen una colección de anécdotas graciosas. Más bien lo que encontrarán son historias que van creciendo en delirio hasta llegar a lo surreal.
Sin embargo, el mérito de Vehí es, si no hacerlas creíbles, si por lo menos emplazarlas en un entorno real. Porque el ambiente de pequeña ciudad o gran pueblo está conseguido al máximo. Y, más allá del humor, hay también una especie de íntimo cariño por esa policía local (que es la auténtica "policía de proximidad" tan cacareada por los políticos), capaz de hacer la vista gorda en algunos casos y de arrestar a conocidos después de invitarles a un café. Ese cariño y la calidez de los personajes hacen que esta novela no sólo divierta, sino que también sea un reflejo de un mundo más simple que está desapareciendo. Tal vez sea reemplazado por uno más eficiente, pero seguro que no más humano.

Ed. Alrevés, col. Crims.cat
Barcelona, 2011 [2011]

Portada i sinopsi

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Todo Está Perdonado, de Rafael Reig

Para poner las cosas en su sitio, empezaremos diciendo que el lector de esta novela se encontrará con varias circunstancias chocantes. Situada temporalmente en 2008, durante la Eurocopa de fútbol, y geográficamente en Madrid, destacará rápidamente que este Madrid es navegable. Hay un canal que lo atraviesa, producto, según descubriremos, del agotamiento del petróleo en el mundo. Y también que, por ejemplo, las hostias católicas se venden en máquinas expendedoras y supermercados, convenientemente envasadas (y consagradas); precisamente con una de ellas envenenada es por donde empieza la novela, con el cadáver de Laura Gamazo y esta muerte por investigar.
Hagamos un alto, y digamos que es muy clara la genealogía de estos elementos de ciencia ficción. A poco que se piense, vendrá a la mente Blade Runner, situada también en un futuro cercano en el que una catástrofe ha cambiado algo la vida de una ciudad, pero no tanto como para no reconocerla. Qué finalidad tienen, aparte de la metáfora muy milenarista y de cambios de paradigmas que vivió la España de 2008, ganadora de la Eurocopa de fútbol, algo que tiene su importancia puesto que marca el ritmo de la novela, y a la vez abocada a la crisis que vivimos hoy, si es que tienen alguna finalidad, queda ciertamente a oscuras. Pero eso sí, son estéticamente irreprochables, y no seré yo quien se queje de esta imaginería marinera en pleno centro de Madrid.
Sigamos con el argumento. Laura Gamazo es hija de un magnate de la industria (justamente, el propietario de la envasadora de las formas consagradas), en extremo bien relacionado con todos los resortes del poder, sean cuales sean, y encarga a Menéndez, un exagente de inteligencia, y a Carlos Clot, un detective privado, la investigación del caso. Por tanto, podríamos decir que también existe el elemento policíaco. Pero sólo hasta cierto punto.
En realidad, Reig lo que hace con esta novela es dar un repaso a la historia de España, prácticamente desde la primera república hasta la actualidad, en clave de la familia Gamazo, que siempre ha estado, con diversos cambios de fortuna, por lo general ascendentes, en el centro protagonista de la Historia. Un repaso más bien desolador, si tenemos en cuenta que la tesis que parece sostenerse más en la novela es que dan igual los regímenes, quien manda es el capital, y el capital por lo común se queda siempre en las mismas manos. Y hay que decir que este repaso, Reig lo hace con una ironía fuerte que resulta muy atractiva. Que la Eurocopa sea el paisaje de fondo, refuerza el mensaje, ya que mientras suena el podemos, podemos, quienes pueden son los de siempre, y no van en calzón corto.
No es que sea una novela perfecta. Hay cierta confusión de escritura a veces, con lo que no se sabe bien quién es el centro de la historia, pero sucede sólo en un par de ocasiones. Flojea en el ritmo al final, pero eso puede ser una impresión debido al ímpetu de lo que antecede. Pero en resumen es una novela ciertamente original, bien escrita y brillantemente imaginada, aunque pueda resultar desconcertante a veces para los no avisados.

Tusquets Eds., col. Andanzas
Barcelona, 2011 [2011]

Portada y sinopsis

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Leningrad Cowboys Go America, de Aki Kaurismäki

SESIÓN MATINAL 

(Leningrad Cowboys Go America); 1989

Director: Aki Kaurismäki; Guión: Aki Kaurismäki, basado en un argumento de Sakke Järvenpää, Aki Kaurismäki y Mato Valtonen; Intérpretes: Matti Pellonpää (Vladimir, el mánager), Kari Väänänen (Igor, el tonto del pueblo), Sakke Jarvenpää (Leningrad Cowboy), Hiekki Keskinen (Leningrad Cowboy), Pimme Oinonen (Leningrad Cowboy), Silu Seppälä (Leningrad Cowboy), Mauri Sumén (Leningrad Cowboy), Mato Valtonen (Leningrad Cowboy), Pekka Virtanen (Leningrad Cowboy), Jim Jarmusch (Tratante de coches en Nueva York); Dir. de fotografía: Timo Salminen; Música: Mauri Sumén; Montaje: Raija Talvio.

No sé si será una película de culto o no, pero sí que Aki Kaurismäki, un director serio donde los haya, tiene no una sino dos películas sobre eesta banda de rock ficticia, humoradas a medio camino entre la farsa y la caricatura.
En Siberia, un funcionario del partido está escuchando tocar a una banda local. Al final, se levanta y dice: "Iros a América. Allí les gusta cualquier porquería". Y así es como se inicia esta "road movie" (que tiene una clara inspiración en Granujas a Todo Ritmo, por ejemplo); porque ni incluso los estadounidenses tienen tantas tragaderas como para considerar siquiera a los Leningrad Cowboys, de manera que les enviían a México, donde pueden tocar en una boda. Y ese es el viaje que, por carretera, emprende la más estrafalaria y extemporánea banda de rock del mundo (a mi conocimiento, la única que toca con tuba y bombardino).
El humor finlandés es algo peculiar, digámoslo ya de entrada, de modo que hay algunas cosas que chocan o que no hacen tanta gracia, pero en resumen se trata de una película simpática, que cumple con su finalidad de divertir. Y que, además, tiene una cierta visión crítica sobre el modo de vida americano que estos muchachos siberianos se encuentran. Supongo que Kaurismäki no pudo resistir la tentación de ejercer esa mirada mientras rodaba lo que en teoría es un filme intrascendente; Pero es bueno que coexistan ambas visiones, y eso hay que agradecérselo a Kaurismäki.

Tráiler: No hay tráiler esta vez, de modo que les pongo un fragmento de la película, con el que podrán captar toda su esencia.

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Jazz Porque Sí: Thelonious Monk 1957

Seguimos con el repaso a la discografía del gran genio del jazz, el inclasificable Thelonious Monk. Recuperamos completo el Bemsha Swing del final del anterior programa, con Monk, por descontado al piano, acompañado de Clark Terry a la trompeta, Sonny Rollins al saxo tenor, Paul Chambers al contrabajo y Max Roach a la batería. Verán que Monk está a una altura enorme, pero es que Max Roach está impecable en el swing y genial en su solo de batería; Clark Terry hace un gran solo, al igual que Chambers, y para qué vamos a hablar de Rollins. Un gran tema de un disco ("Brilliant Corners") que es imprescindible.
Y entonces tendremos a Monk a piano solo, interpretando April in Paris; A Ghost of a Chance; Functional, un blues-blues, pero... à la Monk; por cierto, y no está de más repetirlo, cuando se habla de Monk como el gran maestro de la disonancia en el jazz (y en lo que no es jazz, añadiría), los profanos en las cuestiones musicales (y yo mismo tengo una ignorancia musical de tamaño enciclopédico) suelen fruncir el ceño. Aclaremos que una cosa es disonancia y otra armonía. Las disonancias de Monk son armónicas; a veces sorprendentes, a veces melancólicas. Pueden sonar extrañas, pero a poco que se escuche la música de Monk, uno llega a la conclusión de que son absolutamente necesarias y que transmiten exactamente lo que su autor quería transmitir. Repetiré mil y una veces que merece la pena el esfuerzo de escuchar a Monk.
El resto del repertorio es I'm Getting Sentimental Over You; I Should Care; 'Round About Midnight y All Alone. Atentos siempre a las explicaciones del Cifu, que vales su peso en oro. Disfruten.

Nota para la audición: Si el reproductor de RNE fallara, cosa que sucede con demasiada frecuencia, y no se mostrara bien en su pantalla, debajo de la caja del reproductor hay una serie de enlaces. Clicando sobre el último de ellos aparecerá la pantalla de los podcasts de Jazz Porque Sí, con un reproductor que, esta vez sí, reproducirá a la perfección el programa.

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La Historia de Mimi-Nashi-Hoïchi, de Lafcadio Hearn

Lafcadio Hearn es un caso singular: británico de variado pelaje (hijo de un sargento irlandés y de madre griega) nacido en 1850 en Lefkada, Islas Jónicas, y de ahí su nombre, a los diecinueve años fue enviado a vivir a los Estados Unidos, en 1887 estaba en la Martinica como corresponsal de prensa; fue enviado en 1890 al Japón, pero ahí acabó la corresponsalía. Y sin embargo, se quedó a vivir allí, y se integró por completo en la cultura japonesa. Tanto, que los japoneses lo conocieron bajo el nombre de Koizumi Yakumo.
De manera que cuando Hearn escribe sobre asuntos japoneses, poca broma. No se trata de ninguna japonesería creada por algún occidental que ha hecho el turista y ha leído un par de libros. De ello da fe que Masaki Kobayashi realizara sobre Kwaidan, que es de donde procede el relato que hoy comentamos, una memorable película, una de las más fascinantes y quintaesenciales sobre las historias de fantasmas japonesas.
Porque de eso se trata, de una historia de fantasmas. Sin embargo, tienen un toque especial, alejado del espanto gótico o no occidental. La relación de la cultura japonesa (y oriental por extensión) con el mundo de los difuntos es muy especial, y si bien sus fantasmas provocan miedo, también causan reverencia.
Les recomiendo vivamente el visionado de la película de Kobayashi, que captó rápidamente la potencia visual que conllevaban los relatos de Hearn. Pero les encarezco también a su lectura, que pueden realizar en los enlaces que figuran al pie de esta entrada.
Hallarán una historia encantadora, la de una gran batalla que se perdió, y de cómo todos aquellos que participaron en ella siguen en ese lugar, con su corte establecida hasta el fin de los tiempos. Y del monje ciego Mimi-Nashi-Hoïchi, virtuoso del biwa, una especie de laúd de cuatro cuerdas. Cuya interpretación de la balada que relata la batalla de Dan-no-ura, aquella en la que perecieron los cuerpos de los fantasmas, llama lo bastante la atención de éstos como para hacer que Hoïchi la cante cada noche.
A Hoïchi le resulta difícil compaginar sus tareas diurnas en el monasterio con las audiciones nocturnas en la corte de los Heikés, de manera que su salud se ve minada día tras día. Ante lo cual el abad tiene un método para volverlo invisible a los fantasmas y que estos no le molesten más... Pero hay una sorpresa final.
El relato de Hearn, como el resto de los que componen Kwaidan es lo más cercano que tenemos a una aproximación verdaderamente literaria a la mitología japonesa. El problema siempre ha sido que las traducciones no acaban de captar todos los matices, o que los relatos japoneses han sido mal expresados en sus lenguas de destino. Lafcadio Hearn, maravilloso puente entre ambas culturas, los transmitió con fidelidad, espíritu y carácter, haciéndolos a la vez literatura inglesa y japonesa.

(The Story of Mimi-nashi Hoichi)
Procede de la collección de relatos Kwaidan
En Horrorscope. Mitos Básicos del Cine de Terror 2 
Ed. Nostromo
Madrid, 1974 [1903]

Texto en castellano de La Historia de Mimi-Nashi-Hoïchi
Texto en inglés de Kwaidan en Project Gutenberg

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La Caída de la Casa Usher, de Edgar Allan Poe

A mi juicio el mejor relato de Edgar Allan Poe, tanto estilísticamente como en su forma, por no hablar de lo mucho que se adelantó temáticamente a la literatura posterior.
Según la misma clasificación que Poe aplicó a algunos de sus relatos, la de "cuentos de lo grotesco y lo arabesco", La Caída de la Casa Usher combina ambas tendencias, aunque con una marcada preferencia por la segunda. Un arabesco es un motivo que se repite a sí mismo, y en este relato encontramos la esencia de ese motivo reduplicándose allá donde miremos.
Empieza con la visión de esa mansión decadente, que se refleja a sí misma en las aguas de una laguna putrefacta (algo que ya anticipa el motivo que, como un ritornello tan persistente como el de El Cuervo, hallaremos por todo el relato). Encontraremos esa decadencia en el propio Roderick Usher, último de su estirpe, enfermo que personaliza en sí mismo el final de su apellido y su familia, un final decadente también, encerrado en su casa, sinestésico sensible a cualquier estímulo exterior. Es inevitable deducir que la decadencia del hombre y la de la casa son reflejos mutuos, aunque Poe deja más que claro que la dominante es la de la mente humana, que encuentra entonces (y sólo entonces) su reflejo en las grietas y ruinas del edificio. Y la sinestesia, ese sufrimiento exacerbado ante los estímulos externos, configura también una posible explicación freudiana avant Freud de esa decadencia: un retraimiento que insinúa la endogamia, tal vez el incesto, que ha llevado a la estirpe de los Usher a su final.
Porque Roderick Usher, motivo dentro de un motivo, arabesco en sí mismo, también tiene sus reflejos, sus reproducciones. La más clara, su hermana, en la que avanzado el relato descubriremos rasgos de hermana gemela, y que sufre la misma decadencia, pero agravada por otros caminos. Allá donde Roderick pide ayuda externa al narrador de la historia para que acuda a su lado, Lady Madeline ni tan siquiera muestra interés por el visitante. Proclive a la catalepsia, su "muerte" prematura desembocará en la máxima autodestrucción posible. Por parte de Roderick, porque a pesar de escuchar los esfuerzos de su hermana por salir de su tumba en la cripta, no hace nada por volverla a la vida. Por parte de Madeline, habiendo tal vez alcanzado el último estadio de la locura, porque aprovecha sus últimas fuerzas para abalanzarse sobre su hermano en un abrazo mortal.
Hay más arabescos en este relato, aunque los fundamentales los he señalado ya. Pueden leerlos, o refrescar su memoria, en los enlaces al pie de esta entrada. Volverán así a descubrir lo atmosférico que es este cuento, cómo Poe se apoya de continuo en un ambiente oscuro, opresivo, putrefacto, que a proporciona todo el carácter a la narración. Es un relato que funciona a todos los niveles y, si bien lo grotesco está presente (en la aparición de la resucitada Lady madeline), este elemento es tan necesario y está tan mesurado que no cae en el exceso. El resto del relato es un continuo implicar y no exponer, casi una descripción del subconsciente desde la mente consciente; una implicación que deja mucho a la mente del lector, que responde a los estímulos admirables que Poe lanza (y que asemejan, repito, a aquellos lanzados en El Cuervo). En su acercamiento a la locura y a la enfermedad psíquica, a la decadencia, y la expresión simbólica de las mismas (no hay que olvidar que Poe era ante todo un simbolista), La Caída de la Casa Usher anticipa la psicología freudiana y su reflejo literario, entre otras muchas características pioneras que convierten esta narración en una piedra angular de la literatura

(The Fall of the House of Usher)
En Cuentos / 1
Alianza Ed., col. El Libro de Bolsillo
Madrid, 1980 [1839, revisado 1845]
Prólogo, traducción y notas de Julio Cortázar

y otras múltiples ediciones en castellano

Texto en castellano de La Caída de la Casa Usher
Texto en inglés de The Fall of the House of Usher en Project Gutenberg

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Historia del Veneno. De la Cicuta al Polonio, de Adela Muñoz Páez

De entre las diferentes formas de matar que el ser humano ha practicado a lo largo de su historia (de forma infatigable y también imaginativa), el envenenamiento siempre ha ejercido una fascinación especial, a la vez que una repulsión instintiva. Tal vez porque el mismo hecho de administrar la muerte por veneno implica una premeditación casi obligatoria. Hay que conseguir el agente, lo cual no siempre es fácil. Hay que disimular su administración, y hay que disimular sus efectos, puesto que desde siempre se ha buscado el agente letal intedetcable y/o que no despierte sospechas. También, porque suele implicar una cercanía a la víctima que, al mismo tiempo, implica una traición a su confianza.
De modo que no es difícil hallar libros que traten de este tema, aunque por lo general centrados en los envenenadores. Este libro es diferente, como veremos.
Como anuncia su subtítulo, recorreremos en sus páginas el envenenamiento desde que el más famoso de ellos, el suicidio de Sócrates (suicidio ordenado, y por tanto sentencia de muerte de estado) hiciera suficiente ruido como para convertirse en símbolo. Y seguiremos el periplo por los envenenamientos en Roma (que fueron popularizados tan bien por la serie Yo, Claudio). El áspid, o lo que fuera, que mató a Cleopatra; los Borgia, que durante siglos han sido un icono (tal vez injusto) de la política mediante el veneno.
La Inglaterra de los Estuardo, con un par de casos sonados; el mucho más sonado caso de la Brinvilliers, y el subsiguiente de la Voisin, que crearon una auténtica psicosis en la Francia de Luis XIV; las toffanas italianas y los venenos de las brujas.
La época doraa del arsénico, hasta llegar al sutil empleo de isótopos altamente radiactivos para matar, cuya sofisticación y rareza van a la par que su crueldad, y sus siniestros designios más allá de la venganza personal.
Pero este libro no mira sólo a los asesinos. Su mirada se centra en los agentes, en el veneno en sí, y esto es original, pero también adecuado. Adela Muñoz es catedrática de química inorgánica y, aunque la visión histórica está perfectamente documentada, lo cierto es que a mí me ha encantado que se preste atención al veneno desde un punto de vista científico (tal vez porque yo provengo de ciencias, no sé). De manera que, junto a sus usos probados o sospechados, la autora recorre los orígenes, propiedades y efectos (a veces beneficiosos; la toxicidad en muchas ocasiones depende de la cantidad) de los agentes tóxicos que causan la muerte. Puesto que no siempre lo tóxico es criminal, hallaremos referenciado el envenenamiento por mercurio, así como los cócteles de las inyecciones letales para la pena de muerte. O el uso del mercurio y el arsénico para el tratamiento de la sífilis, por ejemplo.
Insisto en que historias criminales del veneno hay muchas; hasta el punto de ser repetitivas. Esta que Adela Muñoz nos presenta va un paso más allá; un paso necesario, documentado y riguroso que proporciona a este libro un carácter imprescindible, y que tiene todo el aspecto de ser el escrito sobre el cual todo lo que se diga a partir de ahora sobre el tema deberá basarse. Ustedes saben que muchas veces me he quejado de la debilidad de los ensayos españoles freente a los anglosajones. No siempre sucede así, e Historia del Veneno es un ensayo modelo en su género.

Ed. Debate, col. Historia
Barcelona, 20122 [2012]

Portada y sinopsis

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Jazz Porque Sí: Pat Metheny en Filadelfia

Y no sólo Pat Metheny. Claro que si les anuncio el grupo Parallel Realities, probablemente muy pocos sabrían de qué músicos hablamos. Porque músicos son, y gigantes. Aparte del genial guitarrista Pat Metheny, ni más ni menos que componen este grupo Herbie Hancock al piano y teclados, Dave Holland al contrabajo y Jack DeJohnette a la batería. Todos ellos estrellas del jazz por sí mismas. Imagínense reunidas. O no se lo imaginen, y escúchenlo. Va a ser un concierto de un jazz contemporáneo sin concesiones, sin extravagancias, pero en el que la música es la reina. Entre otras cosas, porque todos han sido innovadores en sus instrumentos respectivos, y todos han alcanzado un nivel de excelencia musical que los ha situado por encima del resto. Que se reunieran en pie de igualdad, sin personalismos, es a la vez un triunfo y un lujo.
Interpretarán Shadow Dance; Indigo Dreamscapes; Nine Over Reggae; Solar; The Good Life; Blue; Eye of the Hurricane; The Bat; Cantaloupe Island; y Silver Hollow
Estén atentos a las explicaciones del Cifu, y disfruten de este grupo que reúne a cuatro de los mejores músicos actuales en jazz.

Nota para la audición: Si el reproductor de RNE fallara, cosa que sucede con demasiada frecuencia, y no se mostrara bien en su pantalla, debajo de la caja del reproductor hay una serie de enlaces. Clicando sobre el último de ellos aparecerá la pantalla de los podcasts de Jazz Porque Sí, con un reproductor que, esta vez sí, reproducirá a la perfección el programa.

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El Hombre que mató a Liberty Valance, de John Ford

SESIÓN MATINAL 

(The Man Who Shot Liberty Valance); 1962

Director: John Ford; Guión: James Warner Bellah, Willis Goldbeck; Intérpretes: James Stewart (Ransom Stoddard), John Wayne (Tom Doniphon), Vera Miles (Hallie Stoddard), Lee Marvin (Liberty Valance), Edmond O'Brien (Dutton Peabody), Andy Devine (marshal Link Appleyard), Jeanette Nolan (Nora Ericson), John Qualen (Peter Ericson), Ken Murray (Doc Willoughby), Woody Strode (Pompey), Lee Van Cleef (Reese), Strother Martin (Floyd), John Carradine (Comandante Cassius Starbuckle); Dir. de fotografía: William H. Clothier; Música: Cyril Mockridge.

A estas alturas, poco hay que decir sobre un western que ha sido calificado como de los mejores de la historia. Sin embargo, en su época no fue así. Fue considerado un fracaso de su director y sus protagonistas. Si lo miramos bien, y teniendo en cuenta los parámetros de la época, no era de extrañar. Tenía poca acción, la situación amorosa se resolvía antes de ser incluso planteada (puesto que la historia se narra mediante un flashback), y no relataba ninguna de las grandes ni pequeñas épicas del oeste. Además, las expectativas de partida eran grandes al contar con un dúo protagonista inmenso, como era Wayne / Stewart, y lo minimalista de la película las defraudaba.
Por descontado, el tiempo ha asentado las cosas, y este filme se ha convertido en una maravilla de planteamiento, de guión y de reflexión sobre el propio western y la historia de la conquista del Oeste en general.
En una épica en la que la expresión "western crepuscular" estaba por inventarse, Ford se atrvía a narrar una historia en la que justamente ese espíritu pionero era puesto en cuestión en su brutalidad, prefiriendo claramente la legalidad y el progreso ordenado. Y, en un alarde que ya querrían para sí muchas películas desmitificadoras, también cuestionaba cómo se había narrado esa conquista, y cómo debió ser en realidad. La frase lapidaria "cuando la leyenda se convierte en hecho, yo narro la leyenda", no es sino una de las mejores definiciones de cómo los mitos pueden llegar a serlo, ya sea con justificación o sin ella.
Aparte sus valores argumentales y de fondo, las virtudes de John Ford adornan este filme: dirección mesurada, algunos aspectos humorísticos y otros de tensión, y unos actores perfectamente dirigidos que se desenvuelven en ambientes siempre bien escogidos. Una joya.

Tráiler:

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Los Pájaros de Baden-Baden, de Ignacio Aldecoa

Los mentados pájaros son aquellas gentes que pululan por Madrid en los meses estivales; ya se sabe, "Madrid, en verano y solo, Baden-Baden". Claro que la visión que Aldecoa tiene de estos pájaros lo es todo menos idílica.
En Madrid y sola se halla una mujer, ya madura, escritora de un libro forzosamente ilustrado con fotografías. Y en ese Madrid la hallamos en diversos escenarios, recibiendo insinuaciones por parte de las más diversas gentes, desde un buen amigo hasta el marido de su mejor amiga, y al mismo tiempo enamorándose del fotógrafo de su libro, un muchacho más joven, que sin embargo sólo quiere mantener una aventura ¿de verano? Tal vez. Quizá, algo más, puede que algo menos. En todo caso nada estable ni que dé a la protagonista un sentido a su tedio.
Porque el auténtico protagonista es el tedio, la abulia de una clase burguesa anclada en una ciudad que, forzadamente, en verano debe servir de válvula de escape a la insulsa moralidad que reina durante todo el año. El paisaje es desolador. Ni Madrid es Baden-Baden, puesto que no es posible escapar de las propias convenciones, ni los madrileños que quedan solos son esa especie de aventureros que poblarían el balneario. La vulgaridad de todo es atroz, una característica que Aldecoa, el mejor escritor de relatos que ha tenido la litaratura española, siempre ha tenido un cuidado extremo en reflejar (convirtiéndose así en narrador social, aunque en el caso de Aldecoa, la literatura pesa muchísimo más que la carga ideológica). La crítica a la burguesía enorme. La protagonista, que acaba asqueada de ese Madrid / Baden-Baden, es a su vez una mujer frustrada en todo. No sabemos sobre qué trata su libro, pero intuimos gracias a Aldecoa que no es sino un divertimento más, una intrascendencia revestida de oropel.
Los Pájaros de Baden-Baden es un relato maestro, contenido, enigmático tal vez, pero que se construye a sí mismo para proporcionar un cuadro completo de una soledad que vive y medra en el tedio vital, en la apenas nada. Y esto se construye mediante una narración precisa, psicológica y moral (que no moralizante) que resulta fácil de leer, pero en extremo difícil de escribir.

En Cuentos Completos, 2
Alianza Ed., col. El Libro de Bolsillo
Madrid, 17936 [1965]