Taxi Driver, de Martin Scorsese

SESIÓN MATINAL 

(Taxi Driver); 1976

Director: Martin Scorsese; Guión: Paul Schrader; Intérpretes: Robert de Niro (Travis Bickle), Jodie Foster (Iris), Cybill Shepard (Betsy), Peter Boyle (Wizard), Leonard Harris (Charles Palantine), Harvey Keitel (Sport); Dir. de fotografía: Michael Chapman; Música: Bernard Herrmann.

Una película mítica en muchos sentidos, pero que justifica el mito con un contenido tanto formal como temático enorme y trascendente.
Taxi Driver puede ser entendida como una gran película realista, enclavada dentro de la tendencia del realismo sucio que apenas empezaba a surgir en la época. Por tanto, tiene todo el aspecto de una película desagradable, con un protagonista con el que es muy difícil empatizar y con unos personajes a su alrededor que no le van a la zaga, desde sus compañeros taxistas a los mensajes (y mensajeros) de las candidaturas políticas y, por supuesto, el mundo de la prostitución que Travis encuentra conduciendo su taxi y en el que al final acabará sumergiéndose en un clímax sangriento del que, paradójicamente, saldrá vencedor y convertido en un héroe.
Porque, además del elemento paisajístico de la sociedad reflejada en el filme, esta película es una reflexión sobre la naturaleza de los héroes. El guionista Paul Schrader dice que el argumento de Taxi Driver se inspiró en los diarios de Arthur Bremer, un joven que intentó asesinar al presidente Nixon con una pistola. Puede ser, y de hecho hay bastantes similitudes, intuimos, entre Bremer y Travis Bickle. Pero hay un hecho diferencial que abona la tesis de que la película habla de los héroes (por descontado, no de manera elogiosa), y es que Bremer era un muchacho americano, pero Travis, como queda claro desde las primeras escenas del filme, es un excombatiente de Vietnam.
En resumen, alguien que ha sido reintegrado a la vida civil como si no pasara nada. No se dice en ningún momento que el hecho de haber sido soldado provoque que Travis sea un maníaco homicida en potencia, y es probable que Travis lo fuera antes incluso de haber empuñado un arma por su país. Pero el mensaje que se transmite es que el ejército encuentra útiles a los homicidas en potencia; de hecho, les anima a ser homicidas por todos los medios. Cómo devuelve a estos seres así animados y convertidos a una vida normal, es algo que al ejército ni le va ni le viene. Y por lo que nos dice la película, al resto de la sociedad tampoco.
Porque Travis es un tipo normal. Tan normal como puede ser alguien que duerme poco, escribe unos diarios a lápiz en los que vierte unas quejas continuas contra el vertedero que es la sociedad y los que la pueblan, que se apunta a ser taxista pidiendo el turno de noche y las zonas más peligrosas de la ciudad. Puede parecer un tipo normal, pero Travis sigue en guerra. El problema es encontrar un enemigo, y finalmente lo encontrará en los chulos que manejan a Iris, la prostituta menor de edad que se ha escapado de casa (y que no se muestra muy dispuesta a volver a ella). Pero, ¿cómo se camufla un psicópata entre la gente normal? la película nos deja claro que sin demasiado esfuerzo. Los compañeros de Travis son tan violentos como él, pero no llevan su violencia a las armas de fuego y a tomarse la justicia por su mano. Travis puede ser raro entre ellos, pero no llama la atención.
También encuentra un ideólogo, el candidato Charles Palantine. Dispuesto a decir lo que sea con tal de ganar votos, proporciona una coartada ideológica a Travis. Y cuando Travis se convierta en héroe, la misma asistente de campaña de Palantine, Betsy, que antes le había rechazado por entrever el trasfondo de locura que anidaba en Travis, lo mirará con algo parecido a la admiración.
Travis está en guerra, tiene un enemigo concreto, una coartada ideológica y una colección de pistolas con las que matar o morir. O incluso, morir matando. La escena de la irrupción en la casa de los chulos es una de las más feroces jamás filmadas, y eso que el cine ha crecido en violencia desde entonces; pero la mano de Scorsese aquí no tiembla y compone una secuencia antológica.
Y una vez realizado lo que hemos visto como una carnicería, Travis es ensalzado como un héroe. Y dejado a su libre arbitrio de nuevo, corriendo por la sociedad.
Se trata, en definitiva, de demostrar que existen héroes puros, la mayoría de ellos muertos, pero que buena parte de los héroes son asesinos, gente mentalmente inestable, asociales que, siempre que convenga a algún interés, serán útiles y vendidos como paladines.
No se trata de Travis como el antihéroe. Se trata, justamente, de que probablemente Travis se parezca más al héroe real. Y esa conclusión, aunque terrible, debería hacernos reflexionar.

Tráiler:

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