La Triple Vida de Michele Sparacino, de Andrea Camilleri

Camilleri se pone en la piel de Pirandello en este relato (publicado aquí con formato de novela). Claro que Pirandello siempre ha estado presente en su ficción (véase La Desaparición de Patò, por ejemplo) en la cuestión de la identidad y su desaparición; pero también en la utilización de la sorna connatural al carácter siciliano y, por extensión, italiano. No olvidemos que Pirandello fue el autor del ensayo L'Umorismo, y que en buena parte de su ficción se ejercía la transmisión de su mensaje mediante un agudo sentido del humor, presente incluso en sus obras más "serias" como El Difunto Matías Pascal.
Camilleri, que como su otra gran influencia, Sciascia, siempre ha ejercido este humorismo, consigue en este relato transmitir de forma enormemente divertida lo que parece, en principio, una descomunal broma del destino.
La primera vida de Michele Sparacino es su vida real: su nacimiento, marcado por una extemporánea broma burocrática, y sus primeros días, significados por la vulgaridad de la lactancia y el sueño, sin sospechar que su segunda vida se traza a su alrededor.
Y ésta es que, Cuando su padre fue al registro para inscribirlo, declarando que había nacido el día cuatro porque sonaban las campanadas de medianoche, el funcionario, extrayendo un reloj ferroviario, anotaba que el niño había nacido el día tres, porque el reloj del ayuntamiento que daba las campanadas adelantaba diez minutos. Esta nimiedad tiene consecuencias inesperadas.
Los trabajadores de la mina de azufre se rigen por el reloj del ayuntamiento, de modo que han estado entrando al tajo diez minutos antes de su hora desde hace cinco años. En breve, se ponen en huelga. A Vigata llega un periodista para cubrir el hecho, no entiende una palabra de lo que le explican y, al final, escribe un artículo atribuyendo los disturbios al "peligroso agitador Michele Sparacino". Que, mientras tanto, duerme con toda tranquilidad en su cuna.
La prensa ha creado una figura, de modo que insiste, y todo lo que sucede a partir de entonces en la comarca y, por ende, en Sicilia, tiene la firma del bandido Sparacino. Hasta le hacen una entrevista, inventada, ya que el periodista mal puede encontrar a un malhechor que en realidad tiene cuatro años.
Cuando estalla la primera guerra mundial, ambas vidas se entrecruzan por fin. En la caja de reclutas, cuando el suboficial encuentra el nombre del Michele Sparacino que tiene delante, sólo puede exclamar: «Cojones».
De inmediato la segunda vida se le cae encima a Michele: primerísima línea de fuego, y a ver si el enemigo les libra del rebelde. «Cinco días más tarde, Michele Sparacino se halló de repente en una trinchera del Carso, llena de muertos y de barro, con los austríacos que le disparaban por todos lados.
»─¿Pero qué cojones les he hecho, a estos? ─se preguntó, todavía atónito por lo que le estaba sucediendo.
»Y con "estos" no se refería tan sólo a los austríacos.»
Todas estas peripecias hacen un relato absolutamente tragicómico, magistralmente llevado, con tal incidencia en lo cómico que el lector puede tener la impresión de que el elemento trágico no lo es tanto.
Error. La tragedia golpea, tal vez con mayor impacto por lo humorístico que la antecede. Porque, una vez muerto Michele, y su cadáver irreconocible enterrado en una fosa sin nombre, ¿cuál puede ser su tercera vida? ¿Cuál, en efecto, salvo la de que el teórico enemigo del estado, traidor, bandido, agitador, desertor amotinado, sea el soldado desconocido símbolo del sacrificio de Italia?
Pirandello tuvo la obsesión de saber quién era en realidad el individuo, y de cómo podía ser otro siendo y no siendo el mismo. Camilleri recoge el tema (universal, por otra parte) y construye una realidad terrible, y es que, muchas veces, no somos nosotros sino lo que otros dicen que somos. Frente a eso, el individuo está casi inerme, y el solo pensamiento ya da escalofríos. Camilleri pone la acción en los años diez del siglo XX, pero hoy, con prensa, media, redes sociales, etc., cada vez más estamos a merced de lo que los demás piensen y digan de nosotros. Un futuro, un presente, más que preocupante.
En esta edición, el relato se complementa con una interesantísima charla que Francesco Piccolo mantiene con Andrea Camilleri. Además de tratar el Michele Sparacino, Camilleri ahonda en su carrera, en su método de escritura, en sus obsesiones, en su pensamiento.
La virtud de la entrevista subyace en que el entrevistado tenga cosas que decir y el entrevistador sepa qué preguntar, y en este caso, ambos confluyen en una comprensión mutua que da como resultado una joya para el lector de Camilleri.

(La Tripla Vita di Michele Sparacino)
Eds. Bromera, col. L'Eclèctica
Alzira (València), 2010 [2009]

Portada i sinopsi de l'edició catalana

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2 comentarios:

peke dijo...

Camilleri es genial no solo en las novelas de Montalbano. Esta que comentas no la he leido, pero sí La desaparición de Patò y otras. Es de esos escritores que no necesita seiscientas páginas para contar bien una historia y eso se agradece.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Peke:
Estoy de acuerdo con el comentario general sobre las obras de Camilleri. Tanto las policíacas como las "históricas", así como los ensayos, tienen una calidad literaria enorme (que no siempre es bien reconocida en este país, sin duda por el tradicional desprecio hacia los géneros, como el de polis y ladrones). La lectura de la entrevista que acompaña este libro sería muy clarificadora, porque Camilleri relata sus métodos de escritura y su trayectoria literaria.
Pero lamentablemente, por el momento sólo está en catalán. Espero y deseo que se traduzca al castellano pronto (Camilleri, últimamente, se ha mostrado prolífico, y las ediciones en nuestro país van con mucho retraso respecto a la producción italiana).
Un saludo!