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Autopista, de Jaume Perich

Ed. Estela / Eds. de Bolsillo, col. Popular
Barcelona, 19702 [1970]
Prólogo de Luis Carandell

Como dice Luis Carandell en su magnífico prólogo, «el trabajo de Perich [...] tiene hondas raíces en la historia del humorismo catalán pero participa también en igual medida de la desgarrada ironía ibérica. Siendo él bilingüe, su humor también lo es, lo mismo cuando dibuja que cuando escribe las máximas que componen este libro.»
Desaparecido prematuramente, Perich fue un humorista irreductible, negro, comprometido, genial, ácido siempre. Y tal vez su constante combate contra la censura franquista, a la que toreó repetidas veces («Desde hace una temporada la universidad se está volviendo muy gris.»), y su permanente compromiso le han colocado en una posición coyuntural, como si su humor sólo sirviera para ese momento y, sobre todo, contra ese tiempo. Nada más falso. Este Autopista, cuyo título es una parodia sangrante del Camino de Escrivá de Balaguer, se compone de una máximas que por una parte, y convenientemente referenciadas, serían una crónica de la España franquista y el mundo de esa época, y por otra, una serie de pensamientos humorísticos y sarcásticos perfectamente válidos hoy (y uno teme que en un largo, largo futuro). Vean si no:
El trabajador
Si al decir "trabajador" indicamos una clase social, significa que las restantes clases sociales no dan ni golpe.
Un exprimidor
Cuando le pregunten qué es un "exprimidor", piense en naranjas, no en problemas sociales.
El hombre
No es cierto que el hombre sea el lobo para el hombre. El hombre es el hombre para el hombre.
Censura
La "autocensura" ─será por llevar la palabra "auto"─ es la que más atropella al creador.
Literatura infantil
La mayoría de infecciones intestinales de los lobos provienen de haber comido Caperucitas Verdes.
El pesimismo del pueblo español
Una prueba indiscutible del pesimismo del pueblo español lo constituye el jamón de menor calidad: le llamamos "del país".
La oposición
Hay tipos que creen que la mejor oposición es la horizontal, dentro de un ataúd.
La esclavitud
La esclavitud no se ha abolido, se ha puesto en nómina.
Historia
Los soldados de Napoleón llevaban un bastón de mariscal en la mochila y un testamento de soldado en el bolsillo.
La partida
Uno de los inconvenientes de partir de cero, en nuestra sociedad por lo menos, es que se parte hacia atrás.
Es sólo una pequeña muestra de tan sólo uno de los libros del Perich. Imagínense lo que sería una buena antología (ya no pido unas obras completas). Es inútil lamentarse por lo que Jaume Perich hubiese podido escribir hoy día con lo que está cayendo. Pero por lo menos sería de justicia no olvidar lo que ya escribió y ver que las cosas no han cambiado tanto como nos creemos.

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Lliçons Americanes. Sis Propostes per al Pròxim Mil·leni, de Italo Calvino

(Lezioni Americane)
Eds. 62, col. El Balancí
Barcelona, 2000 [1984-1985]

En 1984, Italo Calvino fue invitado a pronunciar una serie de conferencias en La Universidad de Harvard; Calvino eligió tratar una serie de valores literarios a conservar para el próximo milenio [por el actual]. Así surgieron estas Lecciones Americanas. Seis Propuestas para el Próximo Milenio. Y de las notas que se hallaron se publica este libro, compuesto no de seis sino de cinco lecciones: "Ligereza", "Rapidez", "Exactitud", "Visibilidad" y "Multiplicidad". La sexta, "Consistencia", tenía que ser escrita en Harvard, pero Calvino tenía ideas y material para al menos dos más; la que hubiera sido la octava, según Esther Calvino, hubiera sido "Sobre el inicio y el final" de las novelas. La muerte impidió tanto la escritura de la sexta lección como de las adicionales, así como la celebración de las conferencias, y eso nos priva del enriquecimiento que la preparación previa y el debate posterior hubiesen podido aportar. No obstante, con sólo el material que perdura es ya posible adentrarse en el pensamiento de Calvino sobre la literatura, un pensamiento claro, iluminador y clarividente sobre el futuro de las letras.
Los títulos de las lecciones pueden parecer crípticos: ¿qué es la ligereza? Tal vez acostumbrados como estamos a las metáforas ya desestimamos la literalidad de las palabras. Ligereza no es "superficialidad"; es lo contrario a peso, a opacidad. Es la agilidad, el vuelo del pensamiento que por esa cualidad se sobrepone al lastre que supone todo el pensamiento anterior, los estilos anteriores, las estructuras lingüísticas.
Calvino no era un teórico dado al cartesianismo, al método, al esquema inmutable. Por tanto, estas lecciones no son recetas de cocina para la escritura del futuro; son más bien sugestiones, ideas que deben presidir el espíritu y la aproximación a la literatura si ésta debe ser perdurable y avanzada a sus tiempos.
A este respecto, la ejemplificación es importante para llegar a esta comprensión intuitiva de lo que Calvino nos quiere decir. Si uno mira el índice onomástico (algo que suele ser conveniente, además de útil) descubriremos que los autores más citados son clásicos: Dante, Lucrecio, Ovidio, Leopardi, Cavalcanti, Balzac. De los modernos, significativamente, Borges y Carlo Emilio Gadda. No es de extrañar en alguien que escribió Porqué Leer los Clásicos, pero hay una reflexión que hacer sobre esto. Con toda su antigüedad, estos clásicos consiguieron perdurar mucho más allá de su época, y convertirse en atemporales y frecuentados. Es lo que cualquier autor pretende, y lo cierto es que las cualidades a las que se refiere Calvino para la poética de nuestro milenio están todas presentes en esos clásicos. Cosa que no es posible decir de literatura producida, como quien dice, anteayer. Pero es importante resaltar también a estos modernos. Escribir para nuestro milenio no es imitar los clásicos. Pocos han sido tan transgresores como Gadda, por ejemplo, y nadie comprendió también a los clásicos y les sobrepuso una estructura nueva encima como hiciera Borges. Innovación y clasicismo no están reñidos entre sí con este sistema de valores calviniano.
Quien lea esta reseña y pretenda hallar un resumen (un prontuario) del libro de Calvino, buscará en vano. Ni Calvino da recetas, ni yo las extracto. Entre otras cosas, porque es imposible resumir un libro al que hay que aproximarse paso a paso para llegar a la comprensión de aquello que Calvino nos quiere decir. Son sólo 143 páginas, de las más apasionantes y amenas que ha dado jamás la teoría literaria. Si alguien quiere tan sólo un extracto, tal vez debería dedicarse a otra cosa.

Portada y sinopsis de la edición castellana

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Network, un Mundo Implacable, de Sidney Lumet

SESIÓN MATINAL

(Network); 1976

Director: Sidney Lumet; Guión: Paddy Chayefsky; Intérpretes: Peter Finch (Howard Beale), William Holden (Max Schumacher), Faye Dunaway (Diana Christensen), Robert Duvall (Frank Hackett), Wesley Addy (Nelson Chaney), Ned Beatty (Arthur Jensen), Beatrice Straight (Louise Schumacher), John Carpenter (George Bosch); Dir. de fotografía: Owen Roizman; Música: Elliot Lawrence

Una de las sensaciones el año que se estrenó, ganadora de cuatro oscars, recibió críticas por todos lados por lo extremo de la situación y el histrionismo del que hacía gala en pantalla, que la situaban, según los críticos en el terreno de la farsa más que de la narrativa cinematográfica.
El argumento es bien sencillo: Howard Beale (interpretado por un Peter Finch magnífico) un presentador de noticias de televisión, está sometido a grandes tensiones, por sus jefes, por la audiencia, por su línea editorial..., y acaba estallando ante el anuncio de su despido, y proclama en pantalla que se suicidará en directo. Los directivos de la cadena le retiran de inmediato de antena, pero Beale, aduciendo que estaba borracho y estresado cuando hizo el anuncio, pide una última emisión para despedirse de su público. Así lo hace, y entonces se desencadena: en un discurso apenas coherente pero en extremo populista, carga contra todos y contra todo. La cadena cree que el mal trago ya ha pasado, pero cuando llegan los índices de audiencia se dan cuenta de que tienen un filón. Y empiezan a explotarlo, dándole a Beale un programa, ya no de noticias, sino uno en el que puede expresarse con toda libertad, y en el que actúa más como telepredicador poseído que como periodista.
Cuando se estrenó, como digo, fue acusada de farsa, de histriónica... Tal vez fuera así en la época. Vista hoy, y comparada con los excesos a los que la televisión se ha sometido a sí misma y nos ha sometido a las audiencias, afirmo que incluso se queda corta. Ese histrionismo es efectivo, ese tono de farsa no hace más que situar al loco que es Beale en su sitio, pero dejar en evidencia a los que le permiten expresarse en su locura mientras les haga ganar dinero.
Era tal vez la primera vez que el cine arremetía contra el mundo de la televisión, y Lumet y Chayefsky lo hicieron sin piedad. Vean si no lo que Max Schumacher, interpretado por un sobrio e inconmensurable William Holden, le dice a Diana Christensen, la prototípica productora sin escrúpulos: «Eres la encarnación de la televisión, Diana, indiferente ante el sufrimiento, insensible ante la alegría. Todo en la vida es reducido a los cascotes comunes de la banalidad. Guerras, asesinatos, muertes... todo es lo mismo para ti como si fueran botellas de cerveza, y los asuntos diarios de la vida se vuelven una comedia corrupta. Incluso aplastas las sensaciones de tiempo y espacio en segundos partidos y repeticiones instantáneas. Eres la locura encarnada, Diana.»

Tráiler:

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Jazz Porque Sí: Charlie Parker en el Hi-Hat de Boston

Charlie Parker, y con eso está dicho todo. Aunque sigo encareciéndoles la trompeta de Herb Pomeroy, que además muestra una muy buena compenetración con Parker. Atentos a una pequeña obra maestra de interpretación como Laura.
La segunda actuación del programa también es en Hi-Hat, pero padece de un sonido malo y de una grabación de aficionados, cortes incluidos. Sin embargo, el Pájaro es siempre original, siempre nuevo, y lo que uno lamenta es que no se le grabase cuando silbaba en la ducha. Destaco un My Funny Valentine a ritmo latino tremendamente original.
Gracias como siempre a Juan Claudio Cifuentes, el Cifu, por su programa y la posibilidad de escucharlo aquí.


Nota para la audición: Si el reproductor de RNE fallara, cosa que sucede con demasiada frecuencia, y no se mostrara bien en su pantalla, debajo de la caja del reproductor hay una serie de enlaces. Clicando sobre el último de ellos aparecerá la pantalla de los podcasts de Jazz Porque Sí, con un reproductor que, esta vez sí, reproducirá a la perfección el programa.

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The Whimper of Whipped Dogs, de Harlan Ellison

En The World Fantasy Awards, vol. 2
Doubleday, col. Science Fiction
Garden City (Nueva York), 1980 [1973]
Ed. de Stuart David Schiff y Fritz Leiber

En El Llanto de los Perros Apaleados aparece uno de los temas recurrentes en la ficción de Ellison: «El caso clásico en este país es Katherine Genovici, que fue asesinada a cuchilladas en Nueva York, mientras treinta y seis personas lo contemplaban. Y no fue rápidamente, sino que duró veinticinco, treinta y cinco o cuarenta minutos. Esa mujer se arrastraba de puerta en puerta y el hombre continuaba acuchillándola. Treinta y seis personas la contemplaban y ni una, ni una, llamó a la policía. Ni una trató de hacer algo. Creo que esto es horrible. Creo que no tiene parangón. Quiero decir que para mí, literalmente, está al mismo nivel que un Adolf Eichmann paleando seis millones de judíos en los hornos. Creo que surge del mismo lugar» [entrevista de Patrice Duvic a Harlan Ellison, revista Nueva Dimensión, nº 29, febrero de 1972].
Salvando las diferencias que el propio Ellison marca en la ficción (la víctima aquí se llama Leona Ciarelli; los espectadores son veintiséis), el relato se centra en una de estas personas que contemplan, entre paralizadas y fascinadas por el horror, un asesinato. Beth O'Neill, recién llegada a Nueva York, no es alguien indiferente al dolor ajeno, no es una espectadora culpable por omisión voluntaria de socorro. La visión del crimen la bloqueó, el recuerdo de ese asesinato la tortura, la incomoda.
Esa es la actitud normal de la práctica totalidad de las personas. Pero Ellison, que no duda de esa bondad primigenia, se interroga en cómo se puede abandonar para llegar a la indiferencia, a la asunción de la violencia, tanto la cotidiana como la extrema. Si bien el recurso sobrenatural de Ellison es decir que un nuevo dios se ha instalado en ciertos lugares, un dios que vive de la sangre y la violencia, que pervive y reina cuando sus adeptos se convencen de lo inevitable de su reinado, no se detiene en esta alegoría simplista. El venerar o no a un dios es cuestión de elección, no un proceso inevitable. De modo que por debajo de esta alegoría (que si se quedase ahí, o la manejaran manos menos hábiles que las de Ellison, sería burda), Harlan se centra en el proceso por el que esta naturalización de la violencia se filtra en el carácter de las personas.
La ciudad (todas partes, pero en las ciudades sobre todo) tiene su método de acumulación para convertir a sus habitantes a su credo. Puede empezar con la mala educación, con la falta de respeto, con la pequeña indiferencia. En palabras de Ellison, uno se abre a la ciudad, y la ciudad responde; y de mala manera. Y al final, casi sin darse cuenta, se acaba aceptando el postulado principal de ese credo: "mejor a él que a mí", con todos sus corolarios anejos.
Si les parece pesimista es porque lo es. Ellison tuvo una vida dura, muy dura, y vivió la calle intensa y violentamente, de modo que puede hablar con conocimiento de causa. Y por muy alegórico que sea el relato, su estilo no lo es. No es para corazones débiles, y las virtudes de Harlan, principalmente el tratar con toda potencia e intensidad lo más extremo, empleando una prosa enérgica, están en este relato.
Ellison nunca deja indiferente; sus relatos son potentes, comprometidos, originales, medidos e irreductibles. The Whimper of Whipped Dogs es uno de ellos.

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El Juego de Berlín, de Len Deighton

(Berlin Game)
Ed. Planeta, col. Bestseller Mundial
Barcelona, 1984 [1983]

Dentro del género de espionaje, Len Deighton es un autor interesante. Es evidente que no tiene la excelencia literaria de un Le carré o un Graham Greene, o las intensas tramas de un Eric Ambler (¿o sí? Un día de estos tendremos algo que decir sobre SS-GB, notable ya desde su planteamiento). Sin embargo, hay que recordar que Deighton es autor de Ipcress, que en su versión fílmica supuso una contestación a la imagen del espía dada por el irreal James Bond.
Y lo cierto es que las narraciones de Deighton tienen una base real y verista que las emparentan con la visión mísera, cínica y sucia del mundo del espionaje que Le Carré ha sabido expresar tan bien.
Bernard Samson (personaje que no sólo protagonizará la trilogía "Juego / Set / Partido", sino otras novelas) ha visto pasar ya su época como agente en el terreno, y ahora es un administrador de los servicios de espionaje en Londres. Pero frente a una minicrisis empieza a ser evidente que sus superiores quieren enviarle a Berlín Este para rescatar a uno de los principales informadores sobre la economía del bloque soviético, Brahms Cuatro.
Pero Samson, que lleva en el servicio activo más tiempo que cualquiera de sus jefes y no tiene las ambiciones personales de éstos, tiene una gran cautela ante esta misión. Es más que posible que exista un traidor infiltrado, pero ¿dónde? ¿En Berlín? ¿En la Red Brahms? ¿En el propio Londres? Conociendo como conoce los entresijos del espionaje, tendrá que actuar por libre no sólo para llevar a buen puerto sus investigaciones, sino para evitar la muerte.
Insisto en la postura verista que preside la ficción de Deighton. Sus novelas no son estrictamente de acción, aunque la haya, antes bien se centran en realizar una descripción del submundo que la Guerra Fría potenció hasta límites descontrolados. Deighton carece de la perspicacia psicológica y humana de Le carré, pero se nota que conoce ese mundo secreto y lo ha comprendido de tal manera que puede darle un adecuado reflejo en sus novelas. Más que las tramas, es esta representación de un ejército cínico, despiadado y miserable, que no figura en ningún libro de historia, lo que da entidad a la obra de Len Deighton.

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No Sabeu Pas. Els Amics, els Enemics, la Màfia, de Andrea Camilleri

(Voi non Sapete)
Eds. 62, col. El Balancí
Barcelona, 2008 [2007]
Trad. de Pau Vidal

Como Vosotros no Sabéis Camilleri podría haber titulado cualquiera de sus novelas, pero el subtítulo Los Amigos, los Enemigos, la Mafia ya nos deja claro que va a ser un ensayo, y uno sobre un tema que, por trayectoria personal y por ser siciliano, Camilleri conoce de primera mano. Pero es un ensayo curiosísimo. Gracias a la Fiscalía de Palermo, Camilleri tuvo acceso a las notitas que el capo mafioso Bernardo Provenzano empleaba como medio de comunicación con sus "subordinados". Puesto que no podía fiarse de nungún medio (correo electrónico o postal, teléfono móvil o fijo, paloma mensajera), Provenzano usó una serie complicadísima de correos personales para transmitir sus órdenes, fueran genéricas o bien referidas a asuntos mínimos. Y lo hacía por escrito, porque así no había ningún resquicio a la interpretación.
Con ese material, Camilleri compone un diccionario cuyas entradas son llamativas, por ejemplo la de Mafia: «En ninguna notita de Provenzano hay el más mínimo rastro de esa palabra». O matar y sus sinónimos, que tampoco aparecieron jamás en sus notas. Y, pese a que Provenzano no era partidario del extremo ruido que producían los asesinatos, la mafia mató, y bastante, durante la época de su dirección.
Es un paseo por conceptos básicos en la visión mafiosa del mundo: el mando, la corleonesidad, la familia, la clandestinidad, la política, los sacerdotes, la mediación, el matrimonio y las normas de vida; de la vida mafiosa, claro está.
Son notas, destilaciones filosóficas mafiosas, podríamos decir, extremadamente cínicas: cuando una candidata socialista fue a dar un mitin a Villalba (100% de votos a la Democracia Cristiana, salvo cuatro sufragios emitidos por monárquicos tolerados por Don Calò Vizzini, capo local), alguien que se temía lo peor consultó con Don Calò y éste aseguró que podía realizar la arenga con toda tranquilidad; cuando llegó la hora la plaza estaba llena, banderas rojas al viento, y la respuesta del público fue entusiasta. Al acabar alguien preguntó al capo el porqué de ese gesto, y Don Calò respondió: "Primero, porque era una señora, y segundo, porque las palabras, bien mirado, se las lleva el viento". En las elecciones siguientes la DC volvía a obtener la práctica totalidad de los votos, salvo cuatro sufragios monárquicos. A los socialistas no los votó nadie.
Es un transitar por este mundo mafioso a veces terrible, a veces grotesco; un tránsito por el sistema que aspira y muchas veces consigue suplantar o sobreponerse al sistema estatal, una organización sustitutiva del estado, que rige la vida y los destinos de los que caen bajo su impuesta jurisdicción. Y es un viaje desde dentro, complementado con datos objetivos e históricos, que traslada al lector una visión completa e incisiva de una organización que, en definitiva, no hace otra cosa que secuestrar cotidiana y continuamente la libertad.

Portada i sinopsi de l'edició catalana
Portada y sinopsis de la edición castellana

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Ballet Mécanique, de Fernand Léger y Dudley Murphy

SESIÓN MATINAL

(Ballet Mécanique); 1924

Director: Fernand Léger y Dudley Murphy; Música: Georges Antheil.

He aquí un corto experimental del año 1924 en el que imágenes cotidianas forman modelos abstractos o se "sincronizan" con la música de Georges Antheil, formando un auténtico ballet mecánico con objetos y máquinas o con repeticiones igualmente mecánicas de gestos y actitudes humanas.
Dadaísta y futurista en su concepción maquinista del arte, prefigura sin embargo al surrealismo, y no cabe duda de que influyó en los superrealistas que vendrían posteriormente, con algunas de sus imágenes que tienen su reflejo en los cortos de Dalí y Buñuel.

Aquí lo tienen, íntegro:

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Jazz Porque Sí: Sonny Stitt en el Hi-Hat de Boston

Una actuación del gran multisaxofonista Sonny Stitt como protagonista absoluto, pasando por todos los saxos que puede, uncluyendo un homenaje al gran olvidado de la cuerda, el saxo barítono, en Baritone Blues.
Un festival de uno de los grandes del jazz que demuestra su impecable técnica y su magistral improvisación. Presten atención a los comentarios del Cifu, y disfruten del jazz.


Nota para la audición: Si el reproductor de RNE fallara, cosa que sucede con demasiada frecuencia, y no se mostrara bien en su pantalla, debajo de la caja del reproductor hay una serie de enlaces. Clicando sobre el último de ellos aparecerá la pantalla de los podcasts de Jazz Porque Sí, con un reproductor que, esta vez sí, reproducirá a la perfección el programa.

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The Weird of Avoosl Wuthoqquan, de Clark Ashton Smith

En The Mammoth Book of Fantasy All-Time Greats
Robinson Publishing
Londres, 1988 [1932]

De los llamados "tres mosqueteros de Weird Tales", Clark Ashton Smith es el menos conocido (los otros dos son Robert E. Howard y Howard Phillips Lovecraft), pero el más admirado por los otros dos mosqueteros.
Las razones de este desconocimiento son que nunca escribió novelas, centrándose únicamente en los relatos cortos y en la poesía, y ésta es la segunda razón, porque Smith se consideraba un poeta, y a ello dedicó la mayoría de sus esfuerzos, tanto en la composición como en la traducción.
Y sin embargo es una opinión más o menos unánime que Clark Ashton Smith  fue el mejor escritor de género de su generación, el más literario, una opinión que yo personalmente extiendo (dándole la razón en su visión de sí mismo) a sus poemas fantásticos, un género difícil y escaso.
Influenciada por Lord Dunsany, su ficción, igualmente barroca pero tremendamente personal, es simplemente única, y si hay temas y tonos que resultan familiares en sus relatos es porque sus amigos y colegas Howard y Lovecraft los adoptaron con alegría y la reverencia que se le debe a un maestro y los incorporaron a sus propios escritos (como los escenarios exóticos y ancestrales de Howard, o como el sentido de un horror más allá de lo concebible que tanto cautivó a Lovecraft).
La Condenación de Avoosl Wuthoqquan ("weird" tiene también la acepción de destino, pero no ignorado, sino claramente macabro o maldito) es un relato típico de Smith y, también típicamente, aunque su argumento puede parecer trillado, el estilo en el que está escrito y el ambiente al que la prosa de Smith nos transporta es lo que lo hace diferente.
Avoosl Wuthoqquan es un usurero, un prestamista, y está a punto de cometer una de sus habituales exacciones: un extranjero con prisas quiere venderle dos fabulosas esmeraldas, que Avoosl, presionando contra el reloj y regocijándose en su interior, pagará a un precio ridículo. Ya a solas con su botín, las esmeraldas empiezan a rodar y se ponen en marcha, saliendo de la ciudad. Avoosl, tan avaro como imprudente, las sigue hasta llegar a una cueva repleta de gemas tan fabulosas o más que aquellas que ha perseguido. Lástima que la cueva tenga un habitante. Y que éste no sea humano.
Como digo, no es tanto la trama como leerla (no: escucharla) es esa prosa rica y poética, con su ritmo medido y su vocabulario extravagante que te transporta a un mundo extraño donde lo extemporáneo se hace cotidiano.
No es corriente tropezarse con los cuentos de Clark Ashton Smith. Los dos volúmenes que publicó en castellano editorial Edaf hace décadas siguen siendo los más cotizados en el mercado especializado, precisamente por su escasez, dado que nadie que los tenga se desprende de ellos, pero también porque Clark Ashton Smith es un escritor al que, una vez se le conoce, se le aprecia de inmediato.

Texto en castellano de The Weird of Avoosl Wuthoqquan

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Gil Blas de Santillana, de Alain René Lesage

(Histoire de Gil Blas de Santillane)
Ed. Mateu, col. Juvenil Cadete
Barcelona, c. 1955 [1715-1747]

La novela picaresca a la francesa, es decir, la novela antipicaresca. Cierto que la edad de oro de la picaresca española ya hacía casi un siglo que había quedado atrás, cierto que el paradigma intelectual avanzaba a marchas forzadas hacia la ilustración, pero ¿por qué la literatura francesa, que tan poca atención había prestado a la picaresca (o por lo menos poca que mereciera la pena mencionarse) escogió ese tema en la obra de Lesage? ¿Y no para reproducirla, sino para domesticarla y acabar convirtiéndola en novela cortesana? Lo desconocemos.
Porque picaresca es. Situada en España, narra las aventuras del joven Gil Blas desde su salida de Cantabria hasta su retiro en las cercanías de Valencia, y en su periplo vital se cruzará con bandidos, malos médicos, abogados de pacotilla, fuleros nobles sicilianos, estafadores de toda calaña, hasta que el protagonista se sitúe como secretario de Alfonso Pérez, valido de Felipe III y, tras su caída en desgracia, recupere la condición de hombre de confianza del Conde-Duque de Olivares bajo el reinado de Felipe IV. Todos los escenarios del pícaro están presentes, con una diferencia fundamental, y es que Gil Blas es, salvo unas pocas caídas de las que se redime, un hombre honesto, y más modelo de cotrtesanos que truhán afortunado. 
Ciero es que la literatura francesa tenía su propia obsesión con la corte (lo más cerca que estuvo del pícaro fue en algunos personajes de las obras de Molière), y que en el ADN literario de Lesage no figuraron los modos que ennoblecieron los usos del Lazarillo o del Buscón, y que en Francia se vivió una cierta obsesión española, que se muestra en Racine o Molière. Pero aún así esta obsesión por transitar por este mundo sin entrar en él es curiosa.
Para un lector español, el Gil Blas es una permanente contradicción. Todos los elementos que hubieran podido conducir a la fugura del pícaro (ambientes, situaciones, personajes) están ahí, pero a última hora el autor elige no ponerlos en marcha. Para el lector español todo ello tiene un aire de impostura, de asunto irreal. La deriva hacia la novela cortesana no es más que una solución a la francesa ante una situación irresoluble si se quería preservar la inocencia y honestidad del protagonista.
Si esto es así, ¿por qué hay que comentarla? Pues porque tuvo un éxito tremendo, tanto que uno de los más famosos folletines que surgió en el siglo XIX llevaba como título "Gil Blas"; y porque prefigura las españoladas que tan en boga estuvieron en Francia en el siglo XIX, y que uno cree que se basaban más en lo que los viajeros franceses esperaban ver que en lo que realmente veían de España. El Gil Blas es un antecedente tan irreal como estas, pero tiene la ventaja de darnos el retrato de cómo los franceses nos veían a principios del siglo XVIII.

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El Key Club de Ed Luby, de Kurt Vonnegut

(Ed Luby's Key Club)
En Mire al Pajarito (Look at the Birdie) 
Ed. Sexto Piso
Madrid, 2010 [?]
Ilustraciones del autor
Tras la muerte de Vonnegut en 2007 ha aparecido esta colección póstuma Mire al Pajarito [y queda una por aparecer, ya editada en Estados Unidos, While Mortals Sleep], con relatos en diversos estilos e intenciones.
De ellos, escojo este El Key Club de Ed Luby por ser una especie de thriller hitchcockiano, algo inusual en Vonnegut, pero que aprovecha para tratar uno de esos temas recurrentes en el autor, como es la indefensión del individuo frente a un poder que, por lo general, puede ser arbitrario y despótico en extremo.
Un matrimonio va a celebrar su aniversario de boda al restaurante de Ed Luby, como es su costumbre año tras año. Allí hallan la puerta cerrada y, al llamar, se encuentran con que Ed Luby se ha convertido en todo un personaje y su restaurante en un club exclusivo, del que son echados de malos modos. Al intervenir cuando presencian la agrsión a una mujer por parte de uno de los miembros de este Club de la Llave, se introducen en una pesadilla en la que todas las pruebas son manipuladas en su contra, acusado el marido de asesinato y la esposa de encubrimiento, todo ello provocado por el mafioso Luby y sus influyentes amigos de "su" club, desde el alcalde a los jueces y jefes de policía.
Insisto en que el tema es hitchcockiano. Desde Falso Culpable a Con la Muerte en los Talones, por ejemplo, el maestro del suspense visitó este argumento en el que el individuo se ve superado por las circunstancias y una maquinaria social deshumanizada. Qu (también como sucede en Hitchcock) el relato tenga un final feliz es lo de menos. Lo importante en este relato es la angustia que provoca, algo que no es de extrañar cuando se trata de la pluma de un grande como fue Vonnegut; y una característica que lo hace propio de la ficción vonnegutiana, una minucia dentro del argumento, pero en la que se reconoce al autor sin ninguna duda: la extrema crueldad con la que es tratado el matrimonio nada más empezar el relato, una crueldad que no tiene que ver con el hecho criminal, sino con la simple relación humana. Ese desprecio profundo para con el prójimo, contra el que Vonnegut luchó en toda su obra, está tan bien reflejado (y es tan real) que es angustioso por sí mismo. El relato podría detenerse allí y quedaría completo como un pequeño ítem más de la ficción de Vonnegut.
Como en este blog se consideranlos relatos como entidades independientes, me he centrado en este por ser uno de los más impresionantes y violentamente representativo de su autor, pero no quisiera dejar de referirme a la colección en sí.
Primero, porque es un legado que no se repetirá. La muerte nos ha privado de un escritor único, y por ello esta colección es un amargo regalo, pero regalo al fin, que completa el mundo del autor. Segundo, porque como en toda colección hay altos y bajos, cuentos mejores y peores, meras anécdotas y relatos que bien podrían haber sido desarrollados en novelas; no es un encuadernados de esbozos, obras incompletas o desechos; por el contrario, y opinara lo que opinara Vonnegut sobre sus bondades, se trata de relatos poliédricos, sorprendentes por su variedad, pero que son perfectamente integrables en el estilo y universo de su autor, en una obra que es necesario conservar y conocer.

Portada y sinopsis

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London Can Take It, de Harry Watt

SESIÓN MATINAL

(London Can Take It); 1940

Director: Harry Watt; Guión: Quentin Reynolds.

Un documental fundamental en la historia del cine, aunque sólo fuera porque sus imágenes conmovieron de tal manera a la sociedad americana que se considera que ayudó y mucho a decantar a la población estadounidense en favor de la intervención en la Segunda Guerra Mundial.
Poco más se puede decir de Londres Puede Soportarlo. Producido por el Ministerio de Información británico, el periodista americano Quentin Reynolds mostraba al mundo en general y a los Estados Unidos en particular lo que era el blitz, los bombardeos de la Luftwaffe sobre Londres. Una obra maestra cinematográfica, lograda con su montaje y el puro impacto de las imágenes en tan sólo nueve minutos.
Aquí tienen este documental en su integridad:

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Jazz Porque Sí: Benny Goodman en Bruselas

Con respecto a Benny Goodman sucede que la sombra de su inmortal e histórico concierto en el Carnegie Hall de 1938 es muy alargada. Les ruego se olviden de ese concierto (es difícil, ya lo sé) y disfruten de la mejor orquesta swing de la historia, por lo menos a mi gusto. Sí, Ellington creó una música propia; Basie, un sonido distintivo y una orquesta que siempre funcionó como un reloj; pero Goodman siempre fue el más jazzy de todos, con elegancia, estilo impecable, pero con una cierta anarquía permitida en sus solistas que les dió un aura de frescura. Y siempre con un ritmo intensísimo y presente.
En este concierto, arrancado con ese himno de la orquesta que era el Don't Be That Way y seguido por Sing, Sing, Sing tenemos a la banda funcionando a la perfección, con un Goodman de solos únicos que demuestran que fue uno de los grandes clarinetistas del jazz. Un programa hecho para disfrute del público, y que con ese objetivo lo cumple con creces.


Nota para la audición: Si el reproductor de RNE fallara, cosa que sucede con demasiada frecuencia, y no se mostrara bien en su pantalla, debajo de la caja del reproductor hay una serie de enlaces. Clicando sobre el último de ellos aparecerá la pantalla de los podcasts de Jazz Porque Sí, con un reproductor que, esta vez sí, reproducirá a la perfección el programa.

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Haunted, de Joyce Carol Oates

En Demons & Dreams. The Best Fantasy and Horror 1
Legend / Century Hutchinson
Londres, 1989 [1987]
Ed. por Ellen Datlow y Terri Windling

La excelente Joyce Carol Oates, permanente candidata al Nobel de litartura, como buena escritora criada en Nueva Inglaterra, ha heredado el gusto por lo que algunos críticos han denominado el "Nuevo Gótico Americano", y dentro de su extensa y variada producción lo frecuenta en novelas y relatos, como en este "Encantada".
Puesto que el relato se centra en una serie de casas abandonadas hasta llegar a una que puede realmente (realmente en la ficción del relato, claro; y realmente queriendo decir no sólo en la mente de los protagonistas) estar encantada, el título parece apropiado. Pero conforme se avanza en la lectura, uno tiene la impresión de que el adjetivo se refiere más a una de las niñas protagonistas que a la casa en sí.
En realidad el núcleo central del relato se encuentra en una frase supuestamente inocente situada en el centro de la narración: «Éranse una vez dos princesitas, dos hermanas, que hacían cosas prohibidas». No son hermanas carnales, pero Melissa y Mary Lou son amigas del alma. Peculiares, eso sí. Una bonita y una que se considera fea; una tímida, la otra descarada; una prudente, la otra osada.
A partir de este tono de cuento infantil, sin embargo Oates crea una pequeña joya de la angustia. Joyce Carol Oates anda por los tonos literarios con toda naturalidad y dominio; entiende muy bien que todo cuento infantil, con su suspensión de la incredulidad que su forma impone, es un instrumento muy potente que, bajo la superficie aparente de ligereza, esconde un fondo de inquietud.
Con este convencimiento Oates escribe una historia basada en una pura atmósfera creciente, una de culpa y castigo, que abraza tanto la inquietud como el remordimiento, el paso de la infancia a la adolescencia, el recuerdo y la visión de los tiempos pasados. Y el miedo, claro. Sin ser un relato pirotécnico, la autora sabe imbuirlo de tensión hasta que la inquietud se instala en la mente del lector. Que es otra de las muchas cosas que pretende y consigue esta narración.

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Seta, de Alessandro Baricco

Rizzoli, col. Biblioteca Universale Rizzoli La Scala
Milán, 199914 [1996]

Existe edición castellana publicada por editorial Anagrama.

Al respecto de Seda, Pietro Citati dice: "En la mañana en la que escribió Seda, Alessandro Baricoo imaginó que toda la literatura del mundo hubiese desparecido... Como Flaubert, quería escribir 'un libro hecho de la nada'..."
Es una evidente exageración. No podemos saber en qué pensaba Baricco cuando escribía Seda ni sus lecturas anteriores, ni si se pudo abstraer de éstas; pero lo cierto es que ex novo o referenciada, Seda tiene reminiscencias. Al mismo Flaubert, por ejemplo; o a las ficciones orientalizantes que tan de moda estaban en la época y su inmediata posterior en que se sitúa la novela, 1860 y aledaños. Pero me parece a mí que las bondades de la novela (en realidad novela corta) de Baricco no hay que buscarlas en esta supuesta originalidad. Al fin y al cabo la literatura es un río que fluye, y tiene muchos aportes que se pueden obviar o no, pero ni una cosa ni otra es un mérito en sí mismo.
Es marrar el objetivo, porque este relato tiene otras cosas que lo hacen notable. Su historia es la de un hombre, cuyo oficio es el de conseguir en el medio oriente los huevos de gusano de seda que alimentan a la industria sedera de Lavilledieu. Cuando los huevos conseguidos por este medio fracasan en su casi totalidad debido a una epidemia, se plantea la necesidad de que Hervé Joncour viaje a Japón para conseguir huevos sanos. En Japón, Hervé conocerá (vislumbrará apenas) a una mujer que le fascinará y hará que, año tras año, aun cuando no haga falta, regrese al Japón para seguir lo que podríamos definir como un cortejo enormemente dilatado en el tiempo y en extremo pausado, puesto que se basa en un contacto fugaz de unos pocos días, a veces unos pocos instantes, cada año. El final, que puede sorprender o no al lector, lo dejaremos en la sombra.
Baricco trata un universal, como es el deseo de aquello que parece inalcanzable y la poca consideración que el ser humano presta a aquello que ya posee. El mérito es hacerlo oscilando continuamente de la exaltación a la conformidad y luego a la añoranza para volver de nuevo a la exaltación, y hacerlo con un lenguaje contenido pero emocional, que hace que el lector acompañe a Hervé compartiendo la tensión narrativa. Lo apoya, además, en una estructura aliterativa, que marca los ritmos y las transiciones como si del estribillo de un poema se tratara, y que la emparenta con la prosa poética, una forma que se adapta a la perfección a la historia.
Seda es una obra curiosa, muy agradable, muy bien escrita, que sin ser una obra maestra para nada es obviable, y cuya lectura aporta una satisfacción emocional y humana que el lector no tiene por menos que agradecer.

Portada y sinopsis de la edición italiana
Portada y sinopsis de la edición española

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Los Conspiradores, de Jorge Ibargüengoitia

Publicada en México en 1982 como Los Pasos de López
Ed. Argos Vergara, col. Las Cuatro Estaciones
Barcelona, 1981 [1981]

Desde que descubrí los escritos del malogrado Jorge Ibargüengoitia no pierdo ocasión de frecuentarlos. Y conforme más conozco su obra, más me gusta y más la recomiendo.
Los Conspiradores es una peculiar novela histórica. Peculiar porque desconozco si el "Grito de Ajetreo" es un hecho histórico o no (y tanto da). Y porque el enfoque con el que se trata el hecho es ciertamente personal.
Pongamos orden: la novela trata sobre un grupo de conspiradores en el México de 1810 que se conjuran para proclamar la independencia, someter a las tropas coloniales y avanzar sobre la capital provincial para, provocando el levantamiento por el ejemplo, hacer que la insurrección en el virreinato sea general.
Pero Ibargüengoitia decide renunciar a toda épica desde el principio. No es que lo haga para centrarse en las personalidades de los conspiradores, o para tomar distancia sobre un hecho que resultará en fracaso (el sentimiento de catástrofe inminente que domina toda la conspiración es permanente), sino más bien para optar por una postura que ni se centra en el gran hecho ni en la minucia particular. Ibargüengoitia parece más preocupado por el clima moral que domina a los conspiradores. Empezando por el del protagonista, el oficial de artillería Matías Chandón, que entra en la conspiración un poco como aquel que se hace socio del casino local, hasta la del padre Domingo Periñón, idealista, sí, pero también preocupado porque alguien se le adelante en dar el Grito; quiere ser el primero, gane o pierda. Junto a ellos una serie de tipos que componen un cuadro de la burguesía autóctona de México.
La distancia narrativa que Ibargüengoitia se impone siempre es la de la ironía, como pueden haber intuido. No se trata de buscar héroes ni de encontrar villanos. Cada uno es lo que es y como es, tan ridículo o sublime en su vida cotidiana como en los grandes hechos. Por descontado, esa lectura es de doble dirección: tan pequeños son los protagonistas de la historia como grandes son sus pequeñas miserias vitales. Los grandes sucesos están tan sometidos al azar y a la mezquindad como un matrimonio o un destino militar.
Y en ese distanciamiento, en esa ironía aguda pero con un toque de cercanía y familiaridad, alejada de la ampulosidad y falsa trascendencia, es la que marca un relato curioso, íntimo y dramático pero con una amarga comicidad a veces, un relato que vuelve a mostrar a uno de los grandes narradores hispanos, desaparecido demasiado pronto.

Portada y sinopsis de la edición mexicana

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Desafío Total, de Paul Verhoeven

SESIÓN MATINAL

(Total Recall); 1990

Director: Paul Verhoeven; Guión: Ronald Shushett, Dan O'Bannon, Gary Goldman,  basado en el relato We Can Remember It for You Wholesale [Podemos Recordarlo Todo para Usted], de Philip K. Dick; Intérpretes: Arnold Scharzenegger (Douglas Quaid/Hauser), Rachel Ticotin (Melina), Sharon Stone (Lori), Ronny Cox (Vilos Cohaagen), Michael Ironside (Richter), Marshall Bell (George/Kuato), Mel Johnson Jr (Benny), Michael Campion (Helm), Roy Brocksmith (Dr. Edgemar), Ray Baker (Bob McClane), Rosemary Dunsmore (Dr. Lull), Priscilla Allen (mujer gorda); Dir. de fotografía: Jost Vacano; Música: Jerry Goldsmith; Diseño de producción: William Sandell; Montaje: Frank J. Urioste.

Una película en apariencia sencilla que sin embargo tuvo un éxito tremendo en cines y que sigue cosechando buenas audiencias en sus pases por televisión. Hay varias explicaciones para esto: basada en un relato de Philip K. Dick, se puede decir que los guionistas (entre los que figuran los más que apreciables Dan O'Bannon y Gary Goldmann) supieron realizar un trabajo de marquetería eficaz y respetuoso no sólo con el argumento más comercial de Podemos Recordarlo Todo para Usted, sino que conservaron muy bien esa paranoica que es inherente a la práctica totalidad de la ficción dickiana. Un Paul Verhoeven que estaba todavía en estado de gracia cinematográfica logró una estructura trepidante pero además coherente. Una producción artística en decorados, maquillaje y efectos que acompañaba al guión. Y un Schwarzenegger que está más que correcto en lo suyo, es decir, a la hora de repartir castañas, pero que, también como siempre, chirría en todo lo demás (basta que sonría para pasar a ser el mal actor que es; sin embargo, la presencia de Schwarzy tiene una ventaja: con él en una película, el resto de actores parecen todos la familia Barrymore).
La historia de un hombre en apariencia normal que ansía viajar a Marte y que, ya que no puede hacerlo en persona, confía en una empresa de implantación de recuerdos y gracias a esa operación "recupera" una existencia pasada en la que es agente secreto en Marte es harto conocida, pero para aquellos que no la hayan visto debiera ser un buen punto de partida. Lo que sigue, es decir, la persecución que todo (y cuando digo todo, es que es todo) su entorno emprende del pobre Quaid / Hauser, y la inseguridad que siente acerca de su propia vida y su confianza en sus recuerdos es lo que hacen de esta película una destacable, con más argumento que el de la pura aventura espacial.

Tráiler:

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Jazz Porque Sí: Herbie Mann en el Village Gate

Gran concierto en directo de uno de los mejores flautistas de la historia del jazz, cuyo tramo principal de carrera pasó por los ritmos afrocaribeños, los brasileños y el funky (ojo: el funky en jazz no es lo mismo que en el pop; corre un programa del Cifu en el que lo ejemplifica perfectamente, y tal vez un día lo ponga por aquí). En este caso, y acompañado por un excelente grupo que incluye un batería y dos percusionistas, de los cuales destaco a Ray Mantilla, tenemos una actuación muy rítmica en la que mann está a sus anchas haciendo la música que más le gusta.
Me consta que Herbie Mann hace música que gusta a un gran segmento de público, y este concierto no es una excepción. Que lo disfruten.


Nota para la audición: Si el reproductor de RNE fallara, cosa que sucede con demasiada frecuencia, y no se mostrara bien en su pantalla, debajo de la caja del reproductor hay una serie de enlaces. Clicando sobre el último de ellos aparecerá la pantalla de los podcasts de Jazz Porque Sí, con un reproductor que, esta vez sí, reproducirá a la perfección el programa.

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The Women of the Wood, de Abraham Merritt

En The Mammoth Book of Fantasy All-Time Greats
Robinson Publishing
Londres, 1988 [1926]

Incluido en el Fantasy Hall of Fame, Las Mujeres del Bosque es uno de esos relatos sencillos, representativos de la época de la revista Weird Tales, en teoría poseedor de todas las características del pulp, que sin embargo ha conseguido permanecer en la mente de generaciones de lectories y sobrevivir al paso de los años y a la evolución del género fantástico.
Su argumento, insisto, es tan simple que las razones de su pervivencia hay que buscarlas en otra parte.
McKay es un exaviador de la Primera Guerra Mundial que busca reposo y paz en un pequeño lugar de la campiña. Allí se siente atraído por el paraje, en particular por sus bosques y en especial por un grupo de árboles que se le representan como unas figuras expresivas, femeninas, escoltadas por algunos de sus hermanos. De forma intuitiva, McKay percibe un sentimiento opresivo y de conflicto. Se da cuenta de que cierta gente de ese territorio está en guerra con los árboles, una guerra centenaria y generacional que se libra sin cuartel por ambos bandos. A cada día que pasa McKay se vuelve más sensible, y una noche se le aparecen las dríadas, los espíritus femeninos que habitan los árboles, que le piden su mediación con la familia que odia al bosque. McKay lo intenta, pero sin éxito, y el conflicto final llega a su clímax.
Todo muy sencillo, como digo, pero la virtud de Merritt está en su imaginería y su capacidad para desplazar lo mítico a ambientes contemporáneos. La aparición fantasmagórica de esas dríadas posee una cualidad onírica que pocas veces se ha alcanzado en semejantes descripciones, y el lector se ve introducido en una escena vívida pero brumosa, irreal pero fascinante, que tiene su contraste en la brutalidad emocional de la guerra entre árboles y hombres.
No son cosas fáciles de alcanzar literariamente, y pese a la linealidad argumental, este sostén del cuento a base de estilo es lo que ha hecho que todavía hoy el nombre de Merritt siga siendo imprescindible en cualquier historia del género fantástico.

Una traducción castellana de Las Mujeres del Bosque puede leerse en el blog El Espejo Gótico

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Noticias del mes de mayo en las plazas

Pese a que, si hacemos caso a las declaraciones, medio país estaba en París en mayo de 1968, apenas nadie ha señalado las similitudes que hay entre el glorioso 68 y este movimiento llamado "del 15-M", "Democracia Real" o "de los indignados". Tampoco nadie ha resaltado la casualidad de que ambos hayan sucedido en sendos meses de mayo.
Bueno, pues yo sí. Y el título de esta diatriba se inspira en la crónica/poema/proclama de Julio Cortázar, Noticias del Mes de Mayo, un texto que recomiendo vivamente a los acampados.
Vaya de principio mi simpatía para con ellos. No sólo por lo que les han dicho ya: que demuestran que la juventud no es pasota; que son responsables; que muestran una gran dignidad. No, además de eso, y frente a los que les alaban y agradecen su moderación (léase que no rompen cosas ni son violentos; un halago que es casi un insulto: ¿Pero con quién se figuran que tratan, y qué idea tienen de los jóvenes?), frente a eso, digo, yo lo que les agradezco es el valor.
En cuanto a insultos, los indignados ya han recibido unos cuantos. Desde melenudos (¿les suena?) a desharrapados, o perrosflauta (perros, en suma). Da igual. Hay insultos que, viniendo de quien vienen, son los mayores elogios.
Otras cosas son menos explicables. Se les acusó de no tener propuestas. ¿desde cuándo es el paciente el que tiene que proporcionar la cura? El deber de un buen paciente es el de declarar los síntomas y el de quejarse: del dolor o del maltrato. Pero también da igual, porque las propuestas ya han empezado a surgir.
Se han reído de sus lemas. Si eso es profundidad de análisis en comentaristas sesudos y oh tan correctos y ordenados, en ese caso toda indignación es lícita. Porque si creen que al mundo hay que juzgarle por sus eslóganes y no por sus ideas, quiere decir que hay que cambiar de una vez por todas de ideólogos, de publicistas y de analistas.
Se les ha dicho que no tienen ideología política concreta. ¿Les recuerdo una frase escrita en la facultad de Nanterre en mayo del 68?: «Soy marxista de la tendencia Groucho». ¿Les basta?
En Cataluña, además, les han mandado a los antidisturbios, sin duda por orden de un conseller que, después de escuchar cómo su presidente calificaba los resultados de unas elecciones municipales como un refrendo a su política de recortes sociales, y contagiado del mismo espíritu, se sintió también refrendado e imbuido de esa frase, también del mayo francés, en la que se veía a De Gaulle diciendo: «Hoy votad, que yo haré el resto». Como todo no está perdido, el Síndic de Greuges ve razones para actuar contra la actuación policial. Pero ese conseller que se pasa de frenada siempre ha dado la impresión de simpatizar con la frase de Eutanasio Rodríguez, personaje de Les Luthiers: «de no ser por nuestra incansable acción de gobierno, nuestras calles estarían llenas de pornografía, de corrupción,... ¡de gente!»
Otros esperan. A que los indignados se cansen. A que desaparezcan de las noticias. O, a las malas, a que llegue el invierno y el frío los desaloje.
Yo espero, pero otras cosas. Que no se cansen. Que generen noticias; la imaginación, si no alcanza el poder, sí puede alcanzar las páginas de los periódicos. Y frente al mal tiempo, los campus, las facultades u otros sitios más benignos están ahí y son espacios ciudadanos. La imaginación proveerá.
También espero que no surja ningún Daniel Cohn-Bendit de este movimiento. Que sigan llamándose por el nombre de pila los interlocutores con el poder y los medios. Sin duda intentarán que surjan individualidades de ese colectivo. Es una forma de domesticarlo. Pero si los partidos admiten el voto secreto pero identificado como colectivo, también tienen que admitir portavoces identificados pero anónimos, representantes de un colectivo.
Espero que la conciencia se quede en la calle. Tal vez no acampando permanentemente, que varíe su ubicación, su forma, su manifestación, pero que no desaparezca. Espero que esté mucho tiempo. Por siempre, si es necesario, hasta que se produzca un cambio de paradigmas y la democracia recupere el protagonismo frente a los políticos, la política frente a los mercados y el "hasta aquí hemos llegado" frente al "es inevitable". Hace demasiado tiempo que se ha abusado de nuestra paciencia. Es hora de utilizar esta paciencia contra los abusos. Sin caer en provocaciones, sin emplear la violencia. El pacifismo pone muy nerviosos a los totalitaristas. Es hora de que la conciencia tome las calles y desde allí las urnas, la política y la economía.
«La Inteligencia camina más que el Corazón pero no va tan lejos.» (Proverbio chino escrito en las paredes de la Sorbona, mayo de 1968.)