Un Asunto Tenebroso, de Honoré de Balzac

En la misma época en la que Edgar Allan Poe publicaba Los Asesinatos de la Calle Morgue, Honoré de Balzac escribía Un Asunto Tenebroso; ambas obras pueden ser definidas con todo acierto como precursoras del género policial.
Cuidado con las palabras, aquí. "Precursor" no quiere decir que estas obras conformen los modos y maneras en las que el género se iba a desarrollar; no hablamos de obras fundacionales, sino de unas que ponen en forma literaria un tema, el de la investigación detectivesca o policial, y lo hacen de forma que ocupa una parte central (o una de las partes, en el caso de Balzac) de la trama.
Si vamos a ceñirnos a modelos, Un Asunto Tenebroso es más una novela histórica que otra cosa (aunque, repitamos, lo es en una época en la que los géneros estaban por definir, de modo que tampoco es un relato histórico en la forma que hoy conocemos). Se basa en hechos reales, una conspiración contra Napoleón, por entonces Primer Cónsul en vísperas de asumir la corona imperial, y un secuestro producto de esa conspiración.
Pero, y Balzac era muy consciente de ello, en esa misma época, en Francia se instauraba la primera policía "moderna", bajo la dirección de un personaje entre tenebroso, maquiavélico y genial como fue Fouché.
De manera que Balzac incluyó a uno de sus policías, Corentin, y lo imbuyó de todas las características del esbirro de la época: despiadado, casi fanático, leal a su patrón, frío e impasible y, no obstante, astuto, inteligente y de una eficiencia suma. Un hombre dispuesto a descubrir la verdad por encima de todo pero, como buen malvado novelesco que se precie, preparado para que con esta verdad hagan lo que quieran sus superiores.
Digamos la verdad, Un Asunto Tenebroso no es de las mejores obras de balzac. Es enrevesada, en exceso pausada en ocasiones y tiene unos cuantos personajes (como los nobles Cinq-Cygnes) que son intercambiables entre sí. Estos defectos, que provienen por una parte del folletín y por otra de unos rasgos psicológicos voluntariamente deseados por Balzac (esos nobles emigrés son intercambiables no por ser parientes, sino por afinidades ideológicas y de clase) no facilitan precisamente la lectura en nuestra época. Siempre hay que realizar un esfuerzo adaptativo cuando se trata de clásicos. Pero permanece el hecho de introducir la narrativa policial en la novela, un hecho que, con otros modos, daría origen al género que conocemos hoy. Y es una novela en la que se aúnan en un personaje el detective que descubre la verdad gracias a su inteligencia y que, no obstante, también es el villano que sabe qué se está haciendo con esa verdad y que, sin sombra de piedad, permite que se tergiverse para ruina de inocentes. Un personaje fascinante cuyos ecos resuenan en las diversas narrativas policiales posteriores.

(Une Ténébreuse Affaire)
Planeta / BackList, col. BackList Clásicos
Barcelona, 2008 [1841]
Pról. de Crlos Pujol
Trad. de Pedro Darnell

Portada y sinopsis

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