Las Sirenas de Titán, de Kurt Vonnegut

(The Sirens of Titan)
Eds. Minotauro / Booket
Barcelona, 2004 [1959]
 
Las Sirenas de Titán es una de las primeras obras de Vonnegut, una declaradamente de ciencia-ficción y una que, tal vez por ser primeriza, acumula ideas y conceptos de tal manera que no existe una lectura unívoca.
Si hacemos caso a la contraportada, uno de los protagonistas de la novela, Winston Niles Rumfoord, vive dentro de una singularidad espaciotemporal que permite obtener visiones del pasado, el presente y el futuro. Esto llevará a Rumfoord a poder crear (mediante una elaborada manipulación de hechos y una gigantesca conspiración) a la creación de una religión unificada universal, la del Dios Indiferente.
Es bastante para una novela, pero Vonnegut aboca muchos más conceptos. Aparte del teísmo y la manipulación, está el valor del individuo frente a las grandes maquinaciones del "bien común"; o la creación de una sociedad igualitaria desde abajo, en la que los más ágiles tienen que llevar pesos para no "avergonzar" a los que son más lentos, o llevar gafas deformantes para así afearse y no destacar, o renunciar a la educación para no ser más listos que sus congéneres. Entre otras muchas ideas.
Todo ello prefigura los temas futuros de Vonnegut, que tratará con mayor detalle (y mayor esponjamiento) en obras posteriores, sin que esta condensación disminuya el efecto de la reflexión. Esta novela no es negligible, y mucho menos mala. En primer lugar, porque históricamente representó el descubrimiento de una voz nueva, en el género y fuera de él, que se atrevía a hacer unas propuestas de reflexión más que profundas. En segundo, porque las realizaba con ese humor, entre negro y cínico, que constituyó una auténtica marca de fábrica de su autor y le dio una voz inimitable y personal. Tercero, porque representó un grito, continuado durante muchos años, de reivindicación de la bondad del individuo y de la importancia de, si no el amor al prójimo, sí de la amabilidad para con él, y la necesidad de la resistencia ante las grandes ideas que muchas veces consideran que sólo existen dos clases de personas, las sacrificables y las que no. Y que esa clasificación es injusta de por sí.
La sociedad es un lugar terrible en el que estar, nos dice Vonnegut. Y por sociedad Vonnegut entendía ya la reunión de dos personas. En ese momento, el ser humano ejerce una relación de dominio que por fuerza es cruel. Nunca se cansó de repetir que la bondad y el respeto eran los valores que nos hacían mejores y, en último término, nos redimían. Nunca dio esa batalla por perdida, aunque jamás cayó en la ingenuidad de creer que esa aunténtica revolución fuera posible hasta sus últimas consecuencias. Pero ejercerla a nivel individual es algo que, si bien no va a hacer el mundo mejor, sí nos hará más dignos.

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2 comentarios:

mario skan dijo...

Esta novela de Kurt Vonnegut me dejó de una pieza. Las otras están copadas, son como una especie de burla a lo tarantino, pero ésta y tal vez por haber leído antes madre noche, matadero 5 y Galápagos, me agarró de sopetón. Siempre la recomiendo a pesar de haber entendido el 30% de la historia, creo.

saludos

Lluís Salvador dijo...

Hola, Mario:
Tienes razón. Es muy densa en el aspecto de que acumula conceptos, argumentos e ideas. Todo y lo satisfactoria que es, Vonnegut debió repensar y decidió en obras posteriores ser más calmado y expresar esos conceptos en más de una obra (y, de paso, así creó ese universo propio y recurrente, con Kilgore Trout, Karabekian, los Rosewater, etc.). Pero buena parte de sus ideas poseteriores están en esta novela, y desde luego todos los méritos de Vonnegut, también: el humor, el humanismo, la desesperación, la idea de que somos manipulados... Puede que desconcierte, pero desde luego es pieza del corpus Vonnegut.
Un saludo cordial!