The Silver Key, de Howard Phillips Lovecraft

En The Mammoth Book of Fantasy All-Time Greats
Robinson Publishing
Londres, 1988 [1937]

La importancia dentro del género de terror de los Mitos de Cthulhu ha ensombrecido el hecho (ayudado por la manía de Derleth de unificar dentro de la corriente de los Mitos toda la obra de Lovecraft, lo que ha aumentado la confusión) de que Howard Phillips Lovecraft no se limitó a los relatos de sus dioses arquetípicos y primordiales.
Existen relatos puros de terror clásico, como Las Ratas en las Paredes; y existen una serie de relatos, que se agrupan en el llamado Ciclo de Randolph carter, que más que terroríficos, navegan por la fantasía dunsaniana por su onirismo.
Es el caso de este La Llave de Plata, un relato extraño en tanto que no se centra en estos territorios oníricos, sino en la búsqueda de los mismos desde "nuestro" mundo, transitado por un Randolph Carter que, habiendo perdido la capacidad de soñar, se esfuerza por recuperarla y regresar a un mundo mucho más apasionante.
«Cuando Randolph Carter cumplió los treinta perdió la llave del portal de los sueños.» Así se inicia este relato que mantiene su objeto principal, esta tierra onírica, secuestrado del lector durante la casi totalidad de sus páginas.
carter ya no visita esos reinos perdidos, de modo que intenta conformar su posición en el mundo, sin resultado. El mundo real es contradictorio, vulgar, ilógico, básico y terrenal. Ninguna ciudad puede competir con aquellas que atravesó en sus sueños, el viajar no es sino una burla de sus travesías oníricas. La Primera Guerra Mundial, en la que sirve en la Legión Extranjera Francesa, es algo sin épica ni heroísmo, un asunto sucio en un mundo gris. Y así, empezará a retraerse en su casa, y a buscar de nuevo la entrada a ese país perdido.
Una entrada que, en un sueño en el que se le aparece su abuelo, puede abrirse mediante una llave de plata.
Esta búsqueda representa el motor del relato, hasta que Randolph carter y los lectores llegamos al unísono a un sorprendente final.
No hay mucho más, pero tampoco menos, y no es poco. Lo onírico o es terrorífico o es maravilloso. En este caso, como sucede con los relatos del maestro Lord Dunsany, es lo segundo, y Lovecraft toca con acierto un registro suave y poético, yendo más allá que su maestro británico, y haciendo que, entre los muchos sobrenombres que le aplicaron, uno de los más apropiados fuera el de "soñador".

Texto en castellano de La Llave de Plata en el blog El Espejo Gótico
Texto en inglés de The Silver Key

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