Predator, de Patricia Cornwell

En el género policiaco, la aparición del detective forense fue todo un fenómeno. No se sabe bien porqué, este campo había estado limitado a unas pocas menciones, muy de pasada, en obras de género más convencionales, y por descontado tal vez a escenas de cierto tenebrismo en las novelas de terror. Supongo que tenía bastante que ver con el pudor de editores (y algún estudio de mercado, verdadero o falso, entre los lectores) en proporcionar obras que, aunque no tienen esa intención, ciertamente tocan el tema tabú por excelencia, además del sexo, como es el de la autopsia de los “seres queridos”.
Porque ciertamente el género forense no se ocupa, precisamente, de la búsqueda de huellas dactilares, análisis de sangre y de ADN, etc. Lo que ha caracterizado estas novelas desde el principio es que sus protagonistas se meten a hurgar en las vísceras de los presuntamente asesinados y así es como ejercen su labor investigadora.
Pero, o tempora, o mores, precisamente los tiempos cambian y con ellos las costumbres. Y el personaje del forense irrumpió como un trueno en el panorama de la novela criminal. Curiosamente fue una mujer su autora, que había trabajado en el departamento forense, quien se dedicó a inaugurar la sala de autopsias de la novela policiaca, y fue una mujer la forense protagonista.
Cornwell, la reina casi indiscutible del género, creó con su doctora Kay Scarpetta el modelo para todos los forenses que han venido después. Altamente profesional y cualificada, representó una saludable entrada del feminismo en la novela criminal, rompiendo de paso unos cuantos prejuicios y tabúes.
No es necesaria una descipción demasiado detallada de la mecánica de sus novelas. Las series forenses de televisión menudean, así como sus reflejos literarios, y el estándar es el de la investigadora de campo y de laboratorio que, ayudada por unos cuantos colegas ejecutivos (es decir, los que llevan pistolas y realizan interrogatorios) se enfrenta a un caso lleno de interrogantes.
Es así en el caso de Predator, y los casos de Scarpetta suelen tener la tensión suficiente como para mantener enganchado al lector. Sin embargo, y en un movimiento sabio, Cornwell decidió que Scarpetta tuviera un pasado, una vida privada y una familia y colegas con todos sus problemas y vivencias. Tampoco eso es nuevo, pero sí que proporciona un valor añadido a la historia, además de inducir al lector a seguir a estos personajes como elementos familiares de una saga.
Pero ese también es su principal inconveniente. Recomiendo no empezar a leer cualquier obra de Cornwell, sino la primera de la serie. Porque si no, me temo que no entenderán nada de lo que les sucede a la doctora Scarpetta, a su sobrina Lucy, a su compañero Benton Wesley o al exagente Pete Marino. Por lo demás, y si lo hacen así, verán que Patricia Cornwell es de lo mejorcito en su género.

(Predator)
Eds. B, col Zeta Bolsillo Policíaca
Barcelona, 20073 [2005]

Portada y sinopsis

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2 comentarios:

Peke dijo...

Disculpa si me equivoco, pero creo entender que afirmas que Patricia es forense y, según mis datos, no es así.
Sigo la serie desde el principio y estoy de acuerdo contigo en que si no se empieza desde el principio es difícil entender como evolucionaron los personajes y por qué hacen lo que hacen. Que conste que hay algunos libros un poco flojos, pero yo ya estoy perdida para la humanidad y, aunque uno me decepcione, no puedo evitar hacerme con el siguiente.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Peke:
Disculpa el retraso en la respuesta. Esta vez es achacable a Blogger.
Tienes toda la razón. Cornwell no es forense. Ha trabajado en el departamento forense (o su equivalente) del estado de Virginia, pero en calidad de técnico y de analista de computación. Lo cual le da el conocimiento para hablar y escribir sobre el tema, pero ciertamente no el título. Mea culpa.
Ciertamente tiene novelas flojas. Sin embargo, la doctora Scarpetta y sus acólitos tienen su encanto y, leídas en orden, su nivel de pathos; el bastante como para, por ejemplo, aficionarse a la serie, je, je...
El caso es que fue la inauguradora del género. Y sigue manteniendo muy bien la bandera de esta clase de intriga forense, por lo que no dudo en recomendarla, a ser posible desde su inicio.
Un saludo!