Días sin Huella, de Billy Wilder

SESIÓN MATINAL

(The Lost Weekend); 1945

Director: Billy Wilder; Guión: Charles Brackett, Billy Wilder, basado en la novela de Charles Jackson; Intérpretes: Ray Milland (Don Birnam), Jane Wyman (Helen St. James), Philip Terry (Wick Birnam), Howard da Silva (Nat), Frank Faylen ("Bim" Nolan); Dir. de fotografía: John F. Seitz; Música: Miklos Rozsa; Montaje: Doane Harrison.

Pocas películas causaron tanto revuelo partiendo desde la modestia de su planteamiento, y de pocas se puede decir que son tan potentes en su argumento, interpretación y visualmente como para haber perdurado sin que hayan perdido ni una sola de las cualidades que las hicieron grandes.
Estamos hablando prácticamente de un proyecto personal de Wilder; compró el libro en una estación de trenes, lo leyó en un vuelo e hizo comprar sus derechos fílmicos de inmediato. Al parecer, la Paramount no tenía ni idea de qué estaba comprando, y cuando se enteraron de que se trataba de una historia sobre un alcohólico, la cara se les puso muy larga. Otros fueron los problemas para hallar a quien interpretara el papel principal de Don Birnam. Tras numerosas negativas por parte de muchos actores, y tras muchos titubeos por parte de Ray Milland, que entonces estaba clasificado como actor de comedia, aceptó. El papel le reportó un Oscar y una interpretación que todavía hoy es recordada como de las más impactantes de la historia del cine.
La historia es teóricamente simple, si se puede llamar así al descenso a los infiernos periódico que efectúan los alcohólicos. Los días sin huella (el fin de semana perdido del que habla el título original) son los dos días en los que veremos a Don Birnam, un escritor alcohólico, entrar en diversas etapas de ese infierno personal y arruinar su vida a pedazos, defraudando a su novia, engañando a su hermano, mendigando, empeñando su máquina de escribir (es decir, la dignidad de un escritor) sólo para obtener otro trago.
Hay que ver Días sin Huella. Precisamente porque es cine, y el buen cine no se debería poder describir con palabras. Cuando vean lo audaz de la dirección de Wilder, lo bien construido de su guión, esa espléndida fotografía de las calles de Nueva York realizada por Seitz, pero sobre todo esa interpretación de Ray Milland, flanqueado por otras actuaciones no menos geniales de Howard da Silva como el barman y Frank Faylen como el enfermero de la sala de alcóholicos, cuando vean todo eso, habrán visto lo que puede llegar a hacer el cine. Obras maestras.

Tráiler:

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4 comentarios:

Libros dijo...

Otra de las grandes películas (son tantas) de Wilder. Y una de las mejores (junto a "El fuegos fatuo", de Malle) sobre el alcoholismo.
Un saludo
Leo

Lluís Salvador dijo...

Hola, Leo:
En efecto, son muchas, prácticamente toda su producción está por encima de lo notable. Tanto, que tengo que distribuirlas en el tiempo...
Y es cierto lo que dices sobre el alcoholismo y el cine. Añadiría "Días de Vino y Rosas", de Blake Edwards, aunque con un enfoque más hacia el alcoholismo "social".
Un saludo cordial!

Libros dijo...

Otra buena la de Edwards, sí. Seguiré con interés esa distribución en el tiempo ;-)
Leo

Lluís Salvador dijo...

Hola, Leo:
Ya verás como van saliendo por aquí periódicamente el resto de obra fílmica de Wilder; de hecho ya he comentado Testigo de cargo, Sunset Boulevard, En Bandeja de Plata y El Apartamento. Pero faltan, ya lo creo que faltan...
Un saludo cordial!