Los Asesinatos de Manhattan, de Douglas Preston y Lincoln Child

(The Cabinet of Curiosities)
Random House Mondadori / DeBolsillo
Barcelona, 20032 [2002]
Serie Agente Especial Pendergast nº 3

Las aventuras del agente especial Pendergast tuvieron un gran auge hace unos cuantos años, para caer del favor del público en España hoy en día, víctimas de la competencia en el mercado del best-seller, donde o triunfas o mueres.
Lástima, porque tienen unos detalles distintivos que las hacen interesantes. En primer lugar, están muy documentadas, y eso transmite un sentimiento de familiaridad con el entorno beneficioso para la credibilidad de la historia. Segundo, tienen un amor por el detalle que provoca la curiosidad del lector. Tercero, cumplen con las reglas básicas del buen best-seller (algo más difícil de encontrar de lo que parece): personajes con los que empatizar, malvados potentes, en la sombra o al descubierto, situaciones límite y un manejo extremadamente bueno de la tensión y el suspense. Y, por último, una mezcla de géneros lo bastante equilibrada como para resultar atractiva: asistimos a unos argumentos que suelen desembocar en el terror sobrenatural (o casi), pero tratados según el método policial. Un género en el que es más fácil fracasar que destacar, pero en el que los autores actúan con la adecuada contención.
Tal vez lo peor de las novelas sea precisamente su teórico protagonista, el agente especial del FBI Pendergast. Demasiado lleno de recursos, demasiado omnipotente, de una manera que puede resultar, justamente, prepotente. Pero Preston y Child también se aperciben de esto, y le dotan de una historia personal oculta que transmite una sensación de personaje torturado, de antihéroe; y además los autores se preocupan por desplazar el protagonismo. Pendergast es figura central y catalizadora, pero va acompañado de otros protagonistas (en este caso la doctora Nora Kelly), falibles, vulnerables y con los que es posible empatizar, que son quienes cohabitan en el lugar central de las investigaciones. Y a los que acompañan otros personajes auxiliares que contribuyen cada uno al argumento y tensión de la novela.
Si elijo esta Los Asesinatos de Manhattan (en realidad, El Gabinete de Curiosidades) es porque es una novela en la que Pendergast se muestra en extremo débil.
En pleno Manhattan, una constructora deja al descubierto un sótano repleto de esqueletos de adolescentes, a los que, más de ciento veinte años atrás, se les practicó una operación extraña en la base de la columna vertebral. Con el alcalde presionado por el constructor, Pendergast recurre a una arqueóloga, la doctora Nora Kelly, para que examine el yacimiento antes de que los destruyan, cosa que sucede en el término de una hora. Todo son inconvenientes. Ese sótano era parte de una casa que alojaba un gabinete de curiosidades, y el jefe de Kelly, el vicepresidente del Museo de Historia Natural, no ve con buenos ojos que la arqueóloga u otros ayuden a Pendergast en su búsqueda de pistas, ya que el Museo es el mayor depositario de los fondos de esos gabinetes. Y a Pendergast le pondrán encima un "enlace" de la policía de la ciudad, más como espía que como colaborador.
Todo ello sobre el trasfondo de que esas misteriosas operaciones estuvieran destinadas a obtener una fórmula para alargar la vida, y la posibilidad de que quien las realizó tuviera éxito y siga realizándolas. Porque empiezan a aparecer cadáveres sometidos al mismo modus operandi.
Las virtudes (y los defectos, todo hay que decirlo) apuntados anteriormente están presentes en esta novela, y sigue siendo una buena incursión en un género tan denostado (y muchas veces, tan mal hecho) como el del best-seller.

Portada y sinopsis
Página web oficial de Preston y Child (en inglés)

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2 comentarios:

Peke dijo...

A mí me encanta el personaje de Pendergast y sus novelas. Me gustó este post.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Peke:
Bienvenido a este blog.
A mí, Pendergast es un personje que me atrae mucho, principalmente porque creo que es lo que hubieran debido ser los personajes de Expediente X: con una historia detrás, en el límite entre lo natural y lo sobrenatural, algo torturados, y ciertamente actuando fuera del método policial "normal". Lástima que las editoriales españolas ya no le presten la atención debida.
Un saludo!